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Cancilleres del Mercosur se reunirán el 22 de abril y Uruguay presentará propuesta de flexibilización
Casi un mes después del chisporroteo entre el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou y el argentino Alberto Fernández por el rol del Mercosur, los cuatro cancilleres del bloque volverán a reunirse de forma virtual junto a sus respectivos ministros de Economía. Y la posible flexibilización del organismo, tan ansiada por el gobierno de Lacalle Pou, estará entre los temas del orden del día.
El canciller argentino Felipe Solá convocó para el 22 de abril a un encuentro del Consejo del Mercado Común (CMC) y Uruguay –que había planteado en su momento citar a ese órgano para antes de la reunión del 26 de marzo en la que se conmemoraron los 30 años del bloque– aprovechará esa instancia para presentar una propuesta formal y concreta de flexibilización, uno de los puntos centrales en la agenda de inserción exterior del gobierno de coalición.
La convocatoria al CMC –uno de los tres órgano decisores del Mercosur– ya había sido solicitada por el canciller uruguayo Francisco Bustillo en la última reunión virtual de cancilleres, que tuvo lugar el 15 de diciembre del año pasado. En ese entonces los cancilleres "acordaron realizar una reunión extraordinaria a nivel de cancilleres y ministros de economía en el marco del ejercicio de reflexión de cara al aniversario de los 30 años del Mercosur", según consta en el acta de la reunión.
Esta semana Bustillo envió una nota a Solá reclamando esa instancia para discutir la flexibilización. La Cancillería argentina envió este martes formalmente la invitación a ese ámbito. Si bien la carta no hace mención a la "flexibilización" solicitada por Uruguay, plantea que en el encuentro se discutirán los temas principales en la agenda comercial, según fuentes de Cancillería.
Sacar el "corset"
En la última reunión de presidentes, el 26 de marzo, Lacalle Pou insistió una vez más en la necesidad de permitirle a cada socio avanzar con "distintas velocidades" en sus respectivas agendas comerciales, pero obtuvo la reprimenda de Alberto Fernández, quien recriminó que el uruguayo se refiriera al Mercosur como un "lastre".
"Si somos una carga, que tomen otro barco", afirmó el presidente argentino, quien luego dijo en una entrevista con C5N que, a su entender, su par uruguayo "se destempló y fue poco educado".
Lacalle Pou, que ratificó sus dichos y señaló que fueron en línea con lo planteado cara a cara a todos los mandatarios del bloque, pretende que Uruguay pueda avanzar en negociaciones bilaterales con otros países, sin necesidad de pasar por el filtro y los intereses no siempre coincidentes del Mercosur. Para ello, en el gobierno consideran que ante todo se precisa un "consenso político" que permita al gobierno acelerar las tratativas con otros mercados sin temor a represalias de sus socios.
Tal como informó El Observador a fines de marzo, la Cancillería trabaja desde hace meses en una "propuesta concreta", que según informaron fuentes del gobierno pretende ser una "hoja de ruta" con distintos "escenarios" de flexibilización y una descripción de las "diferentes velocidades" que se podrían acordar entre los países.
Uruguay ya tiene estudiados diversos mercados en los cuales pretendería avanzar de forma bilateral y fuentes del gobierno explicaron que una forma de instrumentar la flexibilización reclamada por Uruguay podría ser que cada país indique los mercados en los que pretende pisar el acelerador y llegar luego a una nómina de consenso entre los socios.
En los últimos meses, el gobierno de Lacalle Pou obtuvo el respaldo explícito de Brasil en su afán de conseguir la flexibilización del bloque. De hecho, en la última cumbre del 26 de marzo, Brasil acompañó a Uruguay en su negativa a firmar una declaración conjunta que no incluyera un ítem específico instando a avanzar en la flexibilización.
De todos modos, el interés principal del socio más grande del Mercosur es la reducción del Arancel Externo Común (AEC), el tributo que pagan varios productos importados desde fuera del bloque. Uruguay se ha mostrado afín a revisar el AEC aunque no es su prioridad. Argentina, el socio más reticente a avalar las negociaciones bilaterales que pretenden Lacalle Pou y el gobierno de Bolsonaro, coincide con Brasil en la búsqueda de reducción del arancel.
Jorge Neme, secretario de Relaciones Económicas y mano derecha del canciller Felipe Solá, dijo al portal Ámbito que Argentina presentará el 22 de abril una "propuesta de modificación del arancel externo común" con "una rebaja promedio del 10,5% sobre los valores vigentes”.
Sobre el reclamo de Lacalle Pou, Neme dijo que "Uruguay no especificó en qué consiste" la flexibilización, y puso ciertos reparos a la idea. "No tenemos un solo documento de propuesta de su parte. Este es el peor momento en mucho tiempo para plantear una flexibilización lisa y llana. Los países y las regiones están cerradas, muy protegidas, observando qué consecuencias tiene la pandemia. Actualmente muchos estados imponen barreras sanitarias, cuotas, múltiples medidas", afirmó.
Consultado sobre cuál será la propuesta argentina en ese punto, Neme dijo que el gobierno de Fernández está "dispuesto a iniciar una serie de negociaciones", y que insistirá "en abrir muy fuerte la relación con el resto de los países de Sudamérica y Centroamérica". "Hay mucho para avanzar en la región para aumentar las exportaciones de los bienes con valor agregado. También vamos a insistir con la necesidad de sumar como socio pleno del bloque a Bolivia", añadió.
A la resistencia argentina, principal obstáculo para las intenciones del gobierno de Lacalle Pou, se sumó también en los últimos días el alejamiento del canciller brasileño Ernesto Araújo, quien había sido hasta ahora un principal aliado de Uruguay en su afán de flexibilización. Araújo había entablado una buena relación con el canciller uruguayo Francisco Bustillo. Ambos intercambiaron varios mensajes y llamados en los últimos meses acercando posiciones previo a la cumbre del 26 de marzo, y parte de esas tratativas llevaron a que, por ejemplo, tanto Uruguay como Brasil se negaran a firmar la declaración conjunta en caso de que no hubiera mención a la flexibilización, como finalmente ocurrió.
En las últimas semanas, de hecho, Araújo había sido de las voces más contundentes en Brasil respecto a la necesidad de revisar la resolución 32/2000, cuya interpretación extendida indica que los acuerdos comerciales deben negociarse en conjunto y no de forma individual.
En lugar de Araújo, Bolsonaro designó a Carlos Alberto Franco França, un diplomático con rango de embajador que hasta ahora se desempeñaba como asesor presidencial, pero que nunca estuvo al frente de ninguna representación en el extranjero. França integró los equipos de las embajadas de Brasil en Bolivia, Paraguay y Estados Unidos, y es descrito por sus colegas como "un profesional tranquilo y ponderado", pero con una carrera "de bajo perfil" en Itamaraty y sin experiencia conocida en la formulación de política exterior, según consigna Folha de San Pablo.
Este martes, en su discurso de asunción, el nuevo canciller de Brasil se limitó a decir que el Mercosur "representa una etapa constructiva de integración" con los países vecinos, y que "es necesario ir más allá, abriendo nuevas oportunidades".
