De coaliciones y coaliciones

A comienzos del año 1971 nacía la coalición de izquierdas, integrada principalmente por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), Partido Comunista, Partido Socialista, algunas personas que llegaron a formar parte del Partido Nacional y del Partido Colorado y otros pequeños partidos de izquierda.

Esta coalición se organizó alrededor de las decisiones de su “Mesa Política” que intentó ser desde sus inicios el timón que conduce y define sus posiciones.

En los siguientes años, se integraron a esta coalición partidos como el  Movimiento de Participación Popular, 26 de Marzo y otros que fueron sumándose de acuerdo a las necesidades internas, como Asamblea Uruguay y Vertiente Artiguista, entre otros.

Las características de conducta y filosofías de acción de esta coalición, fueron siempre la de respetar in totum la decisión de su Mesa Política, cerrar filas en defensa de sus representantes políticos y de la gestión que estos realizaran al frente de cualquier institución que se les confiase fuera cual fuera el resultado y en caso de ser negativo definir los argumentos de defensa que pudieran presentarse en su contra, en vez de analizar el motivo de las denuncias; el apoyar gobiernos extranjeros que se mostraran acordes a su ideología y el transmitir a sus seguidores la importancia  del acatamiento de esas conductas y filosofías de acción ya que ello llevará al cumplimiento de la meta de conseguir una sociedad “progresista” con el peso de su militancia.

Por el otro lado tenemos la coalición multicolor creada en 2019 y compuesta por el Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto, Partido Independiente y Partido de la Gente. Es una alianza política que se formó para presentarse en las elecciones de 2019 y que viendo puntos en común que los partidos que la componen tenían en sus plataformas de gobierno, se unieron no solamente para conseguir el triunfo electoral, sino también (después de triunfar en las urnas) para participar en el Poder Ejecutivo en diferentes  Ministerios y acordar votar en formar conjunta en el Parlamento, las leyes que a criterio de cada partido formaban parte de cada uno de sus programas de gobierno y que como comentaba anteriormente, coincidían con las propuestas presentadas por los programas del resto de los socios.

Hoy por tanto tenemos una coalición que nos gobierna y otra que es opositora y si bien podemos decir que existe un pluripartidismo en el Parlamento y en el gobierno, este se reduce y simplifica en dos coaliciones con fines y filosofías totalmente diferentes, con conductas y formas de actuar distintas, con visiones e historias diferentes, con experiencias y actitudes disimiles, pero principalmente con una visión de futuro de país totalmente diferente.

Tomando en cuenta lo descrito anteriormente, en el caso del Frente Amplio y como se puede constatar en forma permanente, los argumentos frente a cualquier tema que presentan y la forma de expresarlos por parte de sus dirigentes y de sus simpatizantes son similares. Podríamos decir que la aplicación de las conductas a las que hacía referencia al comienzo, revelan una actitud mas dogmática que por convencimiento, recordemos diferentes comentarios de dirigentes políticos frenteamplistas que despertaron el accionar de las masas de forma inmediata.

Vale recordar además que las leyes que se presentaron en el Parlamento durante los 15 años de gobiernos frenteamplistas, debían contar con los votos del 100% de sus parlamentarios de lo contrario podían ser tratados como rebeldes y/o traidores (como pasó con Gonzalo Mujica, Darío Pérez, Luis Almagro).

Los partidos que componen la coalición multicolor en cambio, continúan teniendo su independencia total, salvo el compromiso llevado a cabo para apoyar la aprobación de algunas leyes en el Parlamento, cada uno de ellos continúa teniendo su perfil, su historia, su directorio y el modo de tratar y solucionar sus problemas, su forma de analizar y definir los temas, sus filosofías, etc. Además, sus correligionarios tienen total libertad para decidir y comunicar abiertamente lo que está bien o lo que está mal y son abiertos a reconocer cualquier beneficio obtenido por la coalición contraria.

De hecho y de acuerdo a lo que la realidad demuestra, tomemos nota de cuantos frenteamplistas fueron o serían capaces de votar a un candidato que no sea de su coalición y cuantos de los que son o han sido simpatizantes de los partidos tradicionales han votado al Frente Amplio.

En resumen, es claro que Uruguay está dividido en dos mitades totalmente diferentes y a pesar que el gobierno actual se ha propuesto la difícil tarea de unirlas su concreción no será fácil. Y esta no debiera ser solo tarea y responsabilidad de los lideres políticos que componen cada mitad, sino también de los comunicadores y periodistas, de los educadores y formadores de opinión ya que debieran contribuir a ejercitar la razón sobre la pasión, cambiar la doctrina dogmática por la del escepticismo, que afirma que la mente humana tiene capacidad para conocer la verdad y en ese sentido concluir, como decía el filósofo George Friedrich Hegel, que la verdad es absoluta. Y si bien la verdad es una sola, pueden y deben haber diferentes puntos de vista que deberán ser analizados y discutidos con conocimiento y educación y eso hay que estimularlo, ya que eso es lo que enriquece el intelecto y la sabiduría del individuo e identifica a una sociedad libre e ilustrada. Ojalá que a pesar de ser una misión casi imposible la podamos ver plasmada en realidad.