La mujer de esta historia ingresó el sábado en una clínica privada de Resistencia, la capital de la provincia del Chaco en el noreste argentino, y al día siguiente, cuando su hija fue a visitarla, estaba muerta. O eso le dijeron a la hija.
Un paro cardiorrespiratorio fue indicado como la causa del la muerte, según cuenta el diario El Liberal.
A la hija le entregaron el acta de defunción para que pudiera iniciar los trámites consiguientes y preparar la despedida de su madre.
El velatorio se realizó con la presencia de los familiares más cercanos y por un tiempo reducido, como indican las medidas epidemiólogicas derivadas de la protección en la pandemia por covid-19.
Cuando la hija se acercó al ataúd para el último adiós, un momento antes de la cremacíón, percibió tras el vidrio que cubría una parte del féretro que su madre respiraba, que estaba viva, como relata Noticiero 9 de Mendoza.
Los minutos siguientes fueron de alta tensión, nervios y desesperación. Hasta que lograron abrir el ataúd y pudieron confirmar los signos vitales de la mujer, que de inmediato fue trasladada a la clínica privada donde la habían dado por muerta.
Los familiares de la mujer procedieron también, impactados por lo que habían presenciado –un milagro sí, pero también un grave caso de mala praxis médica– a denunciar a la clínica y a los médicos responsables ante la fiscalía de turno, a cargo de Ana María de Pacce.
El acta de defunción del sanatorio tenía mal los datos de la paciente, no indicaba la causa de la muerte y carecía de firma y sello de algún profesional o de la clínica. El documento había sido entregado a la sala crematoria y luego a los familiares.
El comisario Alejandro Domínguez dijo que la hija de la mujer sufrió “una conmoción muy grande”, según recoge Infobae.