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26 de abril 2022 - 15:04hs

“La pandemia por covid-19 ha causado una revolución en el mundo de trabajo del siglo XXI. En la memoria viva de la mayoría de las personas no existe un fenómeno global que haya remodelado el panorama laboral de manera tan dramática en una multitud de países, quizás para siempre”, señala el informe People at Work 2022: A Global Workforce View realizado por la firma de recursos humanos, ADP. De hecho, a más de dos años de la aparición del coronavirus, empleados y empleadores siguen siendo sacudidos por los vientos de una crisis que ya ha destruido muchas de las viejas certezas del mundo laboral. Las necesidades de los trabajadores siguen cambiando en el 2022. 

Desde que el mundo se enfrentó a la emergencia sanitaria los empleados se replantearon sus prioridades y ahora, están mostrando su voluntad de retirarse de las empresas si los empleadores no cumplen con sus estándares en una variedad de frentes. Las solicitudes de los trabajadores ya no son solo de salario y otros beneficios financieros; sino que — para fomentar una sensación de satisfacción laboral—, se debe abarcar una gama de factores mucho más amplia. El equilibrio entre la vida laboral y personal, las consideraciones familiares, el bienestar y los valores corporativos de una empresa también están en cuestión. 

Frente a un perfil más demandante de los empleados, las empresas no se terminan de aggiornar. De hecho, en el estudio de ADP —en el que se encuestó a 32.924 trabajadores en todo el mundo, entre ellos 5.768 en América Latina— la mitad de los trabajadores dijo que solo están algo o nada satisfechos con su trabajo actual. De hecho, el porcentaje de los que buscan de forma activa cambiar de empleo aumentó del 15% al 23%. Los resultados llegan tras datos que mostraron altos niveles de rotación del empleo en Estados Unidos, así como unas vacantes casi récord mientras que las empresas luchan por retener y contratar a nuevos empleados

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Según ADP, los problemas que surgieron durante la pandemia están llevando a los trabajadores a negociar las condiciones de sus trabajos y, si no consiguen su objetivo, a planear una salida.

Dentro de las demandas actuales de la fuerza laboral está la de más flexibilidad, que no hace más que crecer mientras algunas empresas intentan que sus empleados vuelvan a las oficinas. Tanto el trabajo híbrido como el remoto forman parte de una característica establecida del mundo laboral. De hecho, dos tercios de la fuerza laboral mundial (65%) ya ha buscado otro trabajo —o lo consideraría—, si su empleador insistiera en que regresara al lugar de trabajo a tiempo completo. El rango etario que sostiene esta postura con mayor solidez es la de 18 a 24 años.

Para aquellos empleadores que pueden ofrecer flexibilidad en términos de ubicación de trabajo hay evidencia de que los empleados no solo lo apreciarían, sino que estarían dispuestos a hacer compromisos para que esto suceda. Más de la mitad (52%) dijo que aceptaría una reducción salarial para garantizar que podría trabajar tanto de forma remota como híbrida. Frente a la pregunta ¿qué reducción salarial estarían dispuestos a aceptar?, los trabajadores promediaron un recorte del 11%, según ADP.

Entonces, lo que es seguro es que el desgaste del modelo basado en ocho horas en la oficina llegó para quedarse, incluso sabiendo que tiene implicancias para las condiciones de vida de los trabajadores en el largo plazo.

El hogar versus las instalaciones de la empresa

Hay beneficios por trabajar desde la oficina y también por hacerlo de forma remota, pero de ninguna de las formas es perfecta. De la investigación de la firma de recursos humanos se desprenden las mayores ventajas y desventajas de ambos modelos.

Aquellos que trabajan desde la casa son más optimistas sobre los próximos cinco años en el lugar de trabajo (89%), mientras que el número baja cuando se le consulta a quienes viajan al trabajo (77%). En la misma línea se comportan cuando señalan su nivel de satisfacción actual con el trabajo: 90% frente a 82%

Sin embargo, quienes se desempeñan desde sus hogares realizan una gran cantidad de horas extra no pagas. Los trabajadores remotos hacen un promedio de 8,7 horas adicionales por semanaen contraste con las 6,5 horas de quienes van al lugar de trabajo. Por lo tanto, los acuerdos de trabajo remoto a largo plazo en lugar de garantizar empleados más saludables y felices podrían conducir al agotamiento y al estrés al igual que estando en el lugar de trabajo, o incluso más. Pero si bien las personas que trabajan remoto tienen más probabilidades de sentir que su trabajo se ve afectado por una mala salud mental, la ayuda está a la mano: siete de cada 10 empleados que trabajan en sus hogares (69%) dicen que se sienten apoyados por los gerentes cuando se trata de salud mental en el trabajo, cayendo a la mitad (50%) entre los trabajadores de oficina.

Además, quienes trabajan desde su casa sienten que sus esfuerzos son reconocidos y apreciados. De hecho, las preocupaciones de que estas personas podrían ser pasadas por alto a favor de colegas en las oficinas son al revés. Casi siete de cada 10 empleados remotos aseguran que se les paga de manera justa por su conjunto de habilidades y su función en la empresa, mientas que menos de la mitad de los que trabajan presencial pueden afirmar lo mismo. 

Aunque esta es una buena noticia en un contexto en el que el trabajo remoto toma relevancia, los empleadores deben equilibrar sus esfuerzos para asegurarse de que aquellos que van al trabajo todos los días se sientan igual de valorados. “La pandemia persiste. El estrés inducido por la pandemia en el lugar de trabajo ha aumentado, no ha disminuido”, sostuvo la economista jefe de ADP, Nela Richardson.

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