Vladimir Putin, presidente de Rusia

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¿Desnazificar Ucrania?

Da toda la impresión de que Putin busca usar una de esas palabras cargadas con un significado tan negativo que vuelque a su favor la opinión pública nacional e internacional
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27 de marzo de 2022 a las 05:00

Una de las razones más llamativas que Putin ha usado para justificar su injustificable invasión de Ucrania es su deseo de “desnazificar” ese país. Además de que es algo realmente falso que Ucrania sea un país nazi, o gobernado por nazis (el presidente Volodimir Zelensky es judío y hace unos meses votó una serie de leyes contra el antisemitismo), yes mucho más democrático que Rusia por cierto, da toda la impresión de que Putin busca usar una de esas palabras cargadas con un significado tan negativo que vuelque a su favor la opinión pública nacional y la internacional. 

Por ahí parece ir la cosa. Pocas horas antes de la invasión, el presidente Zelensky se dirigió a la población rusa viendo venir las acusaciones que Putin pondría horas después para justificar su invasión u “operación militar especial” como le gusta llamar a esta guerra y como sigue haciéndolo a un mes de comenzada la contienda. Zelensky cuestionó el argumento de Putin: “¿Cómo puedo ser nazi? A ustedes (los rusos) se les dice que somos nazis. Pero, ¿puede un pueblo que dio más de 8 millones de vidas por la victoria sobre el nazismo apoyar a los nazis? ¿Cómo puedo ser nazi? Explíquele eso a mi abuelo, que pasó por la guerra en infantería en el Ejército soviético y murió como coronel en la Ucrania independiente”.

Claro que lo que Zelensky no sabe, o sabe pero no dice, es que la “desnazificación” de cualquier país, o de cualquier cosa es un gran movilizador de la opinión pública rusa. “Esta retórica de desnazificación es poderosa porque evoca la memoria del inmenso sufrimiento y la victoria final del pueblo soviético durante la segunda guerra mundial”, dice la historiadora Amy Randall, de la Universidad de Santa Clara en California, experta en Rusia. Y agrega: “En los últimos años, Putin ha intensificado deliberadamente la conmemoración de la Gran Guerra Patriótica, como es conocida en Rusia la segunda guerra mundial, promocionando el Día de la Victoria como la fiesta más importante y utilizando la guerra para inflar el orgullo nacionalista entre los rusos".

Pero más allá del uso que dé Putin a la desnazificación, llama la atención el poder que tiene esta palabra, que sí lo merece por las atrocidades del nazismo empezando por el Holocausto y siguiendo por la segunda guerra mundial, pero que no es peor que una presunta “descomunización” de otro país. Enormes males trajeron los nazis, y es un partido prohibido en muchos países. Pero peores males trajo el comunismo en la URSS, en China, en Vietnam, en Camboya, en Cuba, donde se arrasaron vidas inocentes y todas las libertades habidas y por haber y no hay el mismo clamor. Decenas de millones de muertos en la URSS; otro tanto en China bajo Mao y su Revolución Cultural; incontables víctimas del régimen de Pol Pot en Camboya y de Ho Chi Minh en Vietnam. Muy pocos pagaron por esos inmensos crímenes. Algunos de esos líderes aún tienen mausoleos en las capitales de esos países.

Y bien, los partidos comunistas funcionan por todo, o casi todo, el mundo aunque en teoría promueven la dictadura del proletariado, la abolición del sistema democrático y de las libertades individuales, de la propiedad privada, de la justicia independiente. Pero si a una persona le dicen “nazi” es como si le cayeran todas las maldiciones del mundo, mientras que si a otro le dijeran “comunista”, seguiría tan campante, aunque ambas ideologías y su puesta en práctica llevan a los mismo horrores. Basta un breve repaso histórico para comprobarlo. El comunismo incluso tuvo que levantar un muro para que la gente no se fuera de su paraíso terrenal que ofrecía la creación del hombre nuevo y con él todos los bienes para todos (aunque, como bien decía George Orwell en su libro Rebelión en la granja, algunos eran más iguales que otros, cosa que se sigue viendo en los gobiernos autoritarios de las grandes potencias comunistas).

De modo que Putin quiere “desnazificar Ucrania” pero si alguien quisiera “descomunizar Rusia o China o Cuba” sería mal visto. O no tan bien visto. Todo es cuestión de cómo se usa el lenguaje y como se apropia para un bando la bondad y para el otro la maldad. 

Por eso es bueno recordar aquella gran verdad de Confucio sobre el uso del lenguaje: “Si el lenguaje no es correcto, entonces lo que se dice no es lo que se quiere decir; si lo que se dice no es lo que se quiere decir, entonces lo que debe hacerse queda sin hacerse; si eso queda sin hacerse, la moral y el arte se deteriorarán; si la justicia se extravía, el pueblo se encontrará en una indefensa confusión. Por ello no debe haber ninguna arbitrariedad en lo que se dice. Esto es lo que importa por encima de todo".

Y claramente en el uso del lenguaje entre la “desnazificación” y la “descomunizacion”, hay una clara ventaja para este último en la opinión pública que no se sustenta ni en la historia ni en la ideología: es el arte de usar el lenguaje para confundir, tal como decía Confucio, valga la redundancia.

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