España se suma a los países que aplican impuestos a las rentas extraordinarias de empresas

Los nuevos impuestos, que afectan a los grupos más importantes de los sectores eléctrico, petrolero y gasista, estarán en vigor durante 2023 y 2024 con la meta de recaudar € 2.000 millones por año de los beneficios extraordinarios que las empresas habrán obtenido desde 2022.

Con respecto a las entidades financieras, el impuesto también tendrá una duración de dos años con la expectativa de recaudar € 1.200 millones cada año.

Las medidas anunciadas por Sánchez no son una excepción en el escenario europeo ni deberían sorprender a nadie, ya que varias naciones comunitarias han anunciado o están implementando ya normativas similares, acuciadas por los desbalances financieros agravados por las consecuencias de la guerra de Ucrania.

Incluso el FMI, en un informe técnico que se conoció el 19 de abril en el inicio de las reuniones de primavera con el Banco Mundial, se manifestó a favor de “impuestos temporales más altos” en tiempos de pandemia o de guerra. Uno de los autores del informe, el economista Jean Marc Natal, explicó a los periodistas que “el principio general de las finanzas públicas es que uno debe encontrar dónde están los recursos e intentar compensar a quienes más sufren.

La imposición de impuestos temporales más altos sobre los beneficios excesivos es un medio para reducir la carga de las finanzas públicas y redistribuir esfuerzos y costos después de dos años de sufrimientos mayoritarios y cuantiosos crecimientos minoritarios, concluye el informe.

También el parlamento europeo, en su plenario del 6 de julio, había abordado la discusión del impuesto a las ganancias extraordinarias de las empresas energéticas.

La consultora Bloomberg informó que, según estimaciones de la agencia internacional de Energía, las condiciones actuales del mercado energético podrían generar un exceso de beneficios de € 200 mil millones en Europa por las ventas de gas, carbón, energía nuclear e hidroeléctrica.

La idea de aplicar impuestos extraordinarios había sido delineada previamente por la Comisión Europea en mayo mediante un plan denominado REPower plan, dirigido a los países miembros para que usaran los fondos provenientes de impuestos extraordinarios en inversiones en el área energética para disminuir la dependencia del crudo y el gas rusos.

Con respecto al sector financiero, ya en los primeros días de julio, el Banco Central Europeo (ECB) buscaba cómo bloquear la forma en que los bancos estaban ganando miles de millones de euros aprovechando, en el contexto actual de suba de tasas, el esquema de préstamos a bajísima tasa que habían recibido durante la pandemia.

El Banco Central les prestó a las instituciones bancarias € .2.2 billones a tasas subsidiadas para salvarlos de la bancarrota durante la pandemia de Covid 19, pero ahora, con tasas en alza, el dinero obtenido les va a rendir € 24 mil millones en ganancias adicionales, según cálculos de Morgan Stanley, que describe el mecanismo con que los bancos se aseguran esos beneficios: toman préstamos baratos del ECB, y los depositan en el propio banco central hasta el final del programa de préstamos subsidiados en diciembre de 2024.

“Los negocios han sido muy beneficiosos para nosotros”, ha dicho el jefe de finanzas de un banco europeo, agregando que es algo que “no se puede decir en voz alta, porque es como decir que el banco se está beneficiando de la pandemia”.

Con estos antecedentes y a favor de la extendida opinión sobre la necesidad de recuperar las súper ganancias, son varias las naciones que han puesto o están poniendo en marcha impuestos que, según cálculos de la Comisión Europea, podrían originar una recaudación total de unos € 200 mil millones.

Italia ya grava a las empresas energéticas con un 25% de los beneficios extraordinarios de estas compañías y espera recaudar cerca de € 11.000 millones.

Hungría calcula recaudar alrededor de € 4.120 millones en dos años, que representan el 1.5% del PBI nacional en ese período. Los impuestos extraordinarios en Hungría abarcan a varios sectores empresarios, pero la mayor recaudación proviene de la petrolera MOL, con unos € 760 millones.

En Gran Bretaña, el entonces ministro de Economía, Rishi Sunak, anunció el 25 de mayo un impuesto del 25% sobre los beneficios de las petroleras, que será compensado por una desgravación fiscal del 80% para las empresas que reinviertan sus ganancias en el país.

El impuesto está vigente y será cancelado cuando los precios vuelvan a niveles históricamente normales. La expectativa de recaudación se sitúa en el orden de los € 5.800 millones y no se descarta aplicar un impuesto similar al sector eléctrico y del gas natural.

Los gobiernos de Bulgaria y Rumania habían anunciado ya en 2021 medidas similares y la generalización de este tipo de reformas ha llevado a Bruselas a instar a los países miembros que están diseñando impuestos extraordinarios, a hacerlo “cuidadosamente” para evitar distorsiones indeseados y demoras en las inversiones en energías renovables.

(La República, Investing)