"Hemos conseguido justicia para Gabriel", dijo su madre, Patricia Ramírez, después de escuchar la sentencia del jurado compuesto por siete mujeres y dos hombres que consideraron que Ana Julia Quezada mató al menor de forma "intencionada y súbita".
La justicia española empezó este lunes a juzgar la muerte de Gabriel Cruz, un niño de ocho años asesinado por su madrastra dominicana, para entonces, febrero de 2018, pareja del padre del menor, Ángel Cruz.
El proceso en la Audiencia Provincial de Almería (sureste) comenzó con la conformación del jurado popular y siguió con la declaración de Ana Julia Quezada, quien ya había confesado los hechos durante la investigación.
La acusada llego esposada al tribunal y en medio de un fuerte despliegue de seguridad.
Mientras la fiscalía, a cargo de Elena Fernández, entendía el crimen como un asesinato con alevosía y reclamaba la pena máxima posible. Esta condena, incluida en el código penal español en 2015, supone un mínimo de 25 años de encarcelamiento prolongables de forma ilimitada si el reo no muestra señales de haberse rehabilitado.
La defensa calificaba el suceso como un homicidio imprudente.
El jurado, que deliberó durante 26 horas en una pequeña habitación de la Audiencia Provincial, como cuenta el diario El País, llegó a una decisión unánime. Aunque negó que Quezada actuara con ensañamiento, aumentando de forma deliberada el dolor del niño. También han rechazado como circunstancia atenuante que actuara bajo los efectos de ansiolíticos, como alegaba su defensa, y se han opuesto a la suspensión de la ejecución de la pena y a una posible petición de indulto.
La madre de Gabriel se sentó en la primera fila de la audiencia, sin dejar de llorar y moverse, apunta el periódico madrileño. Al terminar la sesión, fue arropada por un grupo de ciudadanos que se acercaron a mostrarle su apoyo.
Gabriel Cruz desapareció el 27 de febrero de 2018 en la pequeña población de Las Hortichuelas, a pocos kilómetros de las paradisíacas playas del Cabo de Gata de Almería, después de haber estado en casa de su abuela.
Durante doce días se desplegó un dispositivo de búsqueda del pequeño, hijo único de padres separados, cuyo cadáver finalmente se encontró en el maletero del coche de Quezada con síntomas de haber sido asfixiado, según la documentación judicial.
Los investigadores sospecharon de la madrastra después de que fuera ella quien encontrara una camiseta del niño a cuatro kilómetros de donde desapareció, en una zona que ya había sido batida en dos ocasiones.
El comandante de la Guardia Civil en Almería Juan Jesús Reina la describió en 2018 como "una persona con una frialdad máxima (...) posesiva, egocéntrica" y "bastante manipuladora".
Si la desaparición del pequeño Gabriel y la desesperación de sus padres conmovió España, el presunto papel de su madrastra despertó coléricas reacciones contra ella.
Fuentes: AFP, El País de Madrid
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