Los viajes realizados por los recientemente adquiridos aviones Hércules volvieron a ser objeto de versiones cruzadas entre oficialismo y oposición, esta vez a raíz de una denuncia del diputado del MPP Gabriel Tinaglini respecto a “fallos logísticos” en la provisión de víveres para la Base Artigas en la Antártida.
Tinaglini realizó esta semana un pedido de informes al Ministerio de Defensa ante la “sospecha verídica” –según dijo a El Observador– de que las autoridades habían cargado un “contenedor que no era” y que la representación uruguaya en la Antártida se había quedado sin provisiones alimenticias.
El legislador dijo que se llevó un “contenedor vacío” y que ante esa situación Uruguay había tenido que acudir a buques brasileños y chilenos.
El Ministerio de Defensa, sin embargo, dijo este jueves que “la primera fase del aprovisionamiento” se dio “de acuerdo a lo previsto” y negó la versión difundida por Tinaglini. En un comunicado firmado por el contralmirante retirado Manuel Burgos, presidente del Instituto Antártico Uruguay, las autoridades indicaron que el aprovisionamiento se hizo en parte con vuelos de la Fuerza Aérea y también con “el apoyo de los Programas Antárticos de Brasil y Chile”.
“Se trasladaron hasta la fecha 13 mil kilogramos de víveres y repuestos y 160 mil litros de combustible antártico”, señaló el comunicado, en el que se agregó que se prevé realizar otro vuelo de aprovisionamiento en abril.
El pasado 4 de enero, cuando uno de los Hércules –aviones que llegaron provenientes de España– partió hacia la Antártida, el ministro de Defensa, Javier García, anunció que la aeronave llevaba “4.500 kg de provisiones para todo el año, entre alimentos, repuestos y víveres”.
Sin embargo, esa cantidad no es el total de las provisiones que se envían para toda la temporada, según explicó Burgos a El Observador.
“El grueso de la carga se hace con buques. En una campaña normal el 80% es vía marítima, con algo más de 30 toneladas”, señaló.
Este año, entre la excepcionalidad de la pandemia y la falta de disponibilidad de buques de la armada uruguaya, por tareas de mantenimiento, llevó a que se tuviera que pedir colaboración de “armadas amigas” como la de Brasil y Chile, añadió Burgos.
El buque Lautaro (de Chile) llevó el combustible, mientras que los buques brasileños ARY Rongel y el Almirante Maximiano transportan el resto de la carga con víveres y repuestos. “Una carga de víveres fue la semana pasada, con el Ary Rongel, y se completa en estos días con una carga de repuestos con el Almirante Maximiano”, dijo el presidente del Instituto Antártico.
Burgos acotó que los Hércules en sí no tienen capacidad de almacenamiento en frío, por lo cual se construyeron dos “cajas térmicas” con una capacidad de 2,50 metros x 1,30 m y x 1,90.
El contralmirante retirado añadió que como este año la representación se redujo de 45 a 17 personas, eso disminuyó la demanda de provisiones y que los Hércules viajaron con "algo de capacidad ociosa" en las cajas térmicas.
“Decir que faltan víveres es absolutamente falso. Si algo no falta en la Antártida es comida. El problema que tenemos a veces es el control de peso, por la poca actividad y los buenos cocineros. El problema es más la gordura. En pleno invierno tienen tres horas de luz. Eso más un buen cocinero, y carne uruguaya, es una mezcla difícil”, concluyó Burgos, y contó que incluso se cuenta con un gimnasio.
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