Este es el segundo balotaje realmente competitivo en la corta historia del nuevo sistema de elección presidencial, el otro fue el de 1999. Porque en los dos anteriores (2009, 2014) el resultado estaba predeterminada por la obtención de mayoría parlamentaria total o parcial del partido más votado, lo cual hizo que fuesen “balotajes técnicos”, con plena certeza del resultado. Esta vez las dos fórmulas van en competencia libre, en dos estrategias diferenciadas: una a la búsqueda del armado de una coalición, entendimiento o apoyatura multipartidaria; la otra a la captación libre de los votantes. Por orden, primero corresponde ver el tema de la apoyatura multipartidaria.
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