Secciones
Mercados
Últimas
Clima
.
Yo soy el que no está, editado por Banda Oriental en 2019, había sido un primer indicio de que Fidel Sclavo, además de ser uno de los artistas visuales uruguayos más reconocidos, también podía escribir y hacerlo realmente bien. Zurcidor, su aporte a la colección Discos de Estuario, fue la confirmación. Con una delicadeza que parece asemejarse a los trazos finos de sus obras pictóricas, Sclavo pinta para el lector la imagen que tiene de Eduardo Darnauchans, el cantautor, en su cabeza. Y es una imagen que, por supuesto, es única: ambos fueron muy amigos, ambos transitaron el pasaje de Tacuarembó a Montevideo, y ambos se abocaron a la producción artística en busca de la belleza y la alegría. Justamente, esta es una de las principales reivindicaciones que el autor hace en el libro: según Sclavo el Darno guardaba muchas alegrías y ganas de vivir a pesar de que sus canciones, usualmente catalogadas como “depresivas”, parecieran decir lo contrario. Zurcidor, que toma el nombre del disco homónimo del músico y para el que Sclavo diseñó la portada, es un retrato excelente y cercano de un artista uruguayo del que todavía quedan aristas por descubrir. Y es, también, el abrazo de un amigo que extraña, que siente y que recuerda.
La historia de William Shakespeare tiene muchos huecos y suposiciones, misterios que van desde su relación con Anne Hathaway, su esposa, hasta la verdadera autoría de sus obras clásicas. Sin embargo, uno de los grandes “agujeros” narrativos en su vida es la muerte de uno de sus hijos, Hamnet, y su posible vinculación con el príncipe danés que lleva casi el mismo nombre y protagoniza una de las obras más encumbradas del bardo inglés. Con la poca información disponible, la irlandesa Maggie O’Farrell construyó una novela prodigiosa, centrada en la figura de la madre de Hamnet –aquí mencionada como Agnes–, que resulta ser a la postre uno de los mejores personajes literarios del año. El vínculo con la naturaleza, el peso de la muerte, una epidemia de peste y una mujer que debe cargar con una familia en ascuas le dan forma a este relato luminoso y atrapante que merece y se hace un lugar en esta lista.
Trabajar las palabras con cuidado da sus frutos, y el escritor estadounidense Ted Chiang parece saberlo mejor que nadie. Él escribe lento, publica poco, y cuando lo hace rompe los moldes –o los fisura, por lo menos– de la ciencia ficción, el género en el que se inscribe. Exhalación es su segundo libro de relatos, que llega después de que Hollywood adaptara uno de sus cuentos, La historia de tu vida, y lo convirtiera en una película genial: La llegada, de Denis Villeneuve. En este nuevo tomo, Chiang continúa explorando algunas de las preguntas más acuciantes que como sociedad y frente a un mundo tecnológico que avanza a pasos imposibles de seguir, nos estamos planteando. ¿Hasta qué punto existe el libre albedrío? ¿Qué responsabilidad ética tenemos frente a la creación de inteligencia artificial? ¿Qué pasaría si los recuerdos dejaran de estar teñidos por la nostalgia y pudiéramos revisarlos como un archivo cada vez que quisiéramos? Chiang escribe con ecos borgeanos, saluda a Philip K. Dick y a Úrsula K. Le Guin y se despacha con una obra monumental que abre preguntas que desestabilizan las certezas y que flotan durante semanas.
Es el gran éxito de las letras hispanas del 2021, aunque se publicó originalmente el año pasado. La filóloga Irene Vallejo todavía no entiende cómo fue que su ensayo sobre el origen de los libros en la Antigüedad, un volúmen destinado a la divulgación y a, quizás, permanecer en las estanterías de los lectores más interesados en este tema, llegó a convertirse en una bomba mundial traducido a cientos de idiomas. Lo cierto es que Vallejo debería saber que se mandó un librazo, y que lo hizo con una narración atrapante, un caudal de erudición destacable al que sin embargo no es difícil seguirle el tranco, y que además mantiene el espíritu de las grandes novelas de aventuras, esas en las que un puñado de elegidos debía salvaguardar, por ejemplo, el bienestar de un tesoro determinado. En este caso, la misión es la preservación del libro a través de los tiempos, en medio de incendios, reyes destructores, rechazo de clase y muchos obstáculos más. El libro sobrevivió, llegó a nuestros días, tiene una historia fascinante y Vallejo la cuenta mejor que nadie en este ensayo memorable y de colección.
La memoria es algo complejo. Difícil de agarrar, de capturar, de hincarle el diente. Nos puede traicionar. Y se necesita un mecanismo adecuado para darle forma y dominarla. El uruguayo Damián González Bertolino (El increíble Springer, Herodes) encontró el suyo: las palabras. Para alguien que se sirve de ellas a diario –como escritor, lector y docente–, el ejercicio resulta automático, pero no por ello sencillo. ¿Cuáles son las palabras que le dieron forma al mundo, que me hicieron habitarlo y entenderlo? Eso es lo que se pregunta él en este recorrido por sus raíces familiares, por su vínculo con el barrio Kennedy de Punta del Este, con el Club de Golf y los bares. Ahí, siempre, están las palabras: tapón, cotolengo, cualquiera que funcione como caja de pandora a experiencias vitales que le dan forma a la persona que González Bertolino es hoy. El origen de las palabras discurre así entre personajes inolvidables, explosiones en mansiones abandonadas, charlas impensadas mientras se afirma la pelota de golf en el tee y un amor profundo por el acto de contar y contarse.
El primer libro de Inés Bortagaray estaba perdido. Ahora tendré que matarte se editó por primera vez en 2001 en la colección Flexes Terpines de la editorial Cauce, y era imposible conseguirlo. Pero veinte años después de su publicación original, la editorial independiente Fardo lo trajo de vuelta a las estanterías en una edición que además incorpora textos nuevos en un apartado que se titula Amores primeros. En la novela, Bortagaray aparece con un registro más experimental, todavía fresco de la época en la que concurría a los talleres de Mario Levrero, pero es una parada obligada para aquellos que ya transitaron las páginas de Prontos, listos, ya y Cuántas aventuras nos aguardan, sus últimas publicaciones. Además, la coda de tres cuentos recientes es un cierre ideal para esta valiosa recuperación y un buen bocado para quienes esperan más de una autora que publica poco, pero cuando lo hace deja huella.
Nadie escribe en Uruguay como Gustavo Espinosa. Aunque, en realidad, habría que hacer una aclaración: nadie escribe en general como Espinosa, y son pocos, además, los que se atreven a llegar a los límites que él alcanza. Después de los más “amables” Las arañas de Marte, Carlota podrida y Todo termina aquí, el olimareño se zambulle en un barroquismo que se emparenta más con su primera novela, la impenetrable China es un frasco de fetos, y regala una suerte de híbrido literario. La galaxia Góngora es crítica, es novela, es ensayo, y es un tomo que posee dos partes bien diferenciadas: la historia de un poeta de Treinta y Tres que vuelve a su pueblo después de fracasar en Montevideo –Evergisto Richar Cuenca, un personaje memorable–, y luego el poema que este escribe en medio de febriles y delirantes ataques de inspiración, y que le rinde honor a la obra de Don Luis de Góngora y Argote. La novela es inusual hasta para Espinosa, pero se afirma en paisajes reconocibles para los seguidores del autor, redobla la apuesta de su universo narrativo y lo afirma como el nombre más singular, y uno de los más importantes, que tenemos hoy en la literatura vernácula.
Después de Temporada de huracánes, su última y elogiada novela, Melchor se metió en la primera línea de batalla y con fuerza. Ella es hoy, junto con Valeria Luiselli y un puñado de escritores más, la cara de la literatura mexicana contemporánea. Y lo ha hecho sin esquivar el horror: para esta veracruzana, México no es una tierra amable. Hay violencia, cuerpos destrozados, almas en pena, una mitología que oscurece la realidad y bastante dolor. Páradais se esperaba con ganas y no decepcionó. Melchor examina los mecanismos de la misoginia y el machismo más recalcitrante y tóxico, pero desde la subjetividad plena de dos adolescentes que están obsesionados con su vecina. Sórdida, con una radiografía de clase afilada y con un pulso endiablado, Páradais es una novela que puede ser difícil de leer, pero que está entre lo mejor de la producción latinoamericana del año y que, como la violencia que la mexicana expone, se te mete en el cuerpo de manera inevitable.
En Los llanos hay un personaje que necesita arreglar su vida después de una ruptura dolorosa y volver a escribir; para hacerlo decide alquilar una casa bastante venida a menos en medio de un pueblo en el que no pasa nada llamado Zapiola, en donde pasará las estaciones cultivando una huerta y su espíritu. En Los llanos también hay literatura sobre la literatura, tierra seca, un vecino diligente, un escritor que no puede escribir, el tiempo que se detiene sobre los montes, secretos que se van desenrollando, una vida reconstruida y la sutileza de un autor que sabe cómo pegar latigazos con palabras certeras y bellas, que sabe cómo colgar imágenes que se agigantan con la distancia. Los llanos es una novela hermosa que te suspende en una suerte de sopor reconfortante. Desde que resultó finalista del premio Herralde de novela, no paró de ganarse premios, y todos merecidos: Federico Falco escribió uno de esos libros para recordar. Así como recuerda él, en la historia, frases como esta, de Annie Dillard: “La forma en la que uno pasa sus días es la forma en la que uno pasa la vida”.
Sara Mesa parece ir un poco más arriba con cada nueva novela. La autora española, responsable de títulos como Cicatriz o Cara de pan, sacudió a la literatura española en 2020 con Un amor, un relato que parte del exilio de una mujer a un pueblo perdido y se convierte en una madeja muy oscura y ambigua, en el límite de los sueños, y que terminó seleccionado como el mejor libro del año por varios medios de su país. En Un amor los personajes desatan tormentas internas y libran batallas contra su propia moralidad, enmarcados en un paisaje que no para de impulsar las peores decisiones y los silencios más atroces. Mesa es una especialista en retorcer el relato original y llevarlo a límites insospechados, y en esta fantástica novela le hace honor a esa costumbre con su pulso firme, seguro e implacable.
Por Juan Pablo De Marco
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Registrate gratis y seguí navegando.
¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.
Pasá de informarte a formar tu opinión.
Suscribite desde US$ 345 / mes
Elegí tu plan
Estás por alcanzar el límite de notas.
Suscribite ahora a
Te quedan 3 notas gratuitas.
Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes
Esta es tu última nota gratuita.
Se parte de desde US$ 345 / mes
Alcanzaste el límite de notas gratuitas.
Elegí tu plan y accedé sin límites.
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá