Te contamos algunas razones por las cuales no es conveniente que tu hija u hijo adolescente salga de casa sin haber comido o tomado algo al menos. El hábito del desayuno es importante en todas las etapas de la vida pero especialmente durante la niñez y la adolescencia. ¿Por qué?
Más rendimiento intelectual
Un buen desayuno influye positivamente en el rendimiento físico e intelectual. Cuando no se desayuna bien, el adolescente puede presentar falta de energía, debilidad y menor capacidad de concentración y atención. La recomendación es, por lo tanto, realizar una comida que incluya todos los nutrientes de forma equilibrada y que sea baja en azúcares.
Control del peso corporal
Los
adolescentes que desayunan tienden a controlar mejor su peso corporal que aquellos que no lo hacen. Esto se atribuye al hecho de que la comida en la mañana despierta el metabolismo, permitiendo que los
alimentos ingeridos durante el día sean más fácilmente metabolizados. Además, los adolescentes que desayunan tienden a consumir menos calorías a lo largo del día, a hacer mejores opciones de alimentos y a ser más activos. Es durante esta etapa que la cantidad de células capaces de llenarse de grasa se multiplican; por lo tanto, es indispensable favorecer un peso saludable.
Menos deficiencia de hierro
Un estudio demostró que los adolescentes que no desayunan tienen un mayor riesgo de sufrir una deficiencia de hierro, un mineral imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo. Dentro de estos, las niñas son más propensas que los varones.
Construcción de la familia
Un desayuno en familia es una buena oportunidad para los padres de acercarse a sus hijos adolescentes. Cualquier momento es bueno para aprovechar a conectar con ellos, dialogar y apoyarlos en esta etapa tan importante de sus vidas.
Recomendaciones
Para implementar el desayuno conviene dejarlo previsto del día anterior, organizar la cocina, con una bandeja, plato, taza y lo que pueda ser necesario.
Favorecer un buen descanso, de al menos ocho horas para facilitar la gestión en la mañana.
Incluir al menos un lácteo, fruta y cereal, pan, galleta, torta o tostada en un solo momento o repartido entre el desayuno y los recreos del liceo.
Considerar que los recreos en el liceo son de cinco minutos, así que las porciones tienen que ser chicas y fáciles de
comer.
¡Es un hábito indispensable y vale la pena hacer el esfuerzo! l