En un clima tenso, llega a Cisjordania primera delegación oficial saudí

Es la primera visita de una delegación oficial saudí a Cisjordania desde los acuerdos de paz israelí-palestinos de Oslo, en 1993, que permitieron crear la Autoridad Palestina. Al Sudairi es embajador no residente y tiene su base en Amán, la capital de la vecina Jordania. Tiene previsto presentar sus credenciales al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, en un encuentro programado a la una de la tarde, hora local (14.00 horas de Montevideo).

Tras el anuncio del 6 de diciembre de 2017 del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, se escucharon duras críticas en los territorios palestinos y en Jordania hacia Arabia Saudita, que, según varias filtraciones, está promoviendo el “acuerdo del siglo” de Trump, a saber: Acuerdo palestino-israelí auspiciado por Estados Unidos que favorece a Israel a expensas de los palestinos.

Por lo tanto, Arabia Saudita fue acusada de acompañar la política de Trump en Jerusalén. Esta crítica se expresó en la quema de la bandera saudita junto con la estadounidense en una manifestación en Gaza, y en lemas que denunciaban al príncipe heredero saudí Muhammad bin Salman en las protestas jordanas contra el anuncio de Trump.

Esta crítica contra Arabia Saudita por parte de palestinos y jordanos se une a otras expresiones de la tensión actual entre Arabia Saudita por un lado y la Autoridad Palestina (AP) y Jordania por el otro, y el descontento en Ramallah y Amman con las recientes medidas de Arabia Saudita con respecto al proceso de paz palestino-israelí.

Los signos de esta tensión aparecieron por primera vez en las redes sociales, con acalorados debates entre usuarios saudíes y palestinos sobre el rechazo de Hamas al anuncio de la Liga Árabe del 19 de noviembre de 2017 que calificó a Hezbollah como una organización terrorista.

El príncipe saudí Muhammad bin Salman no oculta su satisfacción ante la perspectiva de un pacto estratégico entre Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita. En una entrevista televisada el 20 de septiembre, el príncipe heredero y gobernante de facto del país reconoció con una sonrisa que se vislumbra un acuerdo.

“Cada día estamos más cerca. Parece que por primera vez es real, serio”. Un pacto sería, dijo, “el mayor acuerdo histórico desde la Guerra Fría”. El 22 de septiembre, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, confirmó que el trío de países estaba “en la cúspide” de un acuerdo. Sería, dijo, un “salto cuántico”.

Cabe consignar que las relaciones diplomáticas formales entre Arabia Saudita, el Estado árabe más rico y posiblemente más influyente, e Israel, se postergaron por mucho tiempo. Desde que se convirtió en príncipe heredero en 2017, Muhammad bin Salman mantuvo al menos una reunión secreta con Netanyahu.

Ambos países tienen un rival común en Irán y hacen negocios en silencio. Pero en 2020 se firmaron los Acuerdos de Abraham entre Israel y varios Estados árabes, sin Arabia Saudita. Pocos esperaban que los lazos entre Israel y el reino petrolero se formalizaran en vida del padre del príncipe, el rey Salman, que pertenece a una generación para la que cualquier relación con Israel era impensable.

Sin embargo, los incentivos para llegar a un acuerdo se agudizaron. Para los saudíes, la motivación es una nueva alianza estratégica con Estados Unidos. Los dos países mantienen una relación en materia de seguridad, pero el reino quiere un pacto de defensa más formal, entre otras cosas porque la intensificación del programa nuclear iraní significa que está a punto de tener armas nucleares, lo que alteraría el equilibrio de seguridad de la región.

Las conversaciones incluyen la posibilidad de que Arabia Saudita desarrolle un programa de energía nuclear civil, con una instalación de enriquecimiento de uranio gestionada por estadounidenses en suelo saudí que, según The Wall Street Journal, al igual que Aramco, el gigante petrolero saudí, fue gestionado originalmente por estadounidenses.

Aunque este esfuerzo sería de naturaleza civil, y el objetivo tácito de Estados Unidos es evitar una carrera armamentística nuclear en Oriente Próximo, el príncipe saudí dice que se reserva el derecho a buscar armas nucleares si Irán cruza el umbral. “Si ellos consiguen una, nosotros tenemos que conseguir una, pero no queremos ver eso”, dijo en una entrevista televisiva.

Por otra parte, este nuevo escenario geopolítico cae como un balde de agua fría en Palestina. La tensión en la frontera entre Israel y la Franja de Gaza vuelve a ser asunto de discusión, tras algunos meses de calma.

Desde inicios de setiembre, pero sobre todo en los últimos diez días, se sucedieron manifestaciones e incidentes que recuerdan –aún a escala muy reducida– a las protestas de la Gran Marcha del Retorno de 2018 y 2019, en las que murieron 223 palestinos por fuego israelí.

A la cabeza de estas renovadas protestas están grupos de jóvenes, bajo el reclamo de poner fin a los 16 años de bloqueo impuesto por Israel y Egipto en Gaza, pero también con consignas de apoyo a los presos palestinos en cárceles israelíes y el rechazo a los rezos de judíos en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, un lugar reservado para el culto musulmán, según el statu quo vigente para los lugares sagrados de la Ciudad Santa.

Las tácticas de los manifestantes son asimismo conocidas y las protestas suelen terminar en enfrentamientos, con la quema de neumáticos o el uso de artefactos explosivos, a los que los soldados israelíes respondieron con gases lacrimógenos y munición real.