Personajes > RELATO

Calu Rivero relata su versión de los abusos de Juan Darthés en su libro

Poner título aquí se publica en marzo, y en él la actriz argentina recuerda los episodios de abuso del actor exiliado en Brasil
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27 de febrero de 2019 a las 10:09

Todo empezó en el living de Intrusos, cuando en marzo de 2018 la actriz argentina Calu Rivero se presentó en el programa para desarrollar algo que había denunciado unos meses antes en las redes sociales: que durante el rodaje de la novela Dulce Amor en 2012, había sufrido episodios de abuso de Juan Darthés. Fue el primer paso de un camino en el que se fueron sumando más denuncias de otras actrices como Ángela Torres y Thelma Fardin, y que acabó con el actor exiliado en Brasil junto a su familia, y en la lista negra de los productores argentinos.

Un año después de eso, el próximo 1° de marzo, se publica en Argentina el libro Poner título aquí, firmado por Rivero, y que se trata de una colección de recuerdos de la actriz de 31 años, en los que habla de su infancia, de su familia, de su carrera, y también del episodio con Darthés, sobre el que elabora y relata más detalles. 

"No era ficción, me estaba sucediendo en realidad", se titula el fragmento del libro en el que relata su versión de lo sucedido en el rodaje de Dulce Amor. "Era todavía más joven de lo que soy ahora y, por cierto, mucho más ingenua. Vivía la actuación como una aventura, un juego, más que como una profesión. Era una actriz-esponja que todo lo absorbía y lo hacía carne, y eso me volvía especialmente vulnerable", escribe la actriz en un adelanto publicado por el diario Clarín. 

La actriz pone en contexto las diferencias y el vínculo entre los dos intérpretes y sus personajes en la serie: "Mi personaje en aquella tira televisiva encarnaba una lista de estereotipos femeninos: la bella, la seductora, la histérica, la calculadora, la sensual peligrosa. Del otro lado estaba el galán, el arrogante, el macho proveedor, viril, desmesurado. Era una historia de pasiones y de amor, pero un amor también estereotipado. Él era un actor ya consagrado, varón y mucho más grande que yo, en edad y en contextura. Era su enésimo protagónico. Entre nosotros había una situación claramente asimétrica, tanto en experiencia como en poder y en relaciones con el medio en el que trabajábamos".

Y luego, sin dar grandes detalles del episodio, explica que fue lo ocurrido que la llevó a pensar que estaba ante una situación de abuso, y que no se trataba de algo vinculado a los personajes que interpretaban. "Recuerdo la primera acción que me paralizó ante el exceso. Intenté justificarlo, comprenderlo como un impulso de seducción que mi compañero no podía controlar. Traté de distraerme, de pensar en otra cosa, pero la angustia, el vacío y el dolor se instalaron en mí y se hicieron cada vez más intensos", relató Rivero en el libro. "Expresé a mi compañero mi incomodidad, lo hablé... Pero nada cambiaba. Escena tras escena, el exceso se repetía. El malestar y la angustia crecían en mí y mientras más crecían, más paralizada me quedaba. Era una sensación de vértigo constante, de miedo y espanto, pero al mismo tiempo de no querer soltar ni alejarme de eso a lo que me había comprometido, eso que me había prometido ser mi sueño, mi oportunidad, mi lugar, mi forma de vida. Dolorosamente comprobaba que lo que invisibilizaba ese exceso -a para mí ya tan evidente como doloroso- a los ojos de los demás, eran esas realidades paralelas tejidas en torno a los personajes y adjudicadas a la persona de los actores".

Hasta que en un momento sintió el impulso de contar lo que ocurría, pero durante un tiempo "lo que siguió fue la burla, la incomprensión y la soledad". "En la mayoría de los medios escuché opiniones que me atribuían a mí las características del personaje que representaba y para el que me habían contratado. Mientras, comprobaba azorada que, en el caso de mi partenaire, el límite entre su persona y los atributos de su personaje estaba claro, no se confundía. Nadie, o casi nadie, parecía advertir que era justamente valiéndose de esos atributos, escudándose en ellos, que justificaba sus excesos. Era él quien estaba confundido, o más bien fundido con su personaje. Pero esa fusión lo hacía un monstruo opresor para mí, Calu, no para mi personaje".

Hasta que años después, volvió a contarlo, y esta vez la situación fue diferente. Así como sucedió en Hollywood con casos sistemáticos de acoso y abuso, en Argentina también se realizaron una serie de denuncias de alto perfil contra figuras del mundo del espectáculo. La de Rivero fue una de las primeras contra Darthés, a las que a lo largo de 2018 se sumaron otras, con la de Thelma Fardin como la más importante, ya que fue la que lo acusó de violación cuando ella era menor de edad. 

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