La última vendimia, dicen los actores más experientes del sector, si no fue la mejor de la historia pegó en el palo. Por el contrario, el panorama no es el ideal para la que está por comenzar. El verano de 2018 abundó en días secos, soleados, calurosos y la uva sobre la torta fue la combinación de eso con noches frescas. En este verano durante las tres semanas iniciales de enero llovió en casi todo el país casi la mitad de lo que suele llover en todo un año con registros normales. Se quejaron los turistas claro, pero también los vitivinicultores que tienen muy fresca aún la vendimia de 2014, por lejos la peor de los últimos tiempos.
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