La calificadora canandiense DBRS publicó este jueves un nuevo reporte sobre los aspectos positivos y negativos para la calificación de Uruguay de cara a las próximas elecciones de octubre.
En enero pasado DBRS mantuvo a Uruguay en una calificación en BBB (low) con tendencia estable, lo que implica un escalón por encima del grado inversor.
La agencia expresó en su nuevo reporte que de cara a las elecciones de octubre, Uruguay enfrenta dos desafíos económicos fundamentales: un crecimiento débil y un déficit fiscal en aumento.
En ese sentido, indicó que la elección en Uruguay no representa un riesgo para los pilares básicos de la política macroeconómica, más allá de cuál sea la fuerza política que resulte ganadora. Sin embargo, el reporte señaló que la interrogante gira en torno a si el próximo gobierno podrá formar una coalición en el parlamento que sea capaz de aprobar leyes, algunas “con medidas potencialmente impopulares” y enfrentar los desafíos del país.
Según indicó, el país requiere un ajuste fiscal de aproximadamente uno o dos puntos porcentuales del PIB, pero implementarlo es complicado por la rigidez de gran parte del gasto público. Para DBRS, la consolidación de las cuentas fiscales puede depender de una combinación de control estricto del gasto y medidas para aumentar ingresos. También señaló la necesidad de que se procese una reforma en el sistema de seguridad social.
Por otro lado, la agencia canadiense señaló que la nota de deuda podría bajarse si la inacción de la política en los próximos años lleva a un deterioro en la dinámica de la deuda pública.
En tanto, consideró que la calificación podría ser mejorada si el próximo gobierno implementa un plan de reducción del déficit que frene la trayectoria del gasto público y apruebe reformas que permitan revitalizar el crecimiento.
El rojo de las cuentas públicas se ubicó en abril en 4,8% del PIB, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y se consolida en niveles bastante superiores a la meta oficial trazada para este año de 2,8% del PIB. Varios analistas privados han reclamado al gobierno que adopte medidas para corregir la trayectoria de las cuentas públicas este año y no esperar hasta marzo de 2020 cuando asuma la próxima administración.
El año pasado, la calificadora Fitch, una de las "tres grandes" (junto a Moody's y Standard & Poor´s) puso la nota de la deuda soberana uruguaya con perspectiva negativa, lo que puede implicar la pérdida del grado inversor, ya que con esta agencia apenas se está un escalón por encima del mínimo. Sin embargo, desde la propia agencia reconocieron a El Observador hace dos semanas como difícil que se puedan tomar medidas en un año electoral.
"Lo clave para nosotros será en qué plazo y en qué nivel se va a estabilizar (o no) el ratio deuda/PIB. Eso dependerá del plan de ajuste fiscal del próximo gobierno y su factibilidad, y también del nivel del déficit que hereda. Un mayor déficit inicial aumenta el esfuerzo necesario para estabilizar la deuda, y por ende los riesgos a la calificación”, había explicado el analista de Fitch Todd Martínez.
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