El papa Francisco inició una visita de tres días a Sudán del Sur

Acompañado por Justin Welby, arzobispo de Canterbury y líder espiritual de la Iglesia anglicana, y Iain Greenshields, la personalidad más importante de la Iglesia de Escocia, la visita de tres días a la nación más joven del mundo tiene como finalidad mostrar un compromiso cristiano unido para ayudar terminar con una guerra civil que hizo saltar por el aire los discursos de concordia y unidad pronunciados en julio de 2011, cuando el país se independizó de Sudán.

No es la primera vez que Francisco intente mediar en el conflicto. En 2019 presidió una iniciativa similar cuando en el Vaticano se puso de rodillas y besó los pies de los líderes rivales, el presidente Salva Kiir Mayardit, y Riek Machar, uno de los cinco vicepresidentes, ocasión en la que les rogó que hicieran las paces. Desde entonces, el progreso del precario acuerdo alcanzado en 2018, en particular la creación de un Ejército unificado compuesto por fuerzas gubernamentales y combatientes de la oposición, fue muy lento.

Luego de una visita de cortesía al presidente y al vicepresidente, Francisco pronunció su primer discurso en el palacio presidencial delante de las autoridades y el cuerpo diplomático. En ese contexto afirmó que el proceso de paz y reconciliación requiere un nuevo impulso. "Basta ya de sangre derramada, basta de conflictos, basta de agresiones y acusaciones recíprocas sobre quien haya sido culpable, basta de dejar al pueblo sediento de paz. Basta de destrucción, es la hora de la construcción", clamó.

Francisco afirmó que la paz y la reconciliación pueden ser "un camino tortuoso, pero que ya no puede ser postergado”. "Las generaciones futuras honrarán o borrarán la memoria de sus nombres en base a cuanto ustedes hagan ahora, porque el curso de la historia dejará atrás a los enemigos de la paz y dará renombre a quienes trabajaron por la paz", prosiguió el pontífice.

Según reportó la agencia de noticias AFP, en Juba, las calles comenzaron a colmarse de gente horas antes de la llegada del pontífice. Muchos con pancartas deseando la bienvenida a Francisco, mientras que el logo la visita papal decoraba carteles en la carretera reciente asfaltada que conduce del aeropuerto al centro de la capital, algo inusual en una ciudad de calles polvorientas, donde las cabras errantes se protegen del sol bajo los autos.

Por su parte, miles de personas llegaron a Juba desde otras partes del país en una peregrinación integrada por personas de más de 60 grupos étnicos predicando un mensaje de unidad con motivo de la visita, en un contexto en el que las autoridades han desplegados unos 5.000 policías y soldados adicionales, además de decretar feriado nacional.

Sin embargo, la visita estuvo precedida por una nueva escalada de la violencia. Horas antes de que el pontífice aterrizara en Juba, milicias armadas mataron a 21 civiles en la localidad de Kajo-Keji, al sur del país, hecho que las autoridades calificaron como "masacre de civiles inocentes en un acto de venganza salvaje" y que se suma a los conflictos interétnicos entre comunidades nómades y ganaderas y otras sedentarias y agrícolas, situación que ha dejado cientos de muertos en varias regiones en los últimos meses.

Después de décadas de lucha con Sudán, y dos años después de su independencia, el país se sumió en 2013 en una guerra civil de cinco años en la que se enfrentaron los bandos de Salva Kiir y de Riek Mashar. El enfrentamiento, según Naciones Unidas (ONU), ha dejado unas 380.000 víctimas fatales, 2 millones de desplazados en un país de 12 millones de habitantes y una economía en ruinas, situación que ha devenido en una permanente crisis humanitaria.

Ante este escenario, las iglesias intentan compensar la ausencia de servicios gubernamentales y asistir a dos tercios de la población, pese a los 450 incidentes reportados durante 2022 contra los trabajadores humanitarios, ataques que dejaron tres muertos en lo que va de este año.

Con relación a las expectativas de las visitas del Papa a RDC y Sudán del Sur, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolín se mostró esperanzando en que “marque un punto de inflexión en los acontecimientos” y pueda servir para “mantener la buena voluntad de todos”, además de lograr “un compromiso renovado” de los actores para hacer “posible un proceso que garantice el desarrollo justo de toda la población y encaminar a estos países hacia un futuro mejor”.

Según el cronograma previsto, el Papa se reunirá con obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas en la Catedral de Santa Teresa, luego con los miembros de la Compañía de Jesús en la Nunciatura Apostólica y con los desplazados internos en el Salón de la Libertad. También presidirá una oración ecuménica con los líderes de las iglesias anglicana y escocesa para finalizar su visita con una misa, antes de regresar a Roma.

Francisco, que en nueve años de pontificado ha realizado un total 39 giras apostólicas y visitado 57 países, ya estuvo en África en 2015, cuando fue a Kenia, República Centroafricana y Uganda; regresó en 2017 para ir a Egipto; y nuevamente arribó al continente en 2019 para visitar Marruecos, Mauritania, Mozambique y Mauricio.