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Capitalismo sin lágrimas

El capitalismo realmente existente se aparta mucho tanto del ideal liberal como del muy diferente ideal conservador.
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20 de septiembre de 2021 a las 05:02

El Dr. Ramón Díaz (1926-2017), principal exponente del liberalismo en el Uruguay, escribió alguna vez que el sistema económico de nuestro país era un “capitalismo sin lágrimas”. Por su parte, el comunicador y político conservador estadounidense Stephen K. Bannon, partidario de un capitalismo no liberal, ha dicho que el sistema económico de su país es una mezcla de socialismo para los muy pobres y para los muy ricos y una lucha darwinista por la supervivencia para todos los demás. Se puede coincidir o discrepar con ambos, pero hay hechos importantes que tienden a sostener sus afirmaciones.

 Se suele pensar en los capitalistas como personas emprendedoras que arriesgan su capital en negocios que pueden salir bien o mal, beneficiándolos o perjudicándolos según su resultado. Sin embargo, en la práctica con frecuencia los capitalistas son personas que aumentan su fortuna arriesgando poco. A continuación indicaré tres ejemplos correspondientes al Uruguay.

1. Inversiones en las empresas privadas de energía eólica. En dos entrevistas concedidas este año a El Observador, un Director de UTE confirmó que, en sus contratos con esas empresas, UTE se comprometió a comprarles a un muy buen precio durante 20 años toda la energía eléctrica que produzcan, ya sea que la necesite o no. (*1) Análogamente, se anunció que UTE comprará a UPM energía que no necesita. (*2) Me pregunto si es legal que el Estado compre algo que no necesita o pague por algo que no recibe. Ciertamente ese es un negocio muy seguro para los inversores en cuestión, pero perjudicial para los demás ciudadanos.  

2. Generosos beneficios fiscales a muchas inversiones. La búsqueda de la captación de inversiones se ha convertido en una especie de competencia entre gobiernos nacionales y locales para ver qué país o región ofrece más privilegios a los inversores potenciales. La concesión de grandes beneficios fiscales mitiga bastante el riesgo de los inversores, a fin de que éstos tengan una certeza razonable de que van a ganar dinero. Ese tipo de concesiones es una admisión implícita de que bajo las reglas aplicables a los ciudadanos y las empresas comunes es difícil invertir y hacer buenos negocios. El camino más justo sería bajar el costo del Estado y los impuestos para todos. Por cada millón de pesos de impuestos exonerados a determinadas inversiones o empresas (como las localizadas en zonas francas) los uruguayos de a pie debemos pagar un millón de pesos más de impuestos. La suma total de esos beneficios fiscales es un monto enorme, que representa un buen porcentaje del PBI. Imaginen cómo mejoraría la economía de las familias uruguayas si se las liberara de la carga tributaria de, por ejemplo, la mitad de ese monto.

3. Salvataje de empresas. Una de las reglas de oro del capitalismo es que, si existe verdadera competencia, a la larga las empresas demasiado ineficientes terminan dando quiebra. Pues bien, en Uruguay históricamente distintos gobiernos realizaron grandes esfuerzos económicos para salvar a empresas fundidas. En general eso no es bueno, porque la perspectiva de un probable salvataje estatal en caso de fracaso desestimula la buena gestión empresarial. El empecinamiento del Estado uruguayo en mantener operativas a varias empresas comerciales o industriales que dan pérdidas crónicas beneficia a algunos pero perjudica a la gran mayoría de los ciudadanos.

¿Cómo es posible que se dé esta forma de capitalismo? Pese a las grandes diferencias entre Uruguay y Estados Unidos, vale la pena considerar un fenómeno estadounidense que se da cada vez más en las últimas décadas: la “puerta giratoria” entre el Gobierno, por un lado, y las grandes empresas (especialmente las de Wall Street y Silicon Valley) por otro.(*3) No pocos gobernantes estadounidenses son personas que provienen de grandes empresas, defienden sus intereses durante su estancia en el gobierno, y retornan a ese tipo de empresas después de su paso por el gobierno. Este fenómeno contribuye a explicar la creciente alianza entre el gobierno y las grandes empresas en detrimento de los ciudadanos estadounidenses comunes. Esta alianza se manifiesta en muchas políticas públicas, por ejemplo las referentes a la inmigración, el comercio internacional, la energía, el medio ambiente, la guerra y la paz, etc. Procuremos evitar que en Uruguay pase algo similar.

0) Otros escritos del autor en: https://danieliglesiasgrezes.wordpress.com.

*1) Véase:

• https://www.elobservador.com.uy/nota/director-de-ute-va-a-ser-muy-dificil-bajar-el-costo-de-la-energia-los-duenos-de-la-pelota-son-los-productores-privados--20213172080

https://www.elobservador.com.uy/nota/exportacion-de-energia-esta-subsidiando-a-empresas-y-ciudadanos-argentinos-dijo-director-de-ute-20213225038

*2) Véase: https://www.iciforestal.com.uy/uruguay/22306-ute-le-comprara-a-upm-energia-que-no-necesita

*3) Véase por ejemplo:

https://www.businessinsider.com/wall-street-washington-revolving-door-2011-4

https://www.citizen.org/article/big-tech-lobbying-update

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