Un reducido grupo de un colmado cine Plaza lo aclamaba de pie: “¡Se siente, se siente, Martínez presidente!”. Era 2008 y algunas voces ya visualizaban a Daniel Martínez como una alternativa electoral para el Frente Amplio. El exsindicalista, sin embargo, se llevaría en ese momento un golpe que lo dejaría al borde del nocaut y frustraría no solo una remota posibilidad de ser presidente sino también sus aspiraciones de competir por la Intendencia de Montevideo. Diez años después, Martínez tiene revancha. El Congreso que le cortó la ilusión hace una década lo proclamó el pasado domingo como uno de los cuatro precandidatos a la presidencia para un cuarto gobierno del Frente Amplio. Aunque las encuestas lo dan como favorito en la interna oficialista, insiste en que “los pingos se ven adentro de la cancha” y es cauto a la hora de hablar de los pasados gobiernos de izquierda y sus competidores. Hace diez años se quedó sin la Presidencia y sin la Intendencia. Ahora recibe a El Observador en su despacho del gobierno municipal y habla de lo que haría si mudara su escritorio a la Torre Ejecutiva.
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