El torso del hombre apareció el 21 de abril

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Del narcotráfico a la violencia de género: los casos de descuartizamientos en Uruguay

Los conocedores del panorama criminal señalan que hubo un incremento en las últimas décadas
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09 de mayo de 2022 a las 05:01

Primero, el agua trajo consigo un torso. La semana siguiente, un pescador halló una cabeza. El caso llamó la atención de la opinión pública y de los medios, que prácticamente televisaron la aparición del brazo y la pierna que aparecieron después en la Rambla de Montevideo.

Por este caso se condenó a una persona por haber encubierto el crimen y la fiscal de Homicidios de 3er Turno, Adriana Edelman, aún trabaja para encontrar a los responsables, pero desde la Fiscalía confirmaron que se trata de un evento vinculado al narcotráfico. Al condenado se lo vio en cámaras de videovigilancia junto a otra persona, una madrugada, trasladando el cuerpo en un carro de supermercado. La víctima, de 55 años, había sido golpeado y herido con un arma blanca. Tenía tres antecedentes penales, añadieron a El Observador desde el Ministerio del Interior. 

Pero más allá de los detalles y la persecusión de este crimen particular, el descubrimiento en serie de partes desmembradas de un mismo cuerpo trajo consigo la pregunta de qué tan frecuente es que algo así suceda en Uruguay y si se trata de una señal de un mayor grado de violencia en la sociedad, en línea con lo que han advertido protagonistas del sistema judicial y político.

Un fiscal que trabajó en la materia –y prefirió no ser nombrado– señaló que los descuartizamientos en el país datan desde, por lo menos, la década del 70, pero apuntó que en los últimos 20 años incrementaron producto de la expansión del narcotráfico. Consideró que son dos fenómenos que suelen ir acompasados. 

Por otra parte, el coordinador de Estrategias Focalizadas de Prevención Policial del Ministerio del Interior, Diego Sanjurjo, dijo a El Observador que "como en todo, ha habido una sofisticación". "El comercio, los mercados y las políticas se han sofisticado, y la delincuencia también. Responde a la globalización y a un proceso natural de superación", agregó.

Más allá del narcotráfico, en la última década también se registraron varios otros casos de desmembramientos asociados a crímenes de violencia de género.  

Desmembramientos y descuartizaciones de la última década

  • "El Cosita" y "El Sapo" descuartizaron a un compañero de celda en 2011

Diego de León (alias El Cosita) y Rafael García (alias El Sapo) descuartizaron a su compañero de celda, Julio Domínguez, luego de que este contara "con lujos de detalle" cómo había violado y matado a Leticia Medeiros (14 años) en el Monte de la Francesa, en el barrio Colón.

Ese mismo año también un recolector de residuos encontró descuartizado el cuerpo de una mujer en dos depósitos de basura. 

  • Crimen de Yamila: su cuñado la violó y la desmembró en 2014

El cuñado de Yamila Rodríguez, de 15 años, cuyo cuerpo fue hallado desmembrado en la zona de Maldonado donde vivía, reconoció ante la Policía que él la había violado y luego matado. La Policía encontró el traje de la firma de seguridad en la que trabajaba el hombre, que lucía manchas de sangre.

En la zona de San Rafael, a dos kilómetros del asentamiento Kennedy, la Policía encontró el arma con la que asegura que asesinaron a Yamila, que estaba desaparecida desde hacía 10 días. El homicida, poco tiempo después, se suicidó.

  • El homicidio "inédito" en Punta Yeguas en 2015

Un hombre de 40 años apareció muerto a la entrada de un bosquecillo en Punta Yeguas. Le habían pegado con un fierro en la cabeza –lo que le provocó la muerte– y luego lo descuartizaron metódicamente con una motosierra. Le cortaron la cabeza, el tronco y una pierna, que estaban esparcidos en un radio de 50 metros. 

En ese momento, la fiscal Mónica Ferrero dijo a El País que se trataba de un ajuste de cuentas por narcotráfico, pero que el homicidio en sí mismo era un hecho "inédito". "Nunca se había dado un crimen de estas características en Uruguay. Lo tomamos como un mensaje delictivo dirigido a un grupo o a alguien", señaló. 

  • Dos amigos descuartizados a raíz de la guerra narco, una hija que mató a su madre y una violación en 2016

Los jóvenes Jorge Cotelo (18) y Emiliano González (19) fueron torturados, asesinados y sepultados en una zona de El Tobogán. En base a información que aportó un testigo protegido, ubicaron partes de una mano y huesos de miembros inferiores debajo de un chiquero ubicado al fondo de un rancho. Aún vivos, les cortaron los dedos de la mano. 

En ese momento, la Policía informó a El Observador que se trataba de una modalidad de secuestro y homicidio que ya era moneda corriente entre los grupos de narcotraficantes

Cotelo se había fugado de un hogar de internación de menores en agosto del año pasado, cuando le faltaba apenas un mes para cumplir la condena por el intento de robo de una moto. Antes había estado internado por otro asalto. González también había sido recluido por un delito cometido siendo menor.

Los conflictos con sus asesinos habían comenzado cuando estaban todos en el centro de reclusión de menores Ceprili. 

En enero de ese año, la Justicia había procesado a una joven por haber matado a su madre y luego haberla descuartizado. Según había declarado la pareja de la joven en ese momento, la idea era secuestrarla y cobrar un rescate. Finalmente, después de muerta, la desmembraron con una sierra y la pusieron en una valija que enterraron en médanos. 

En mayo, los familiares de Dayana Yeyé la buscaron durante 20 días, para encontrar sus restos descuartizados. Camino al trabajo, la violaron y la colgaron de un árbol en el barrio Maracaná. Solo estaba la mitad superior de su cuerpo; el resto eran huesos. Tenía una hija de un año y medio. Por el crimen se procesó a un vecino de 19 años al que luego también se lo inculpó de violar a otra mujer. 

  • El "Oreja" fue desmembrado en 2017

Nicolás Roverano, apodado "El Oreja", fue desmembrado y rociado con cal para eliminar rastros. En ese momento se indagó a "Ricardito" Cáceres (hermano de "Betito" Suárez) por el hecho, que los investigadores vincularon a problemas de drogas y sicariato. 

  • El hombre que apareció sin cabeza en 2018

En Maldonado, el cuerpo descabezado de un hombre apareció dentro de un tanque de 200 litros de agua. Estaba en un predio que se había incendiado aproximadamente un mes antes del hallazgo. Se trataba de un hombre de 30 años con más de 10 antecedentes penales. 

  • Femicidio en Salto en 2020

En diciembre de 2020, funcionarios policiales llegaron a una casa salteña a raíz de una denuncia. El hombre que los recibió, funcionario policial, tenía rastros de sangre en su ropa y sus manos, pero argumentó que se debían a que "estaba carneando un lechón" y se opuso a que los uniformados ingresaran a la vivienda. 

Cuando lo hicieron, encontraron "el cuerpo semi-desmembrado de una mujer". El hombre había matado a su pareja a la que primero había perseguido con un machete. 2021 se lo condenó a 25 años de prisión. 

  • Una hija a su madre y un problema de drogas, dos casos de descuartizamiento en 2021

Una mujer de 43 años confesó ante la Justicia haber quemado y desmembrado el cuerpo de su madre, en el barrio de Pocitos. La víctima se llamaba Rebeca Hersztain, tenía 75 años y residía en Israel. La hija afirmó que el suceso devino de una discusión entre ambas acerca de la venta de un inmueble que Hersztain quería ejecutar, pero ella se oponía. 

La pelea se tornó física y su madre cayó, se golpeó la cabeza y murió en el acto. Seguidamente, la mujer quemó el cadáver en una bañera ubicada en la terraza de su inmueble y colocó los restos en varias bolsas negras que, por error, entregó a una clienta de su negocio de productos de limpieza.  

Dos meses después, cuatro hombres fueron imputados por el mutilamiento de Edison Olivera Sosa. Su cuerpo había aparecido desmembrado dentro de una bolsa. Según esclareció la Justicia, se trataba de un problema de drogas. 

  • Desmembró a dos mujeres y las puso en un pozo séptico en el fondo de su casa en 2022

Un taxista está imputado por el homicidio de dos mujeres –una de ellas la adolescente de 16 años Ahielén Casavieja– a quienes descuartizó y enterró en un pozo séptico que tenía en el jardín. Al momento de la formalización, la fiscal del caso, Sandra Boragno, dijo que no estaba claro si los motivos estaban relacionados a problemas de drogas o a "odio y desprecio contra la mujer". 

Si bien no se descarta que la decisión de descuartizarlas haya sido producto del odio o una animosidad particular, "hubo intenciones de hacerlos irreconocibles con la finalidad de ocultar", señaló un partícipe de la investigación a El Observador

El prontuario del taxista y expolicía abarca problemas con los estupefacientes –a los que es adicto– y un antecedente de denuncia por violencia de género. El informe forense, que publicó El País, reveló que Casavieja estuvo 13 días cautiva previo a que la asesinaran.

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