Economía y Empresas > GUERRA COMERCIAL

En China, algunos temen el fin de "Chimérica"

Hay cuestionamientos sobre la continuidad del ascenso milagroso del país a medida que se eleven las fronteras y las barreras
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19 de mayo de 2019 a las 05:00

Por Li Yuan, New York Times News Service

Wu Shichun es uno de los incontables emprendedores chinos que, a lo largo de las últimas cuatro décadas, ha prosperado gracias al acceso que ha tenido a clientes y dinero de Estados Unidos.

En la actualidad, mientras el gobierno estadounidense amenaza con quitarle eso, el empresario serial e inversionista de capital de riesgo en esencia está repensando cómo hacer negocios.

Una de sus sociedades de cartera diseña y fabrica productos de moda en China, después los vende a clientes estadounidenses en Amazon.com. Otra, un fabricante de vaporizadores, vende la mayoría de sus productos en Estados Unidos. La tercera, la cual produce materiales metálicos para fabricantes de artículos electrónicos, exporta el 40% de su producción a la nación norteamericana. Las tres empresas se verían afectadas con los nuevos aranceles estadounidenses.

“A partir de ahora, tendré que invertir en empresas que se enfoquen en el mercado chino”, comentó Wu, de 42 años.

“Espero que China y Estados Unidos puedan encontrar una mejor manera de coexistir”, opinó. “No tienen por qué destruirse el uno al otro”.

Guerra caliente

El gobierno chino ha alcanzado un tono desafiante desde el viernes 10, cuando el presidente Donald Trump intensificó la guerra comercial aumentando los aranceles a exportaciones chinas con un valor de US$ 200.000 millones de dólares al año. “Si Estados Unidos quiere entrar en conversaciones, nuestra puerta está abierta”, se mencionó el lunes por la noche en la televisora controlada por el Estado, Televisión Central de China, y el comentario se hizo viral con rapidez. “Si Estados Unidos quiere pelear, combatiremos hasta el final”.

En contraste, muchos empresarios e intelectuales guardan la esperanza de que se llegue a un acuerdo. Cuando China dejó atrás el terror agudo de la Revolución Cultural, se debió en parte a las relaciones con Estados Unidos, uno de los primeros socios diplomáticos en ofrecer inversión, mercados y oportunidades. Incluso hay una palabra que circula por el internet que define los estrechos vínculos económicos que se formaron entre las dos economías más grandes del mundo: “Chimérica”.

La guerra comercial tiene a Chimérica como objetivo directo. Los nuevos aranceles, si permanecen, amenazan con reducir un gran mercado para muchas empresas chinas.

Más allá de los aranceles, los halcones comerciales dentro del gobierno de Trump buscan una desvinculación, según la llaman, o la ruptura de una relación que en este momento representa una amenaza estratégica a largo plazo para Estados Unidos, de acuerdo con su percepción. Los halcones comerciales esperan que las empresas estadounidenses lleven sus fábricas a países más amigables. Están presionando para restringir la inversión china en Estados Unidos y recortar los lazos académicos y de otros tipos.

Ahora mucha gente en China se pregunta qué sucederá si los países se desvinculan. Hay cuestionamientos sobre la continuidad del ascenso milagroso del país a medida que se eleven las fronteras y las barreras.

“Desde el día que nací, mi generación siempre ha visto mejorar la economía del país”, escribió Feng Dahui, uno de los primeros empleados de Alibaba y un empresario del internet en la ciudad de Hangzhou, el lunes por la noche en su línea del tiempo de WeChat, el servicio de redes sociales de China.

“Hemos experimentado la revolución del internet y hemos disfrutado los beneficios de la globalización”, continuó. “Ahora parece que este tipo de optimismo nos abandona. Todo parece terminar de una manera abrupta”.

Es poco probable que sus preocupaciones persuadan al gobierno chino. La mayoría de los analistas políticos cree que la única presión eficaz tendría que venir del interior del liderazgo del Partido Comunista de China, y las voces oficiales han sido uniformes en el nivel de estridencia. La fuerte censura del internet chino ha eliminado los comentarios negativos.

No obstante, algunos emprendedores están expresando sus inquietudes.

Xiao Yu dijo que el crecimiento del negocio de comercio electrónico que fundó, OFashion, el cual vende productos de lujo de Europa y Estados Unidos a consumidores chinos, había disminuido en la segunda mitad del año pasado debido, en parte, a la guerra comercial. Aunque solo 10% de su mercancía proviene de marcas estadounidenses como Michael Kors o Coach, la guerra comercial ha golpeado el mercado bursátil de China y ha perjudicado la confianza del consumidor.

La guerra comercial podría poner en riesgo sus sueños de recaudar dinero de inversionistas estadounidenses y tal vez hasta de meter su empresa emergente en una bolsa de Estados Unidos, comentó.

“Como empresarios, nuestro destino está ligado estrechamente al país”, mencionó Xiao, quien mantiene la esperanza y la confianza de que los dos países puedan llegar a un acuerdo.

“No hay razón para que las relaciones entre China y Estados Unidos sean tensas”, opinó.

Algunas personas están reviviendo antiguos artículos en línea sobre la relación entre China y Estados Unidos que se están haciendo virales. Uno de ellos fue un discurso que dio en enero Li Ruogu, expresidente del Banco de Exportaciones e Importaciones de China y exgobernador adjunto del banco central de China. Li argumentó que muchos chinos, entre ellos algunos altos funcionarios, no se habían percatado de que las relaciones habían dado un vuelco dramático. El conflicto no giraba en torno a que Estados Unidos se sintiera amenazado por el crecimiento de China, mencionó Li, sino por su visión de un capitalismo encabezado por el Estado.

“Es un conflicto de sistemas”, escribió. “No tendrá un final sencillo”.

Otro artículo popular, y censurado “a posteriori”, tenía como título: “Las razones detrás de la ruptura de Chimérica”. La popularidad del artículo, de autoría anónima, refleja un entendimiento creciente de que los conflictos entre los dos países van más allá del comercio y podrían no tener una solución fácil.

El artículo arguye que el sistema de China, un capitalismo mercantilista de Estado basado en la baja calidad de los derechos humanos, afectaba de manera negativa las estructuras salariales y de fijación de precios en Estados Unidos y otras economías desarrolladas. Ahora, Estados Unidos quiere que China cambie su modelo de crecimiento económico, argumentó el autor, mientras que China solo quiere comprar más productos estadounidenses para resolver desequilibrios comerciales a corto plazo.

“Los caminos de Chimérica se separaron el 10 de mayo”, escribió el autor. “Ha llegado la hora de decidir entre la adopción de las reglas estadounidenses o las chinas”.

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