Ya nada frenará la llegada de carne cultivada al consumo minorista. EEUU ha dado el sí, y ahora serán los consumidores, la demanda, el mercado los que determinen si esto es un bluff o un componente más de la dieta humana. Hasta ahora lo que había eran imitaciones vegetales. Un poco de soja, otro poco de garbanzos, un jugo de remolacha, sales y grasas agregadas. El modelo de empresas como Beyond Meat, o la milanesas de berenjena de nuestras abuelas en modo hamburguesa.
Eso por ahora no convence. Porque para quien quiere carne es una mentira y para quien quiere ser vegano que come sano es “ultraprocesado”. Quien invirtió en Beyond Meat y pagó en su momento US$ 100 por acción, tiene ahora un papel que vale US$ 12.
Esto es diferente porque para quien come pechuga de pollo, esto es pechuga de pollo.
Dos compañías, Upside Foods y Good Meat, anunciaron el miércoles que recibieron la aprobación final del Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) para vender carne cultivada es decir que ya se puede vender en supermercados, restaurantes y cualquier comercio habilitado.
Esto abre las puertas al público masivo. A partir de esta semana, Estados Unidos es el segundo país después de Singapur en permitir la venta de la llamada carne cultivada, que se deriva de una muestra de células de ganado que se alimentan y cultivan en tanques de acero, según explica el informe de la Agencia Reuters.
No se trata de carne vacuna. mucho más compleja y heterogénea, difícil de imitar. Estas empresas cultivan músculo de pollo, mucho más simple, sin veteado interno de grasa, sin hueso, sin texturas como la de vacío o la entraña. El otro gran problema de estos productos es la escala de producción. ¿Cuánta carne o como se lo llame puede producirse en tinajas de acero en laboratorios? Planean servir primero su producto en restaurantes de alta gama antes de escalar la producción para alcanzar un costo más bajo para las tiendas de comestibles. Muchos dudan de que ese escalamiento pueda ser significativo.
El “pollo” de células cultivadas se servirá primero en Bar Crenn, un restaurante en San Francisco propiedad del chef Dominique Crenn, dijo la compañía. Good Meat venderá su primer lote de pollo al Grupo José Andrés, dijo Good Meat )ver https://joseandres.com/restaurants/).
Las compañías dijeron que todavía están determinando un cronograma exacto para cuando los productos lleguen a los platos.
Upside dijo a Reuters que pronto anunciará la ubicación de una nueva planta de producción en EEUU que es de 10 a 20 veces más grande que su planta actual en Emeryville, California. JBS uno de los imperios cárnicos de Brasil ha anunciado la mayor fábrica del mundo en el país vasco, pero cuando se conocen las producciones proyectadas, en términos del comercio internacional de carnes, son irrelevantes. Aún así, este viernes los ganaderos vascos se manifestaron en contra de la construcción de esta “fábrica de carne”. Los vascos argumentan riesgos potenciales para la salud, el mismo argumento que llevó al gobierno italiano a prohibir este tipo de productos. También hay estudios que plantean que la huella climática de estas fábricas es mucho mayor que la del ganado, algo que estas empresas niegan.
Un debate que a partir de esta semana ingresa en una dimensión mucho mayor porque la principal economía del mundo ha dado el sì definitivo.
Las empresas de carne cultivada esperan que sus productos proporcionen una alternativa atractiva para los consumidores de carne que buscan una opción más humana y respetuosa con el medio ambiente para sus cortes, y que pueden no estar satisfechos con los productos vegetarianos que ya están en el mercado. Efectivamente el marketing enfatiza que por primera vez en la historia de la humanidad se puede comer carne sin tener que antes matar a un animal.
Pero ese es a mi entender un argumento débil. Todos los animales morimos y si un día no se consume más carne vacuna, simplemente no habrá más vacas en el mundo o quedará un puñado en alguna reserva. No es lo que a una vaca le conveniente. Mucho mejor para los vacunos es poder vivir como en Uruguay, pastando, criando terneros y teniendo una muerte respetuosa por eutanasia en el final de su vida.
Previamente, a principios de este mes, el USDA emitió la aprobación de las etiquetas para ambas empresas. La FDA emitió sus aprobaciones para Upside en noviembre de 2022 y para Good Meat en marzo de 2023.
¿Qué debería hacer Uruguay?
Hemos escuchado voces llamando a prohibir estas carnes en Uruguay. Nos parece una estrategia muy dudosa. Salvo que se demuestre la presencia de algún tóxico, hormona o componente peligroso, prohibir un producto que no sea peligroso para la salud solo porque nos disgusta su existencia es un camino peligroso incluso para el agro uruguayo. Surgirán voces que reclamarán prohibir el glifosato, el glufosinato, el clorpirifós y cualquier alimento que tenga rastros de ellos. Es un debate difícil para el agro.
Por otro lado, estará otro flanco de discusión, el de querer el libre mercado siempre y cuando no compita justo con lo que yo produzco.
Es muy improbable que esto vaya a ser una competencia significativa. Primero porque ya han circulado ampliamente estudios que apuntan a que la huella climática de estos productos es mucho mayor que la algo producido naturalmente.
En segundo lugar, es dudoso que a la gente le enamore un producto símil carne ultraprocesado que salió de un tanque de aluminio. Será un nicho que no va a afectar a ninguna parrillada.
En tercer lugar, y tal vez lo más importante, esto puede que abastezca a algún restaurante exótico de California o Singapur. Pero alimentar a más de 8.000 millones de personas de las cuales la mayoría tiene recursos limitados es otra cosa y pasarán muchas décadas antes de que se pueda realizar con algo más barato que un pollo de verdad.
La ganadería tiene problemas mucho mayores que las carnes cultivadas. La debilidad de China y la caída del dólar son una yunta terrible. Y que la gente deje de comer carne vacuna ante las imágenes de selvas incendiadas para poner ganado ese si que es un riesgo grave.
Una ganadería basada en campo natural, que apueste seriamente a ser carbono neutral tiene poco que temer de esta nueva competencia y daría una mucho mejor señal no oponiéndose a estos raros bocados nuevos. Pero sí apostando metódicamente basada en ciencia a lograr la excelencia ambiental que se ha vuelto imprescindible. Medir la huella de carbono y ganar la competencia por minimizar el impacto ambiental es mucho más efectivo y maduro que recurrir al “prohíbase”.
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