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Cuatro uruguayos unidos por el fracaso constante

El mundo de los videos, una serie hilarante sobre uno de los últimos videoclubes
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27 de noviembre de 2017 a las 05:00
Testarudos y románticos. Así definió a los videoclubes el realizador Matías Ganz en una entrevista con El Observador publicada el mes pasado. Testarudos, porque el progreso asegura que ya no son necesarios; románticos, porque entrar en ellos es abstraerse a una época en la que uno repasaba estanterías, buscaba clásicos o descubría aventuras nuevas. Los conceptos se ajustan a estos negocios en extinción, que salpican algunos barrios de Montevideo y el interior y que parecen rehusarse a aceptar que el final llegó.

Hoy, una persona tiene dos formas de experimentar su testarudez o su romanticismo: una es yendo directamente al videoclub más cercano a su casa, si es que todavía existe alguno en el barrio. La otra es entrar a YouTube y buscar El mundo de los videos (o en su defecto prender el televisor el jueves a las 23.30 y poner TV Ciudad).

La serie, que se estrenó a mediados de octubre en el canal público, está firmada por Ganz y Rodrigo Lappado, dos realizadores locales que habían comenzado a planearla cuatro años antes de su estreno. Con el aporte de un premio FONA (Fondo para el Fomento y el Desarrollo de la Producción Audiovisual Nacional), ambos comenzaron a rodar en 2015. Dos años después, el mundo que pensaron llegó a la pantalla.

En cinco episodios de media hora, El mundo de los videos retrata el día a día de uno de los últimos videoclubes que quedan en Montevideo. La cámara sigue a los protagonistas principales de esta historia en todo momento, algo que se justifica por estar rodada bajo el estilo de falso documental.

Ojos de videotape
Néstor Guzzini, Roberto Suárez y Diego Bello protagonizan El mundo de los videos
Néstor Guzzini, Roberto Suárez y Diego Bello protagonizan El mundo de los videos

La rutina de El mundo de los videos se narra a través de cuatro personajes disímiles y entrañables. Héctor (Nestor Guzzini), un cínico que vive en una peluquería y fracasa de manera continua en sus relaciones y en sus recomendaciones cinéfilas; Jaime (Diego Bello), un compañero callado y taciturno con un costado secreto; Willy (Gabriel Bauer), el dueño obsesionado con la plata y continuamente preocupado por la bancarrota; y Ricardo (Roberto Suárez), un pseudointelectual al que no le gusta trabajar y solo pasa por el video a cobrar su sueldo e insultarse con los demás.

Estos cuatro personajes chocan en un sinfín de situaciones absurdas, que en general apuntan a reflotar un negocio que, menos para Willy, está totalmente muerto. Es así que surgen estrategias hilarantes, como abrir una sección de películas porno en plena era de internet, hacer una fiesta de "camaradería" en un turbio club de bochas o negociar con inmigrantes coreanos.


Lo más destacable de El mundo de los videos, y lo que conecta más con el espectador, es que se respira autenticidad, tanto en su pequeño universo de películas y afiches como en sus protagonistas. La comicidad parte de esa microrrealidad uruguaya, que se siente familiar en cada uno de los episodios. Y la familiaridad parte justamente de identificar que esos cuatro personajes son un reflejo del fracaso al que se usualmente se asocia al uruguayo promedio, a su grisura y a su clásico "acá, tirando".

Lo que fortalece a la ficción, además, es que en medio de la comedia y el absurdo hay lugar para otros sentimientos que se esconden en estos cuatro hombres muy diferentes. Allí aparecen los problemas de Héctor para relacionarse con Jaime, quién siempre ve la mejor opción para él aunque no lo quiera escuchar; también la soledad de Ricardo y su búsqueda por encajar en el extraño esquema humano del videoclub.

Para quienes estén aburridos de la industrialización de las series, El mundo de los videos es una opción más que recomendable. También para aquellos que recuerden los ratos entre las estanterías del videoclub eligiendo esa película para la tarde del domingo. Y sobre todo para quienes quieran pasar dos horas y media disfrutando de una historia bien contada.

Destaques

Guzzini y Suárez
Héctor y Ricardo son personajes tan diferentes como atrayentes; los más hilarantes de la ficción

La brevedad
Que la serie solo dure dos horas y media en total es una jugada perfecta. Dura lo que tiene que durar.

La música
Por la serie pasan temas de varias bandas nacionales, como Buenos Muchachos y Eté & Los Problems.

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