El miedo, en la escuela

Es un miedo primal, que afecta profundamente a los grandes, pero también a los propios niños, cuyas consecuencias ya están siendo estudiadas por científicos sociales porque superan la etapa escolar y se atrincheran en las psiquis de los futuros adultos. Es un miedo que me parecía todavía lejano, aunque nunca imposible, hasta que esta semana recordé que por acá pueden pasar cosas sino iguales, similares. 

Esta semana, el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, Matías Terra, presentó la idea de aplicar un protocolo para enfrentar a la violencia narco en los centros educativos. Lo hizo reunido con la directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo, el alcalde del Municipio D, un equipo del Ministerio de Desarrollo Social y representantes de ASSE y de centros educativos de Villa Española.

Terra no está exagerando. Terra llevó al papel los miedos que desde hace tiempo les hacen perder el sueño a grandes y chicos en ese y en otros barrios. Como publicó El Observador en un reportaje necesario de Natalia Roba y María Eugenia Scognamiglio, en Villa Española -una zona con muchos centros CAIF, escuelas, liceos y espacios juveniles- hace tiempo que se escucha silbar a las balas cerca, según dicen los vecinos. Allí, el enfrentamiento entre las  familias Suárez y Albín por la venta de drogas y el control del barrio, se volvió una guerra de guerrillas. En el medio hay miles de “civiles” y muchos están en centros educativos cuando empiezan a cruzarse los tiros.

Los enfrentamientos entre narcos no son una novedad de 2023 y hemos tenido “alertas” muchas veces en la última década larga. Esta vez, Terra propone un borrador para aplicar en todos los barrios afectados por esta violencia, en el que propone procedimientos concretos a seguir cuando se escuchan balaceras: que los alumnos no salgan del centro educativo,  que un adulto referente esté en contacto con la Policía, que “alumnos y docentes se escondan en una zona del edificio que sea segura, de muros y techos sólidos, puertas firmes y que esté alejado de la calle”, y que solo salgan del centro en caso de que haya una persona armada dentro de un aula.

Si no fuera porque da tanto miedo, parecería sacado de una película gringa. Pero es acá nomás en Villa Española, donde docentes y alumnos aprenden a protegerse como pueden y en los que, tal vez, pronto veamos esos simulacros que son tan comunes en las escuelas de Estados Unidos, en las que el miedo se instala incluso si nunca hubo allí un tiroteo.

"Cuando hay tiroteos de noche, los niños no van a clase de mañana, eso nos pasaba en Casavalle también", dijo el alcalde de la zona. Miedo que se traduce en ausentismo, por si nos faltaba otra “excusa” para seguir aumentando una variable letal para que la educación de un niño llegue a buen puerto.

El miedo no es nuevo y las balaceras tampoco, pero nos olvidamos fácil -parece-, porque hay que seguir viviendo. En 2014, un informe de la Junta Nacional de Drogas afirmaba que  "en las escuelas los niños juegan a ser narcos, a vender y comprar drogas". En ese momento el clímax de la violencia se daba entre familias enteras que vendían pasta base, al menos desde 2002, en ocho barrios de la zona metropolitana: Flor de Maroñas, La Teja, Cerro, Colón, Casavalle, Malvín Norte y Lavalleja en Montevideo y barrio Vista Linda, en Canelones. Así lo informaba el diario El Mundo de España, basado en una publicación de Búsqueda.

En 2013, una escuela debió ser desalojada por esta violencia. Dos bandas de narcotraficantes de Casavalle se la tenían jurada, pusieron día y hora y empezó la guerra, la balacera generalizada, a la tardecita. En una escuela cercana quedaban 50 niños, que salieron corriendo con las maestras y buscaron refugio en el Cuartel de Bomberos. 

Una década después la violencia da miedo en Villa Española, sobre todo luego de que fuera asesinado un hombre de 21 años de la familia Suárez, acribillado desde una camioneta desde las que se dispararon más de 100 tiros, según declararon testigos protegidos ante la Justicia. Luego circuló un mensaje de Whatsapp que alertaba al barrio: “Le queremos informar al barrio Villa Española que no salga a la calle porque habrá venganza”. La policía no pudo confirmar su veracidad pero los vecinos indican que fue un mensaje difundido por la familia Suárez.

Lo que tiene el miedo es que se contagia fácil. Hoy es Villa Española, ayer fue Casavalle y mañana, quién sabe.