El Banco Central Europeo (BCE) se apresta a mantener el jueves próximo sus tasas de interés de referencia a un nivel récord, entre especulaciones sobre cuándo aflojará la presión de la política monetaria desplegada por la entidad ante un descenso de la inflación más rápido que lo previsto.
Tras la sorprendente caída del nivel general de precios en la zona euro en noviembre, que cedió hasta al 2,4% interanual, el cambio de tono es palpable en la institución europea, incluso entre los defensores del último ciclo de endurecimiento monetario, el más agresivo desde la creación del BCE.
"Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión", declaró la alemana Isabel Schnabel, miembro del directorio de la institución monetaria, citando la célebre frase del economista John Maynard Keynes.
Según los analistas, la palabras de Schnabel constituyen una forma indirecta de descartar nuevas subas de los tipos de interés a corto plazo, algo que los responsables de la política monetaria de la eurozona no habían descartado categóricamente hasta ahora.
En su última reunión del año pautada para el jueves, los guardianes del euro "no tendrán más remedio que reconocer que podrían alcanzar su objetivo de inflación antes de lo previsto", según Andrew Kenningham, analista de Capital Economics.
Se espera que el BCE mantenga los tipos en su máximo histórico, es decir en el 4% anual para los depósitos de referencia, pero ya se ha empezado a especular sobre el calendario de las futuras bajas, que según diversas fuentes incluiría dos reducciones de al menos un punto porcentual el año que viene, empezando con un primer recorte en abril.
“El reto del jueves es saber mantener abiertas todas las opciones sin parecer demasiado conciliador, pero también sin alejarse demasiado de la realidad", según evaluó Carsten Brzeski, economista de la institución financiera de origen neerlandés ING.
Para Fabio Balboni, economista de HSBC, la titular del BCE, Christine Lagarde, "reforzará el mensaje de que es demasiado pronto para hablar de bajas en los tipos de interés". De hecho, la funcionaria suele recuerda que "aún no es el momento de cantar victoria" sobre la inflación, que condujo al BCE a realizar diez alzas consecutivas de sus tasas desde julio de 2022, hasta su primera pausa de octubre, con el objetivo de alcanzar la meta del 2% anual.
La inflación en la eurozona alcanzó el máximo histórico del 10,6% en octubre de 2022, como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania y sus efectos en los precios del gas y el petróleo. Ahora, en las nuevas previsiones que se darán a conocer el jueves, se espera que el BCE rebaje aún más su previsión de inflación media para el año que viene, actualmente en el 3,2%.
El recorte de las tasas de interés es alentada por quienes señalan que el endurecimiento de la política monetaria está teniendo un impacto cada vez más visible en la economía de la eurozona, sobre todo en el sector inmobiliario, donde el encarecimiento de los créditos pesa cada vez más sobre las empresas y los hogares.
Sin embargo, el BCE quiere mantener los tipos de interés altos el tiempo que sea necesario, ya que teme una nueva suba de los precios de la energía, pero también ha manifestado su preocupación ante la posibilidad de que los aumentos salariales alimenten un repunte de los precios.
Por lo pronto, Schnabel, en línea con la opinión de Lagarde, manifestó que prefería "pecar de prudente" en una semana en la que también se esperan definiciones sobre política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), que tendrá su última reunión del año el miércoles próximo.
(Con información de AFP)