Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > ESTRENO

Deadpool, el raro de la familia Marvel que hoy vuelve al cine

Un personaje desconocido conquistó el cine
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17 de mayo de 2018 a las 05:00
Reírse de todo y de todos. Esa es la estrategia de venta de Deadpool 2, la película de superhéroes que se ha convertido en un fenómeno completamente diferente al resto, y cuya campaña promocional es una de las más efectivas y divertidas del cine actual, donde todo es genérico, repetitivo y agotador.
El producto con el que trabajan ya es de por sí diferente. Deadpool, creado por la editorial Marvel en la década de 1990, es un personaje que es consciente de que está en un cómic, le habla directo al lector, y se burla de los clichés, convenciones y paradigmas habituales del noveno arte.

En su versión cinematográfica es igual, gracias a la interpretación de Ryan Reynolds, que se apropió del personaje y que ha apadrinado el proyecto desde sus inicios, convenciendo al estudio Fox de hacer la película, que cuenta con una calificación para mayores de 17 y que es una comedia, algo que contrasta con el tono épico y monumental de otras producciones del género, donde siempre hay risas pero todo es recio y noble. Acá hay carcajadas y autoparodia.

Y la campaña previa es igual de irreverente, estrafalaria y burlona. Y con eso ya le alcanzó para sobresalir. Poner carteles que dicen "sentate en esta parada" o "esta es la mejor parada" en las, justamente, paradas de ómnibus de Montevideo; encargarle una balada melodramática a Céline Dion (que aparece en la secuencia de presentación de la película, que imita el estilo de las de James Bond), filmar un videoclip para esa canción que incluye al personaje bailando en tacos, y aprovechar la excusa del Mundial de fútbol (algo casi impensado para una película estadounidense, donde el fútbol es un deporte secundario y la selección ni clasificó al torneo) para hacer un video promocional con David Beckham, en el que el personaje se burla de la eliminación de Holanda e Italia, son algunos de los puntos altos de la estrategia promocional.

La película es capaz también de reírse de sí misma y de otras producciones de su propio estudio. "De los creadores de El diablo viste a la moda y 27 bodas", o de "el estudio que mató a Wolverine", en referencia a la película Logan, son dos de los argumentos de venta que Deadpool 2 también ha utilizado.
También ha replicado la pintura de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel en el Vaticano, y Ryan Reynolds viajó a Corea para promocionar la película. Allí apareció vestido como unicornio en un programa de televisión, para cantar una canción en karaoke.

Porque Reynolds no ha tenido problema en reírse también de sí mismo y de sus proyectos fallidos como actor. En el video con David Beckham, el futbolista le recrimina trabajos como Linterna Verde, su fallida experiencia previa como superhéroe, sobre la que también bromea su personaje en la primera película.
La ventaja de permitirle al personaje tener vuelo propio y respetar su identidad y personalidad han sido las claves de lo que ha ocurrido con Deadpool, un personaje desconocido hasta el estreno de su primera película en 2016, salvo para aquellos conocedores del universo de los cómics de superhéroes.

A fuerza de boca a boca, de una buena película hilarante y de su campaña llamativa, aquella primera entrega se convirtió en un inesperado éxito de taquilla, garantizando una secuela y mostrando a los responsables del filme que este era el camino adecuado para vender al personaje. Este tiene una feroz competencia encarnada en Avengers: Infinity War y una avalancha de películas que apuntan a llevarse la taquilla mientras comienza la temporada de verano en el hemisferio norte (en la que se estrenan las películas de las grandes franquicias y las apuestas más fuertes a nivel de recaudación), que coincide con el invierno y las vacaciones de niños y jóvenes por estas tierras.

Y el resultado al que llevó toda esa campaña se estrena este jueves en los cines locales. Se trata de una película que ya no tiene la misma sorpresa que la primera entrega, pero que sigue siendo rupturista y con un enfoque más divertido al que se repite hasta el hartazgo en el cine actual.

Reseña: Abultada pero brillante

Deadpool 2 tiene más de todo. Más chistes, más personajes, más presupuesto, más efectos especiales, más sangre y más acción. No todo funciona, y no siempre más es mejor, pero como segunda parte, la vuelta del mercenario es eficaz, saca unas cuantas carcajadas y logra formar una historia divertida, que comienza y termina muy arriba, aunque en el medio se hace extensa y más lenta.
Al comienzo de la película, Wade Wilson (la identidad real de Deadpool), promete al público que esta será una película familiar. Y si bien no lo es a nivel de lo que se muestra, si es uno de los temas de fondo de la trama, aunque tomado con mucho humor e ironía.

Las cosas no empiezan bien para Deadpool, cuya novia Vanessa muere a manos de una pandilla de criminales en los primeros minutos. El mercenario pierde toda la voluntad de vivir, hasta que se cruza en su camino Russell Collins, un adolescente con poderes que intenta escaparse del orfanato donde es criado y torturado por el malévolo responsable de la institución.

Wilson se ve reflejado en el joven, por lo que asume la misión de protegerlo cuando aparece en escena Cable (Josh Brolin), un soldado del futuro que busca eliminar a Collins antes que se convierta en una amenaza.

En el medio de todo ese asunto, Deadpool recluta a un equipo de superhéroes. Sus viejos colegas de la primera película aparecen de nuevo, y otros personajes periféricos asoman continuamente, lo que recarga a la película de tramas y de papeles, lo que la hacen caótica hasta que la escena se limpia sobre el final.

Lo que si funcionan continuamente son los chistes, tanto los que genera la narrativa como los que el personaje hace sobre las situaciones que protagoniza, de otras películas del cine de superhéroes actual, o con referencias a la cultura popular (de hecho, los subtítulos alteran algunos chistes para hacerlos más cercanos culturalmente).

Y si bien queda la sensación de que es una gran broma para ser entendida mejor por los amantes del género y del personaje, cualquiera la pasa bien con el hombre del traje rojo y negro.

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