El sábado, los pasajeros que llegaban provenientes de Europa al aeropuerto de Chicago debían esperar un promedio de cinco horas antes de pasar el chequeo por parte de las autoridades de inmigración. Esta vez las preguntas eran más sobre el estado de salud del viajero y no sobre su nacionalidad, profesión, o razones del viaje. En todos los demás aeropuertos internacionales de la nación norteña la situación era la misma.
Las filas eran interminables y todos estaban hacinados, como animales en el matadero. Uno encima del otro. Si el plan era que las posibilidades de contagio aumentaran, la efectividad del operativo era absoluta. El que se considera el país más poderoso del mundo, ha dejado en evidencia que una pandemia lo atrapó en camiseta, muy mal preparado para enfrentar el tremendo desafío que pone en riesgo a su población.
Mientras tanto, los supermercados de ese país, que se caracterizan por estar abiertos las 24 horas, como Wal-Mart, Kroger, Publix y HEB, han reducido su horario laboral de 6 de la mañana a 8 de la noche porque los estantes quedan vacíos a las pocas horas que abren.
La ola de desesperación ha llevado a los estadounidenses a comportarse como una horda en estado de pánico, la cual cree que llenando la alacena de su hogar de latas de atún estará más segura, en caso de que la situación se agrave. Algunos supermercados debieron cerrar sus puertas por haber sido vaciados por los consumidores en las últimas 72 horas.
El gobierno, de Donald Trump para abajo, afirma que todos pueden estar seguros que no habrá situación de caos, y que la cadena alimenticia no sufrirá las consecuencias del inesperado embate de las circunstancias. El público está tan nervioso como pasajeros de un avión en medio de una feroz turbulencia. Todos tienen la misma pregunta: ¿hasta cuándo durará? ¿Cuántos millones se contagiarán antes de que la gráfica se revierta?
En 2017, la cadena CNN estrenó un notable documental, Unseen Enemy: Pandemic (y que volvió a emitir el sábado en la noche), que presentaba los diferentes escenarios que podría enfrentar la humanidad en caso de que una pandemia se disparara en todo el mundo y encontrara a sus habitantes muy mal preparados para enfrentarla, sin una vacuna para detenerla con prontitud.
¿Se acostumbrará la humanidad a la “nueva normalidad”, totalmente ajena a la normalidad? Es la pregunta del día, de la semana, del año. El coronavirus no ha puesto aun al mundo de rodillas, pero ha dejado en claro que está muy mal preparado para enfrentar un desafío global cuando la vida de todos está en juego.
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