El autor de este post en el momento de la verdad... Bodega Casa Valduga, Bento Gonçalves, Brasil.
Martín Viggiano

Martín Viggiano

Sacacorchos > vinos

El día que decapité una botella

Al estilo de Napoleón, Sacacorchos estuvo en Brasil y degolló una botella de espumante con un sable
Tiempo de lectura: -'
19 de noviembre de 2013 a las 00:00

POR VALENTÍN TRUJILLO

Napoleón Bonaparte, además de ser un genio que marcó una época, hizo mucho por el vino, porque era gran amigo de la enología. Incentivó a los productores de su país y luego de su imperio, plantó robles para fabricar barricas y (¡cómo no!) bebió litros y litros, probando las maravillas que se producían en las regiones que conquistaba.

Era un gran aficionado de los vinos espumantes, especialmente de la champaña. Según cuenta la leyenda dentro del mundo del vino, Napoleón dijo que “es merecido tomar champaña luego de una victoria y necesario luego de una derrota”. También es costumbre de él y de su ejército abrir las botellas sin descorcharlas, sino con un golpe seco de un sable sobre el pico de vidrio.

La semana pasada este corresponsal de Sacacocrchos estuvo en la sierras gaúchas de Río Grande do Sul, más exactamente en las ciudades de Garibaldi, Bento Gonçalves y el llamado Valle de los Viñedos, invitado por el Instituto Brasileño de Turismo a una recorrida por bodegas y sitios de enoturismo.

En la visita a la Bodega Valduga me dieron la oportunidad de abrir un vino espumante “a la Napoleón”. El método es bastante sencillo y se basa en un par de leyes físicas simples. Expliquemos.

La estructura de la botella de vino consta de tres partes: dos mitades del cuerpo y el pico. En la unión de estas tres partes, justamente en el pico, se forma un punto donde el vidrio es más débil. Allí hay que golpear con el sable, cuyo filo debe llevar un sentido paralelo a la de la botella.

En medio de la degustación de los muy finos vinos de Valduga, me dieron la oportunidad de decapitar una. Tomé una botella de Extra Brut bien fría con la mano derecha y empuñé el sable cual lugarteniente del corso con la izquierda. Hice dos breves impulsos de práctica y al tercero le di un golpe en la base del pico, que salió disparado varios metros hacia adelante y con el mismo ruido del descorche de corchos. Enseguida brotó el aplauso de los asistentes y el pecho henchido de quien escribe.

Según veo ahora en mis anotaciones de esa degustación el vino que decapité había pasado 60 meses de maduración con las levaduras dentro de la botella, una segunda fermentación que se denomina método tradicional o “champenoise”. Estuvo le otorga la vino un color dorado intenso, columnas de burbujas finas que manan del fondo de la copa, aromas a pan y a algunas especias y un final de boca poderoso. El vino degollado poseía un gran cuerpo, con un perfil que se podría denominar como “cervecero”.

Fue solo uno de los muy buenos vinos que probé en Brasil, pero el detalle de la apertura de la botella lo hace para mí uno de los más recordados.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...