Hace 25 años, Jorge Cella entró a las oficinas de Microsoft en Argentina. Sólo sabía que estaban realizando entrevistas de reclutamiento. No tenía idea para qué puestos, pero a sus 22 años le gustaba el impacto que generaba la tecnología de la empresa de origen estadounidense. Recuerda perfectamente la entrevista porque no le preguntaron nada. Una persona lo invitó a una sala donde había un monitor y teclados. Le dijo que debería hacer una demostración de Windows 95. "Ahí está la computadora. Fijate cómo haces. Vuelvo en cinco minutos", le comunicó. Cella quedó solo con una computadora desarmada. "Esa fue la entrevista", recuerda entre risas. "Me puse a armarla, la prendí y cuando entró le dije que estaba listo para la presentación". En lugar de contar qué sabían hacer, los candidatos debían demostrar que podían encarar determinadas situaciones y mostrar sus habilidades.