Opinión > OPINIÓN / NELSON FERNÁNDEZ

Entre devolver pelotas o encimarse a la red

El gobierno se ha quedado reactivo y sin recuperar proactividad no podrá mejorar aprobación popular
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04 de agosto de 2018 a las 05:00
En el deporte, como en la política, quedar a la defensiva genera mucho riesgo y no luce nada. Cuando el mérito está en lo que se evita, el reconocimiento no llega en el tiempo que pretende el autor del hecho. Eso no es bueno cuando falta un año para el calor de la campaña electoral.

Cuando el mensaje es la negación de hechos, la aclaración de confusiones o la precisión de vaguedades, se pierde espacio y tiempo para fijar ideas y temas propios. El gobierno de Tabaré Vázquez se enoja cuando la oposición le critica con el argumento de que se ha "quedado sin agenda", pero aunque tenga una hoja de ruta y sienta que está cumpliendo compromisos asumidos, la imagen que se transmite es la de ser "reactivo" y no "proactivo".

Reacciona para responder o retrucar, en lugar de proponer para impulsar. Y no se le hace fácil al gobierno atender varios enredos a la vez, algunos que son problemas de gestión, otros que son conflictos con gremios, otros que son derivados de situaciones económicas complejas que se hacen visibles y urgentes ahora, y otros en los que no es arte ni parte, pero le roza o afecta más de lo pensado.

En las últimas semanas, muchos uruguayos en redes sociales o conversaciones informales, han repetido versiones sobre "el hijo de Vázquez", sin saber de quién se trata y de qué grado de veracidad pueden tener los dichos. Ha pasado a ser una figura con apellido y sin nombre ni rostro, al que se le adjudican casos que nada tienen que ver uno con otro.

La modalidad de email o WhatsApp han cambiado el comportamiento de la gente; lo que antes no se animaban a repetir por tratarse de un rumor sin chance de verificar y que pudiera aparecer absurdo, ahora se reenvía a un grupo de contactos como si nada. Por jorobar, no más.

Esto agrega amargura al presidente, quita tiempo aunque quiera ignorar el tema, y le da una cuota de molestia porque de alguna manera puede sentir que sus hijos se exponen a difamaciones, porque un día su padre se metió en política.

Los que conocen de cerca cada tema, aseguran que la versión del involucrarlo en el cambio de sistema de BROU es una falsedad sin fundamento alguno, y que la mención en el sainete de la AUF es parte de los dichos de vulgares personajes del mundo de la pelota, que para dar una respuesta negativa usan excusas que no pueden defender en público.

¿Salir al cruce o ignorar? Hasta ahora se ha optado por esperar que la imagen se limpie en la justicia, lo que se ve con acción de Fiscalía en el caso del fútbol. Sobre lo del BROU, el ente salió a asegurar que no hubo contratación "a dedo" y que los montos no son los que dice el sindicato. Pero para la gente todo ha quedado en un enredo.

La facción radical del gremio bancario no cede en su presión y dice que aunque no tenga pruebas, al "hijo de Vázquez" lo ven en la web como vinculado a la empresa (no importa si eso fue hace mucho, y si nunca fue socio en el carácter de "dueño", pero la sospecha corre...).

El caso es que el gobierno, en su conjunto, ha quedado como el tenista que está en el fondo: defiende, devuelve pelotas, pero no puede ir a la red para atacar. Paga costos políticos por estar reactivo en lugar de proactivo. El proactivo es el que toma activamente el control y decide qué hacer en cada momento, por lo que se puede anticipar a los acontecimientos. Eso implica acción o intervención activa.
El reactivo es el que deja depender de sí mismo, sino de circunstancias externas que no domina.

Y no solo no se anticipa a hechos, sino que se ve sorprendido por nuevos episodios. Con el problema de la inseguridad, las autoridades tienen convencimiento de que hicieron lo posible para frenar el delito, pero que la mala implementación del nuevo Código de Proceso Penal les jugó en contra. Por eso no están en procura de medidas nuevas, de un plan nuevo, sino de corregir esos desvíos. Y responden sobre eso, pero de forma reactiva.

En economía se van sumando datos malos. La relación cambiaria con Argentina y la recesión en ese país, conspiran contra la próxima temporada turística y también con otros negocios inmobiliarios en el este.

Las exportaciones no crecen, sino que bajan, el déficit se consolida alto, en 4% del PIB, la tasa anual de inflación repunta (ayer se supo que llegó a 8,41%) y hay indicadores de anticipo de tendencia (como el de Ceres) que muestran cambio de signo.

Y empresas que venían arrastrando problemas o tenían alguna "muleta" artificial, quedan con fractura expuesta.

Todo eso en medio de un mercado laboral quieto o contractivo. A los reclamos por situación económica, el gobierno responde con estadísticas de los últimos años, o con el compromiso de hacer algo por una empresa que según los que conocen el caso, tanto en sector privado como en Ministerio de Economía, no es posible de reflotar.

Desde el Ministerio de Trabajo hablan de "la voluntad política expresa del gobierno nacional y la intendencia de Paysandú"; mientras en Economía advierten que la realidad es más fuerte que las "buenas intenciones".

También el gobierno tiene que explicar por qué demora la licitación del ferrocarril, responder que no hay fondos para aplicar la "ley de género", que no es posible llegar al 6% del PIB para la enseñanza, que... y así.

¿Logrará aire para salir del fondo y encimarse a la red? Si sigue "devolviendo pelotas" y no recupera actitud proactiva, no podrá "fijar agenda", dejará la sensación de lo que algunos expresan en encuestas (que "no hace nada") y mantendrá una evaluación negativa de la población: hoy apenas una cuarta parte de los uruguayos aprueba la gestión.

La falta de reflejos, los desencuentros de la interna, ministerial y la desconexión de visión oficialista con lo que expresa la opinión pública, muestran que esa reacción no se ve en el horizonte. Pero es posible, depende del propio gobierno.









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