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Cuál es el vínculo entre la cafeína y un corazón enfermo

La cafeína sube la secreción de la principal hormona productora de estrés en el cuerpo, el cortisol; un flujo constante puede ocasionar distintos padecimientos
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25 de noviembre de 2018 a las 05:00

Jane E. Brody, New York Times News Service

Cuando mi hermano se acercaba al final de una recuperación tranquila y rápida de una reciente operación de baipás a corazón abierto debido a un bloqueo del 80% en la arteria más importante del corazón, retomó un hábito de muchos años: beber muchas tazas de café cargado al día. Me opuse, pero él insistió en que la cafeína no lo afectaba, es decir, no le impedía dormir. Sin embargo, cuando me percaté de la facilidad con que se molestaba o irritaba por situaciones menores muchas veces en un día, decidí investigar qué se sabe sobre los efectos de tener tanta cafeína en el cuerpo y si podría contribuir al padecimiento de efectos perjudiciales de estrés en el corazón.


La cafeína es por mucho la droga sin receta que más se vende en EEUU, pues la consumen de manera regular unos 90 millones de adultos al día en café, té, refrescos y bebidas energéticas y en algunos medicamentos con receta y de venta libre. Las cantidades pueden variar de forma significativa. Una taza de 237 mililitros de café preparado puede contener entre 95 y 165 miligramos de cafeína, mientras que una taza de café instantáneo tiene 63 miligramos. Un café expreso de 29 mililitros tiene entre 47 y 64 miligramos; 237 mililitros de té negro, entre 25 y 48 miligramos; 237 mililitros de té verde, entre 25 y 29 miligramos; 237 mililitros de refresco de cola, entre 24 y 46 miligramos, mientras que una bebida energética de 355 mililitros puede tener hasta 300 miligramos. 


En dosis moderadas, la cafeína tiene efectos positivos para la mayoría de las personas. Es un estimulante del sistema nervioso central que aumenta el estado de alerta, alivia la fatiga y mejora la concentración y el enfoque. Para la gente que participa en actividades deportivas, puede mejorar el rendimiento. Incluso puede fomentar la pérdida de peso, pues de forma temporal elimina el apetito y provoca que el cuerpo produzca calor y energía al momento de digerir la comida. Consumido con moderación, el café incluso ha estado relacionado con la reducción del riesgo de padecer varios tipos de cáncer.


La Administración de Alimentos y Medicamentos aconseja una ingesta diaria máxima de 400 miligramos, la cantidad que tienen dos o tres tazas de café con cafeína. No obstante, ¿qué sucede si consumes seis o más tazas de café al día? Aunque no te altere el sueño, esa cantidad de cafeína se ha asociado con un ritmo cardiaco irregular, presión alta, nerviosismo, irritabilidad y ansiedad, todo lo que puede tener efectos inadecuados en la función cardiovascular.


La cafeína incrementa la secreción de la principal hormona productora de estrés en el cuerpo, el cortisol, mejor conocido por provocar una respuesta instintiva cuando percibes una amenaza o una crisis. Cuando el hipotálamo y la glándula pituitaria estimulan las glándulas suprarrenales, estas producen cortisol, el cual desvía otras funciones corporales a fin de que haya una respuesta pronta y eficaz ante el estrés o el peligro. Una sacudida repentina de cortisol provoca un aumento en la presión arterial, en la velocidad del ritmo cardiaco y en el nivel de energía. 


Un flujo constante de demasiado cortisol puede dar como resultado una variedad de problemas de salud, entre ellos ansiedad, depresión, problemas de memoria, concentración y sueño, aumento de peso y enfermedades cardiacas.


Aunque las respuestas del cortisol a la cafeína son reducidas en gente que lo consume todos los días, no se eliminan. En un informe publicado en 2005 en la revista Psychosomatic Medicine, el equipo dirigido por William R. Lovallo, experto en estrés del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Oklahoma, concluyó que “las elevaciones crónicas de la secreción de cortisol podrían tener consecuencias en la salud a largo plazo”.


Entre los posibles efectos perjudiciales que enlistó el equipo se encuentran una serie de respuestas alteradas del sistema inmunitario y del sistema nervioso central, déficits de la memoria y cambios cerebrales en el funcionamiento del lóbulo frontal y del sistema límbico involucrados en factores críticos como la resolución de problemas, el juicio, la motivación, la atención, la memoria, el aprendizaje, las emociones y la empatía.


Para la gente que está en riesgo de padecer una enfermedad cardiaca, tal vez el efecto adverso más grave del consumo excesivo de cafeína es su capacidad de elevar la presión arterial. Como lo informó el equipo de Lovallo, “la ingesta diaria de cafeína no erradica la respuesta de la presión arterial a la cafeína”, incluso en hombres y mujeres jóvenes y saludables.

La Administración de Alimentos y Medicamentos aconseja una ingesta diaria máxima de 400 miligramos de cafeína, la cantidad que tienen dos o tres tazas de café común



Otros estudios han demostrado que, en gente con hipertensión o que está en riesgo de desarrollarla, las respuestas del cortisol a la cafeína son exageradas. En un primer estudio, Lovallo y sus colegas encontraron que “los hipertensos limítrofes y las personas que tienen un historial familiar positivo tienen respuestas más rápidas y prolongadas del cortisol a la cafeína que las personas de bajo riesgo”.


En un estudio de 2012 hecho en el Reino Unido con 466 hombres y mujeres saludables de un promedio de 62 años de edad, sin antecedentes o señales de enfermedades coronarias, se encontró que en el 40% de los sujetos que reaccionaron a una tarea estresante con un aumento significativo del cortisol se incrementaron de manera importante los depósitos de calcio en las arterias coronarias en el transcurso de tres años. Los altos niveles de calcio están asociados con una mayor cantidad de placa arterial y un mayor riesgo de infarto. 
Incluso en una muestra de mujeres jóvenes y saludables, los investigadores encontraron que había una relación entre el aumento de la presión sanguínea por estrés y un incremento del 24% en la probabilidad de desarrollar depósitos de calcio en las arterias coronarias 13 años después.


Así que, como sucede con la mayoría de las cosas buenas de la vida, con la cafeína, la moderación es la clave para maximizar los beneficios y al mismo tiempo minimizar los riesgos. 

Cantidades

Una taza de 237 mililitros de café preparado puede contener entre 95 y 165 miligramos de cafeína. Una taza de café instantáneo  tiene 63 miligramos. Un café espresso de 29 mililitros tiene entre 47 y 64 miligramos. 

Una taza de té negro puede contener entre 25 y 48 miligramos; mientras que una taza de té verde, entre 25 y 29 miligramos de cafeína.  

Un vaso de 237 mililitros de refresco de cola puede contener entre 24 y 46 miligramos de cafeína. 

Una bebida  energética de 355 mililitros puede tener hasta 300 miligramos de cafeína. 
 

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