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Descontrol en fiestas de menores en Brazo Oriental: destrozos, heridos y decenas de denuncias

Vecinos de la calle Regimiento 9 denuncian que en una casa de la cuadra se hacen fiestas ilegales, mientras que la dueña de la casa asegura que son festejos de cumpleaños. La del último viernes terminó con una lluvia de denuncias
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02 de noviembre de 2018 a las 05:00

Por Santiago Perroni

Si los vecinos de la calle Regimiento 9, entre Burgues y Ramón Márquez, ven a adolescentes cargando bolsas de supermercado, barriendo la vereda o probando la música de sus parlantes, ya se ponen en alerta. Esos movimientos son -para ellos- sinónimo de problemas. Más de 40 vecinos de Brazo Oriental denunciaron en la policía que en una de las casas de esta cuadra se organizaron en los últimos meses cerca de ocho fiestas, en las que menores de edad toman alcohol. Según aseguraron, estos festejos suelen tener como denominador común la violencia: en la última fiesta destrozaron autos, tiraron piedras, irrumpieron en una casa y agredieron a dos vecinos.

Según los vecinos las primeras fiestas que se hacían en esa casa eran “amigables y más tranquilas”, pero luego se enteraron que por esos eventos cobraban una entrada de unos 300 pesos. Las fiestas se publicitaban por Instagram y vendían entradas en varios puntos de Montevideo. Estos eventos se hacían también en otros lugares y los organizadores anunciaban el lugar de la fiesta dos horas antes de que comenzara. Hay versiones contradictorias entre quienes dicen que las fiestas son organizadas por menores y otros que señalan que las planifican mayores pero que el público que asiste es menor. 

“Nos hicimos un Instagram falso, hablamos con las personas que organizaban una de las fiestas y comprobamos que cobraban entrada. Le aportamos esas pruebas a la policía”, dijo una vecina de la cuadra. 

“La primera fiesta que se fue de las manos fue la del 15 de julio. Después hubo una grave donde Contralor Social (una dependencia del Ministerio del Interior) les prohibió hacer fiestas por dos meses y la que detonó todo fue la del viernes pasado, donde vinieron entre 130 y 150 chicos drogados y alcoholizados que salieron en patota a destruir la propiedad ajena”, dijo otra vecina que también vive sobre Regimiento 9 y que pidió no ser nombrada por temor a represalias. 

Esta última fiesta colmó la paciencia de los vecinos. Varios jóvenes saltaron sobre los autos que estaban en la cuadra, tiraron cascotes, atacaron el auto de un funcionario municipal que pasó por ahí, quebraron árboles, rompieron techos y cuando la policía se acercó, con solo un patrullero, los adolescentes continuaron con los disturbios en la calle Burgues. 

El caos se terminó de desatar cuando un grupo de veinte jóvenes ingresó a una de las casas de la calle Regimiento 9, rompieron los vidrios y atacaron el vehículo del dueño de la casa. Este hombre salió a defenderse y fue golpeado. Forzaron la puerta y lo siguieron atacando dentro de su hogar. 

“Le pegaron con cascotes, piedras y le siguieron dando fierrazos y botellazos dentro del comedor de su casa. Mi esposo que quiso ayudarlo también se comió un par de piñazos”, dijo la vecina.

Los jóvenes que vienen a estas fiestas suelen publicar en sus cuentas de Instagram los destrozos que provocan como si fuesen motivo de orgullo, como comprobó El Observador.

Los vecinos ya hicieron decenas de denuncias al INAU, a la policía, a la Defensoría del Vecino y a Contralor Social. El sábado fueron 13 los que se acercaron a la seccional N° 12. Cuando El Observador visitó el barrio presenció como oficiales de la policía le entregaban a los dueños de la casa una citación al juzgado por las denuncias que recibieron por “disturbios”. 

La familia más afectada por lo acontecido este último viernes presentó la denuncia policial. Pese a que el hombre atacado mostró sus heridas, presentó videos de cuando lo golpeaban y los policías ingresaron al interior de la vivienda a constatar los daños, la denuncia había sido archivada y no llegó a la Fiscalía. Pero luego la familia fue directamente a la Fiscalía, les tomaron una nueva declaración y la fiscal Brenda Puppo asumió el caso. Como parte de la investigación citó a los responsables de la organización de las fiestas. 

En esa casa vive Alicia junto a sus hijos adolescentes. La casa no tiene ventanas y algunos muebles están dañados ¿La razón? La fiesta del último viernes también generó destrozos en su hogar. Según ella, solo se hicieron cuatro fiestas, nunca se vendieron entradas y los disturbios fueron ocasionados por personas que no dejaron entrar porque no estaban invitadas. 

“Hicimos cumpleaños y siempre pedimos cédula. El último fue de 80 personas por lista. No se vendieron entradas como dijeron los vecinos. Después 70 personas que vinieron de otro lado armaron esa revolución. Yo siempre comprobé con las cédulas de mis hijos que las fiestas fueron por cumpleaños”, dijo Alicia. Aseguró que en el único evento en el que hubo alcohol fue en el cumpleaños de 18 de su hija. 

Los vecinos no creen que se trate de festejos de cumpleaños. “Yo festejé mi cumpleaños y no tuve una horda de gente en la puerta. No entiendo ni lo voy a entender jamás”, dijo una de ellas.

El INAU abrió dos expedientes con las denuncias pero no tomará ninguna resolución hasta no determinar si son cumpleaños o fiestas organizadas para recaudar fondos. A esas dos carpetas se siguen sumando las denuncias de los vecinos y se sigue el caso de cerca. 

“Como se trata de una vivienda, y nos dicen que es un cumpleaños, no podemos ingresar al domicilio en la noche. No tienen ninguna cartelería que indique que es un evento entonces no podemos hacer ningún tipo de control. Además, las veces que fuimos no coincidieron con ningún evento porque a nosotros las denuncias nos ingresan al día siguiente”, dijo a El Observador Alejandra Pacheco, directora de Espectáculos Públicos del INAU.

El INAU está investigando la situación en conjunto con el Ministerio del Interior, la seccional n°12 y la Fiscalía. Pacheco cree que lo ideal sería que esta situación se solucionara mediante el diálogo. 

Casi nadie en la cuadra tiene relación con Alicia y la mayoría de los vecinos no saben ni siquiera cómo está compuesta su familia. “No se puede hablar con ellos porque no reconocen el problema. Si les decis algo te putean”, dijo otro vecino.

 

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