Opinión > Editorial

El peronismo al poder

Fernández por ahora está dominado por la buena voluntad y solo con ella es posible proyectar un final trágico
Tiempo de lectura: -'
09 de diciembre de 2019 a las 05:01

Alberto Fernández asume mañana, martes 10, la Presidencia de Argentina en un enredado contexto económico y social, con una preocupante prédica de dirigismo estatal que, en nuestra opinión, profundizará el clima de incertidumbre y no logrará el despegue del país. 

No existe ninguna evidencia, y mucho menos ante una mala gestión de la política, de que las ideas desarrollistas sean una palanca sin rémoras en la generación de riqueza, y mucho menos, con un Estado ineficiente y en un país que, según la última medición de Transparencia Internacional, se ubica por debajo de la media global en materia de percepción de la corrupción. 

Una economía en crisis y un Estado pésimo no permiten tener muchas esperanzas en que el próximo gobierno pueda realmente echar mano a la institucionalidad administrativa y política para cambiar la dramática situación de Argentina. 

Fernández por ahora está dominado por la buena voluntad y solo con ella es posible proyectar un final trágico. Aunque se muestra más pragmático que el promedio del peronismo de izquierda, se lo ha escuchado defender políticas del primer kirchnerismo que, además de equivocadas, se desplegarían en un contexto muy diferente al de la primera década de 2000. 

Los fríos datos económicos y sociales muestran que el presidente peronista enfrentará una dura batalla que atemorizaría a cualquiera: una deuda que se sitúa en un 80% del PIB, la mayoría en dólares; segundo año de recesión (con una caída de 3,1% al fin de 2019; una inflación acumulada a octubre de 42,2% (55% en diciembre); una pobreza de 35,4% en el primer semestre del año, según datos oficiales (40,8% en el tercer trimestre, arroja un estudio de la Universidad Católica Argentina); y un desempleo de algo más del 10%.

El próximo jefe de Estado descartó realizar un ajuste fiscal y se comprometió a poner en marcha un plan contra la pobreza –sin explicar de dónde obtendrá los recursos–. Al mismo tiempo, se encamina a renegociar el pago de la deuda y a retomar una política comercial más proteccionista, lo que se complementa con la idea de realizar un pacto social de precios y salarios con sindicatos y empresarios, algo que es útil solo para ganar tiempo.

Para tal desafiante tarea, eligió al economista Martín Guzmán, de 37 años, para dirigir el Ministerio de Hacienda, un académico que ha desarrollado su carrera en Estados Unidos, discípulo del Premio Nobel de Economía 2001, Joseph E. Stiglitz, ex economista jefe del Banco Mundial y presidente del Consejo de Asesores Económicos del exmandatario Bill Clinton.

Guzmán se mueve en el círculo de economistas que no creen en las políticas de austeridad a las que responsabiliza del decrecimiento, de más desempleo y desigualdad, y muy crítico del enfoque del FMI. Promueven en su lugar un aumento de la inversión pública en infraestructura, educación y tecnología.

Habrá que ver cómo ese pensamiento económico del nuevo keynesianismo aterriza en un gobierno que debe administrar desde el inicio una situación de crisis.

Pero desde ya nos parece que los planes intervencionistas en la Argentina de hoy equivalen a pretender navegar en un bote de remo en aguas embravecidas en las que solo es posible avanzar en un barco a motor, con el riesgo de terminar sumergido. Ojalá que estemos equivocados. 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...