The Rolling Stones, Aeropuerto Le Bourget, París, Francia. Año 1964. Técnica: analógica, Película Kodak Ektachrome, 60x60mm.

Espectáculos y Cultura > Roger Kasparian

El fotógrafo olvidado que fue testigo de la efervescencia musical de los años 60

Roger Kasparian, que fotografió a los Beatles, Rolling Stones y otros artistas en su juventud, llegó a Montevideo para presentar una exposición en el Parque Rodó
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20 de diciembre de 2018 a las 05:04

En el buscador de Google, las dos palabras se autocompletan al instante. Roger Kasparian. Enter. Se despliegan cuadrados uniformes en blanco y negro, algunos más sepias, otros más grises. El primero: los Stones, treintañeros fumando, los árboles de París coronando el fondo invernal de la fotografía. La segunda: Marianne Faithfull, actriz inglesa, sonriente, joven. La tercera: Francoise Hardy  en unas congeladas y antiguas Tullerías. La cuarta: recién ahora aparece un joven desconocido, de nariz cuadrada, sonrisa humilde, flaco; frente a él está otra vez Hardy, acoplada a un muro de ladrillos, mirando para abajo, posando. La quinta y última fotografía de la fila: es actual y en color, tiene a un octogenario que mira de frente con la misma sonrisa de la foto anterior, con una cámara colgando de su mano. El instrumento crece desde el centro de su puño como una ramificación más de su cuerpo.

Ahora esa persona, Roger Kasparian, cruza el umbral del vestíbulo de un hotel del centro de Montevideo. Aparece caminando despacio, en silencio, ajeno a los idiomas de la recepción pero con una cámara de fotos colgando del mismo puño apretado que mostraba la quinta imagen de Google. Se acerca y habla en francés, su segundo lenguaje. El primero es la fotografía.

Enseguida aparece Hernan Mazzeo, un franco-uruguayo que lo acompaña en su recorrida por la capital del país, que colabora con el fotógrafo y que oficia de nexo entre los lenguajes desencontrados. Mazzeo, que además es curador de la muestra fotográfica del Centro de Fotografía de Montevideo que trae a Kasparian a Uruguay –El ojo de los 60, que inauguró este miércoles en la fotogalería del Parque Rodó–, intercambia unas palabras en francés con el veterano artista y comienza con la introducción de la historia, que es interesante, extraña y dilatada. Mientras, el fotógrafo escucha, acota frases colgadas, interviene con humildad y mantiene el dedo en el obturador. Está atento, siempre buscando una nueva toma. Lo ha hecho desde el día en que puso un pie en la ciudad.

Johnny Hallyday, Robinson Village, Francia. Año 1966. Técnica: analógica, película Kodak Plus X, 24x36mm, BN.

Jóvenes 60

Kasparian nació en 1938 y se crió en el distrito de Montreuil, fuera de la ruta periférica que circunvala a la ciudad de París. Allí, su padre –un refugiado del genocidio armenio– tenía una “boutique” de fotografía, un estudio donde durante dos generaciones se realizaron fotos controladas y, a lo sumo, las imágenes de algunos casamientos del barrio. Por influencias familiares, Kasparian bebió de la fotografía desde su infancia. “Nací fotógrafo. Prácticamente cuando abrí los ojos ya lo era”, dice ahora. 

Poco después de cumplir 24 años, se hartó. Se cansó de las fotos de estudio, de los casamientos, de la fotografía controlada. Y así, en el cambiante y todavía no demasiado tumultuoso 1964, Kasparian se lanzó a la tarea de retratar la incipiente escena del rock que estaba surgiendo con fuerza en esos años. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

#manouchian#rogerkasparian#ivry

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En principio, Kasparian trabajó como fotógrafo independiente, vendiendo trabajos freelance a empresas discográficas y revistas especializadas. Por su obturador, sin embargo, no pasaba cualquier rostro: al París de los años 60 que él estaba retratando estaba llegando la revolución musical. Así, Kasparian se encontró de un día para el otro acompañando y fotografiando a los Beatles, los Rolling Stones, The Kinks, Ray Charles  o The Who, así como eminencias de la cultura francesa de aquella época, como Francoise Hardy o Serge Gainsbourg.

Serge Gainsbourg, París, Francia. Año 1963. Técnica: analógica, película Kodak Plus X, 60x60mm, BN.

En aquellos años, Kasparian no tuvo demasiados problemas para fotografiar a Lennon, McCartney o Jagger, dado que ellos todavía eran desconocidos en el ambiente francés. Así, sus fotos lograron un grado de intimidad que casi no volvió a repetirse en el rubro.

“No consideraba que eso tuviera gran valor, porque la fotografía era algo muy diario, banal. Esas fotos tenían valor como fotografías de actualidad. El archivo en sí, al momento de ser guardado, no tenía necesariamente un valor enorme como ahora. El valor que se adquiere con el tiempo, con la notoriedad que ganan estas figuras”, cuenta el fotógrafo a través de Mazzeo.

Kasparian recuerda el contexto de cada una de sus imágenes, pero su cariño está dividido. Por ejemplo, recuerda especialmente una fotografía que tomó a Roger Daltrey, vocalista de The Who, a quien retrató dormido sobre un mostrador poco después de que la banda llegara a París desde Londres manejando una camioneta Bedford media destartalada. Recuerda, también, las horas que pasaba con estos artistas en aeropuertos, salas de espera, ensayos u hoteles.

The Beatles. Lyon, Francia. Año 1965. Técnica: analógica, película Kodak Plus X, 24x36mm, BN.

Mientras pasa las hojas de un libro editado con sus mejores fotos de aquellos años, el rostro iluminado de Kasparian –que siempre parece estar al borde de una sonrisa inminente y enorme– se encuentra con los ojos de un jovencísimo Paul McCartney, que mira directo a la cámara. “Yo estaba lejos y entre varios fotógrafos más. Le pedí con una seña que sostuviera la mirada y lo hizo”, dice satisfecho en francés, ahora traducido por su nieta que también lo acompaña en sus viajes y que habla inglés.

Ocultamiento, aparición

Tras 10 años de estar en el trillo musical Kasparian, muy cansado y con familia de la que hacerse cargo, se volcó a la industria inmobiliaria y abandonó la fotografía o, al menos, a seguir durante días a las bandas que se dejaban caer por París. Su archivo, en tanto, quedó guardado en un altillo de su estudio en Montreuil. 

Y allí quedó metido durante décadas, olvidado, alejado de un mundo que no sabía que uno de los grandes testigos de la ebullición cultural de los 60 aún guardaba su material lejos de la mirada de todos. La historia se torció de nuevo cuando en 2013 Alexandre Stanisavljevic, un coleccionista de vinilos, dio con él y se enteró del enorme tesoro que Kasparian custodiaba: eran kilos de historia que se acumulaban en la oscuridad y que pedían ser mostrados.

Sylvie Vartan, Campus L'Oréal, Clichy, Francia. Año 1964. Técnica: analógica, película Kodak Ektachrome, 60x60mm.

Esta nueva luz a su obra dio vuelta la vida del fotógrafo, que a sus ochenta años y ya pensando en el final de sus días se encontró con una nueva vida plagada de exhibiciones en distintos países, documentales sobre su vida, artículos en todas las revistas y medios franceses y, como está sucediendo ahora, presentaciones en países distantes como Uruguay.  

Mientras repasa con ironía las fotos de su libro y exclama frases del tipo “ahora son todos unos abuelos como yo”, Mazzeo explica que están tratando de reabrir el estudio en el que Kasparian trabaja para que se pueda visitar y hacer exposiciones esporádicas, como la que se podrá ver en el Parque Rodó hasta el 21 de enero.

Little Eva, París, Francia. Año 1963. Técnica: analógica, película Kodak Ektachrome, 60x60mm.

Cuando la entrevista termina, el puño del fotógrafo aferra con fuerza su herramienta de trabajo, su pincel y su verdadero ojo. El obturador está listo, esperando a ser accionado. Kasparian, veterano pero igual de intuitivo que antes, apunta hacia la ventana que da a la calle. Lleva todo el día –la vida– haciéndolo. Y así seguirá.
 

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