Rambla Sur y Alzaibar

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Destrucción y personas arrastradas por el agua: el furioso temporal de 1923 que dejó aislado a Montevideo

Ese año se registró un hecho que quedó en la historia del país por los trágicos días que le tocó vivir en aquel terrible invierno
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10 de julio de 2023 a las 09:50

En el año 1923 se registró un hecho que quedó en la historia del país por los trágicos días que le tocó vivir en aquel terrible invierno. El lunes 9 de julio Montevideo sufrió uno de los peores temporales de su historia. La furia de aquellos vientos huracanados que desde el sur soplaron hasta a 192 kilómetros por hora dejaron consecuencias devastadoras para la capital y buena parte del país.

Bajo el título “El temporal desencadenado persiste en toda su intensidad”, “las aguas del estuario crecen en proporciones muy alarmantes”, el diario El Plata planteaba una situación preocupante, acompañada de más información: “Se calcula que las aguas (del Río de la Plata) subieron 2,50 metros más de los normal”. 

Costa Sur.

Aunque la primera lectura de aquella información devolvía la sensación de que la capital estaba atravesando por una situación dramática, aún no había ocurrido lo peor.

Quedaría un día más de temporal, el martes 10 de julio, en el que habría más daños estructurales, y Montevideo registraría al menos cuatro muertes como consecuencia de la furia del viento.

“Montevideo incomunicado. Como de costumbre, las comunicaciones telegráficas y telefónicas son las más perjudicadas por la tormenta...”, informaban los diarios.

El puerto cerrado, los cables de los tranvías caídos y el servicio suspendido en la capital. 

Los establecimientos de la costa inundados, el Pantanoso desbordado y el Palacio Municipal (la Intendencia de 18 de Julio y Ejido), que estaba en construcción, sufrió la voladura de varias chapas.

En cada párrafo de los diarios se leía un entorno más dramático.

Terraza del Gran Hotel de los Pocitos

“A las 6.30 (del lunes) y mientras el tranvía N° 20 de la empresa del Estado pasaba por la calle Canelones a la altura de Cuareim fue alcanzado por un alambre telefónico que se desprendió en esos momentos y que tenía contacto con un hilo eléctrico. Los caballos del coche mencionado quedaron al momento fulminados. No hubo desgracias personales. El conductor del vehículo fue despedido del pescante a regular distancia sin ocurrirle otra cosa que el susto consiguiente”.

El miércoles 11, el mismo diario El Plata planteaba este escenario: “Montevideo bajo los efectos de un temporal sin precedentes”, “Inundaciones de calles, casas, usinas y depósitos”, “En el banco Inglés hay dos buques mercantes encallados”, “No se recuerda en nuestra zona un temporal tan furioso ni tan obligado del comentario general”.

“En la región costera la altura de las aguas sobrepasó la creciente del 16 de abril de 1914. El oleaje ha sido más fuerte y desde luego violento”. Lo que había ocurrido nueve años antes estaba registrado como el peor temporal.

El Parque Hotel, destruido por la tormenta.

A cada día, la información de los diarios profundizaba la crítica situación: “Desde anoche estamos completamente asilados de Buenos Aires y del resto de nuestro país en lo que respecta a comunicaciones telegráficas y telefónicas”; “En el conventillo de Alzaibar 1180, las 40 piezas que consta la casa de vecindad de dos plantas ocupadas por gente trabajadora fue desalojada por riesgo de derrumbe”, “La casa de inquilinato ubicada en Río Negro y la costa, que mira al este, sus 39 piezas quedaron reducidas a escombros”.

La Compañía del Gas publicó un aviso en primera página de El Plata que decía: “Avisamos a nuestros consumidores que debido a una interrupción en la Usina del Gas, a causa de la tormenta no hay gas. Se ruega a los consumidores no intenten prender ni abrir las llaves hasta nuevos aviso porque es sumamente peligroso”.

Montevideo había sido golpeado en toda su extensión desde el mar con un temporal sin precedentes, que “desde la escollera Este hasta los Pocitos, dejan un espectáculo desastroso”. Los paredones de la costa sur fueron arrasados “por la violencia del huracán” y las habitaciones vecinas a la costa completamente desmanteladas.

Barrio por barrio de Montevideo, el jueves 14 quedaban descritos los daños:

En la Rambla Wilson: “Es verdaderamente doloroso el aspecto que presenta el conocido paseo en toda su extensión. Los estragos del temporal han sido de consideración tanto en sus barandas de hierro y de material, como en afirmados, veredas, jardines e instalaciones en general. Lo que no está removida por efectos de las aguas, ha sido arrancado por el vendaval”. El Concejo departamental dio cuenta de 1.000 desamparados y cuatro muertos, en la información primaria. Los que perdieron la vida fueron cuatro personas que vivían en el conventillo sobre la calle Río Negro que fueron arrastrados por el agua. El caño maestro de la calle Paraguay fue destrozado a la altura de Isla de Flores en una extensión de 50 metros.

En Punta Carretas: “Todas las habitaciones de pescadores y similares que se extienden por las inmediaciones de la costa de Punta Carretas han quedado completamente desmanteladas”.

El Hotel de Pocitos, una construcción que avanzaba sobre la playa “ha quedado completamente destruido”. “De la terraza no quedan más que algunos tirantes de su base. Lo demás, ha sido completamente arrojado, formando con los demás desperfectos habidos en las demás instalaciones de las inmediaciones del hotel, un montón de escombros y de ruinas por demás elocuentes de la violencia del huracán y de las aguas”. Este hotel que se comenzó a construir en 1912 era propiedad de la empresa británica de tranvías Sociedad Comercial de Montevideo.

Desde el Paso Molino a Villa del Cerro: “Desde la tarde de ayer hasta las primeras horas de la mañana de hoy, las localidades de Paso Molino al Norte, cuchilla Juan Fernández, La Teja, Pantanoso y Villa del Cerro permanecieron completamente aisladas”.

En Sayago e inmediaciones: “En la sección 20: en la fábrica de tejidos situada en la calle Millán N° 726 el viento arrancó 15 metros de techos de zinc correspondientes al galpón, chapas que al caer arrasaron varias líneas telefónica y rompieron una columna de alumbrado público”.

“En camino Ariel se cayeron siete postes telefónicos, uno de los cuales destrozó el pretil de la casa habitada por don Castro Escalada. En la calle Oficial, Sayago, se derrumbaron las paredes de finca en construcción. En avenida Lezica el viento derribó varios eucaliptus que echaron al suelo los cables de La Comercial, en una extensión de 80 metros”.

En el río, continuaban los rescates: el vapor alemán Rugia, de la Hamburg Amerika Linie, encalló en las playas de la Floresta, a 100 metros de la orilla, con 220 pasajeros; el inglés Trifusy, en Punta Magotes; el belga Devonier quedó varado en San Rafael; también había encallado el holandés Montferlandy el inglés Tuscany quedó encallado en la punta norte del banco Inglés.

Datos del Instituto Meteorológico Nacional destacaban que “la velocidad del viento alcanzó a 192 kilómetros por hora”.

Dos días después, el director del Instituto Meteorológico Nacional, Hamlet Bazzano, daba cuenta que las aguas del estuario seguían altas, a 4 metros.

Así fue como hace un siglo Montevideo quedó marcado por el golpe de un furioso temporal.

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