Economía y Empresas > Un sector ganador
El consumo de vino se disparó hasta 32% durante la pandemia
El coronavirus llegó al país entrado el mes de marzo y lejos de pasar desapercibido trajo grandes cambios en la rutina y los hábitos de los uruguayos durante varias semanas. La mayor parte pasó sus días dentro de casa y en gran número trabajó a distancia. Las salidas fueron contadas y se reservaron para hacer compras en el supermercado o la farmacia. Todo para evitar la propagación del virus.
Con ello la actividad bajó el ritmo y se desplomaron las ventas en varios rubros del comercio y los servicios. Cerraron bares y restaurantes. Tampoco hubo fiestas ni otros eventos sociales.
Solos o en familia las personas se quedaron más tiempo en el hogar, almorzaron y cenaron en sus casas. También manejaron menos y consumieron en mayor cantidad bebidas como el vino, que sobresale como un gran ganador de la pandemia.
Así lo muestran los números del primer semestre, donde el consumo de vino totalizó 32 millones litros y aumentó 17,2% en la comparación interanual, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) a los que accedió El Observador. Fue el mejor comienzo de año desde el 2013.
Y si se compara el período marzo-junio (el período de confinamiento más fuerte de la pandemia) la expansión interanual del consumo fue de 31,8%, con casi 24 millones de litros.
Mes por mes
En 2020 el crecimiento fue exponencial a partir de marzo. Durante ese primer mes y ya con las primeras medidas de emergencia sanitaria en el país el consumo fue de 3,96 millones de litros. Luego en abril trepó a 4,96 millones de litros, y en mayo llegó a 6,20 millones de litros. Un mes después, en junio, se alcanzó un pico de 8,9 millones de litros, más del doble que en marzo. Para encontrar un mes con un volumen de consumo superior hay que remontarse a diciembre de 2005 cuando se orillaron los 9 millones de litros.
En la primera mitad del año también se acentuó la preferencia por los vinos de elaboración nacional. Al cierre del semestre el consumo de importados representó apenas el 3,5% del total. Un año atrás la participación en el total era de 4,6%
También un relevamiento de la consultora Id Retail muestra aumento en las ventas de algunas bebidas alcohólicas asociadas al consumo hogareño en almacenes, autoservicios y supermercados, como vino y grapa. Durante los meses críticos de la pandemia, el aumento de las ventas de vino en los supermercados estuvo en el orden del 40% respecto a los mismos meses del año anterior.
“Naturalmente que las instancias de consumo de vino son de naturaleza más íntima o familiar que las de otras bebidas alcohólicas, como las cervezas, y en meses de pandemia, con aumento del tiempo de las personas en sus hogares, el consumo de vino se ha visto beneficiado”, había señaló días atrás a El Observador el director de Id Retail, Gustavo Rodríguez.
En tanto, el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Ricardo Cabrera, destacó que 2020 es un año alentador por varias razones. Algunas de ellas son la “vendimia histórica” y las oportunidades generadas con la pandemia que han repercutido en el incremento del consumo interno. Lo atribuye a que mucha gente se quedó en su casa, lo que a su entender demuestra la vigencia del vino en el entorno familiar.
“Está claro que no podemos dominar todas las variables de la comercialización del vino, pero sí podemos seguir produciendo vinos de calidad para llegar a todos los mercados”, agregó a El Observador.
En suspenso
Una de las líneas de acción que la nueva administración del Inavi decidió ejecutar apenas asumió este año es acompañar lo que el actual presidente de la República, Luis Lacalle Pou, prometió durante la campaña política previa a las elecciones: que se flexibilice la tolerancia cero de alcohol.
Uno de los objetivos es que el consumo se recupere, con el valor que eso reviste para el sector gastronómico, comercios que venden vinos, la industria bodeguera y los productores de uva.
Una fuente del sector dijo a El Observador que el tema se encuentra “stand by” y que se requiere “voluntad política” desde el Poder Ejecutivo para que se instale la discusión y pueda flexibilizarse esa norma.
La otra cara de la moneda estuvo en el consumo de cerveza que disminuyó de manera significativa en el primer semestre de 2020 golpeado por el cierre de bares y restaurantes, a lo que se sumó la suspensión fiestas y espectáculos públicos. En ese período las ventas sumaron 39 millones de litros y cayeron 14% en la comparación interanual, según los datos de volumen físico comercializados en la plaza local y declarados por fabricantes e importadores ante la Dirección General Impositiva (DGI) para la determinación del Impuesto Específico Interno (Imesi). Fue el peor semestre para la cerveza desde 2016.
Puntualmente en abril, mayo y junio el consumo fue de 13 millones de litros, casi la mitad de lo registrado en el primer trimestre del año. Si bien la serie histórica muestra que el consumo tiende a disminuir una vez terminado el verano, siempre lo hace a ritmo bastante más gradual que lo ocurrido este año. El volumen de cerveza importada se mantuvo en los 12 millones de litros, mientras que la participación de marcas nacionales pasó de 33 millones de litros a 27 millones de litros respecto a 2019. Tres de cada diez litros degustados por los paladares locales llegó desde el extranjero.
El consumo de algunas bebidas, entre ellas el agua envasada, creció en la recta final de marzo cuando la gente hizo acopios pensando en que podía venirse una cuarentena obligatoria. Pero una vez se repusieron los productos en las góndolas, el mercado se estabilizó y comenzó a sentir el cimbronazo que tuvo el conjunto de la economía.
En el caso de los refrescos no son productos de primera necesidad. Ante la baja del empleo y la pérdida de ingresos, hubo consumidores que dejaron de comprarlos para priorizar otro tipo de gastos.
