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Hay algo que las conversaciones de SMS, chat, posts y mails tienen en común: quien escribe no puede incluir el tono de voz para indicar su estado de ánimo. Para “poner sentimiento” a las nuevas formas de comunicación fue que el ingeniero japonés Shigetaka Kurita creó en 1995 los primeros emoji.
Teniendo como antecedente al ícono de corazón que la telefónica Docomo había empezado a usar en sus
beepers o buscadores, Kurita diseñó 176 caras tratando de abarcar todas las emociones humanas. La idea fue bienvenida por los usuarios y copiada por otras empresas, hasta que los emoji se universalizaron y hoy mantienen su vigencia.
La cantidad de emoji disponibles despertó la creatividad de los usuarios, que además de enriquecer sus conversaciones de
Whatsapp, por ejemplo, combinan estos símbolos para hacer chistes y contar divertidas historias breves. Incluso algunos se las ingenian para “traducir” con emoji los títulos de películas, como una suerte de
quiz caseros.
Seguimiento
El ritmo vertiginoso en que se comparten los emoji cada segundo queda en evidencia en
emojitracker.com, una web que permite visualizar en tiempo real los más populares (y los menos usados) a través de Twitter.
Desde un corazón rojo inserto en un cuadro blanco (
el ícono más compartido por ahora) hasta el poco usado símbolo de
“Dejar equipaje”, los emoji aparecen en una gran cuadrícula que se va actualizando en tiempo real.
Al cliquear sobre cada ícono se accede a una página que muestra los tuits que están siendo publicados en tiempo real con ese emoji en particular. El ritmo es tan frenético que es desaconsejado para epilépticos.