El poder de ser una "chica" superheroína

El jueves se estrenó en la pantalla del canal de cable Warner Channel la serie de superhéroes más reciente, Supergirl, y se posicionó como uno de los lanzamientos más exitosos de esta temporada televisiva. Protagonizada por Melissa Benoist como Kara Danvers, el programa no ha estado libre de polémicas por aquellos que consideran que la protagonista no es una súper "chica", sino una mujer hecha y derecha.

Si bien en el mundo de los cómics donde se origina, Supergirl y Superwoman son dos personajes diferentes, la periodista de cultura Jessica Goldstein indagó por qué la heroína lleva ese nombre. "El problema con el nombre Supergirl no es que sea 'anti feminista'. El problema es que Kara (y por extensión, su alter ego) es un adulto, lo que significa que no es una 'chica'. Es una mujer. 'Chica' es una palabra aniñada. Su jefa Cat Grant (Calista Flockhart) le asigna ese nombre a la superheroína a pesar de que, bajo todo criterio, se trata de una adulta".

Goldstein aclaró que apenas se conocen 42 minutos del personaje y agregó: "Espero que Danvers no se tome a bien que se refieran a ella como 'chica'. Y eso sin mencionar que su primo, el análogo más obvio en este caso, no es llamado Superchico".

Eso no es del todo cierto. Superchico es, de hecho, una identidad temprana de Superman (primo de

Supergirl) y existe otro personaje (un clon creado con el ADN de Superman y Lex Luthor) que lleva ese nombre juvenil. Incluso el primer capítulo de la serie refiere a lo que menciona Goldstein: en tanto editora de la revista, Cat le pone ese apodo a Kara, pero ella como periodista no puede hacer mucho al respecto.

Si bien el primer capítulo de Supergirl tiene a Cat defendiendo fervientemente el nombre asignado a la protectora de National City, la defensa de Goldstein también es un poco excesiva. Porque en definitiva, ¿qué tiene de malo tener un superhéroe que, aunque no es técnicamente una chica, actúa como tal?

Lo mismo que ha hecho a la actual moda de superhéroes repetitiva y cansina es la misma fuerza detrás del declive de las series de televisión. Todos los superhéroes son hombres. Todos tienen relaciones similares con el poder, la violencia y la responsabilidad civil.

Por eso no es casual que los dos programas que estén intentando romper con eso sean Supergirl y Flash, ambos creados por Greg Berlanti. Este último tiene como protagonista a Grant Gustin como Barry Allen, un joven científico que adquiere supervelocidad y debe reconciliar sus responsabilidades con su familia, amigos y ciudad. Puede parecer raro llamar "chico" a Barry, pero está en el mismo punto de su vida que Kara.

Y hay poder en ese estado vital en el que una persona no puede llevar todo el peso del mundo en sus hombros. Es bueno ver superhéroes que pueden usar sus poderes, a pesar de ser subestimados por su físico (Barry es escuálido) o por su género.