Martín Viggiano

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El vino de El Resorte

Las historias de Juceca como disparador para hablar del vino en las cantinas uruguayas
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05 de marzo de 2014 a las 00:00

(Ilustración: "Felij'año", de Florencio Molina Campos)

Por Martín Viggiano

-“¿Qué tal es el vino del Resorte?

-Si no está entrenado, si no está hecho para tolerar las peores cosas de la vida, si no está preparado para enfrentar el vaso fatal, mejor pasar por la puerta y seguir de largo sin mirar. Es un vino, que usted lo usa con un pincel para darle una mano a los postes de los alambrados, y no se le pudren, pero además no le hace nido el hornero ni se le posa la lechuza.

-Se ve que es bravo ese vino.

-Es un vinito bastante regular, sí señor. Es un vino que si lo llegaran a usar en aerosol, en cuatro días nos quedamos sin capa de ozono.

-¿Y cómo es posible que semejante vino pueda ser bebido por la gente del Resorte?

-Porque lo acompañan con un quesito duro”.

El diálogo lo mantuvo Don Verídico, el pintoresco personaje que encarnaba el dramaturgo y humorista uruguayo Julio César Castro, “Juceca”, en uno de sus tantos diálogos mantenidos al aire en Radio Nacional de Argentina a mediados de los 90. Ese boliche de las mil y una historias, El Resorte, escenario de los cientos de cuentos camperos del artista fallecido en 2003, tuvo en sus relatos al vino como protagonista. Aunque haya sido tan cruel Verídico en su nota de cata, lo cierto es que esa bebida fue, durante muchísimo tiempo, protagonista exclusiva de los mostradores de Uruguay. Pero hoy, sin embargo, los bares de copas y cantinas de barrio a lo largo de todo el país, le abrieron paso a otros tragos como cerveza, whisky y demás bebidas destiladas. El vino, de todos modos, vive y lucha en esos lugares donde el truco, el casín y (desde un tiempo a esta parte) las maquinitas son el centro de la atención, siempre y cuando no haya un partido de fútbol de por medio. Vive y lucha a su manera, para mi gusto bastante menospreciado.

El vino en los bares de copas y cantinas de Uruguay tiene un lugar marginal, despreciable. Se ofrece casi exclusivamente vino de damajuana. Es el mismo que se despacha suelto en los almacenes. Los cantineros lo enfrían en botellas de refresco de dos litros en sus heladeras horizontales, y lo sirven a temperatura muy baja hasta el tope de vasos lisos con la inscripción de whiskies nacionales que trajo de regalo alguna caja.

El recuerdo del magistral Juceca me dio el pie para hablar del vino de mesa en Uruguay, sin duda el más consumido. Hace años que esta bebida cae en las preferencias en relación a otras como la cerveza, pero su calidad, aunque para muchos es cuestionable, desde un punto de vista objetivo es muy buena. La escala de las bodegas uruguayas así lo permite. El cuidado de las viñas y los bajos volúmenes de producción hacen que haya ofertas de vinos en damajuanas, sobre todo las de tres litros, pero también los envasados en caja (TetraPack), que valgan la pena consumir en la diaria.

El tema es polémico. Lo sé. Se entienden las críticas a la calidad de algunos vinos de mesa. Pero a mí me van a encontrar siempre como a los personajes de El Resorte, junto a un vino… y un questio pa´picar.

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