Estados Unidos y China acordaron ampliar el diálogo para mejorar la relación bilateral, que se encuentra en unos de sus peores momentos, durante la visita a Beijing del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en la que mantuvo conversiones "sinceras", “sustantivas” y "constructivas" con su homólogo chino, Qin Gang.
Se trata del primer desplazamiento de un jefe de la diplomacia estadounidense a territorio chino en casi cinco años y el primer encuentro de alto nivel luego de la reunión que mantuvieron el presidente Joe Biden y su par chino Xi Jinping en noviembre pasado al margen de la Cumbre del G20 que se realizó en Bali, Indonesia, ocasión en la que acordaron la visita de Blinken.
Fuentes diplomáticas de ambos países señalaron que durante el encuentro de siete horas y media que sostuvieron los cancilleres, Qin aceptó la invitación hecha por Blinken para visitar Washington en una fecha todavía no determinada.
Blinken, por su parte, enfatizó la importancia de "mantener canales de comunicación abiertos para reducir el riesgo de percepciones erróneas", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, quien calificó las conversaciones de "sinceras, sustantivas y constructivas" en un contexto en el que los vínculos entre Washington y Beijing "están en el punto más bajo desde el establecimiento de relaciones diplomáticas", en 1979, según la emisora oficial china CCTV.
"Esto no se ajusta a los intereses fundamentales de los dos pueblos, ni cumple con las expectativas de la comunidad internacional", dijo Qin en declaraciones a los medios locales, ocasión en la que no obstante lanzó una advertencia sobre Taiwán. "La cuestión de Taiwán está en el centro de los principales intereses de China, es el asunto más importante en las relaciones chino-estadounidenses y el riesgo más notable", aseguró.
China efectuó el año pasado grandes maniobras alrededor de Taiwán, consideradas por algunos observadores como un ensayo para una invasión, luego de que la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, visitara la isla en agosto último.
Blinken tenía previsto visitar China en febrero, pero cambió de planes abruptamente cuando Estados Unidos derribó un globo chino que sobrevoló su territorio, al que calificó como espía, aunque desde entonces tanto él como Biden, restaron importancia al episodio.
La reunión entre Blinken y Qin se concretó luego que el mandatario estadounidense dijera que espera reunirse de nuevo con el presidente Xi, posibilidad que podría concretarse cuando ambos líderes asistan a la próxima cumbre del G20, pautada para septiembre en Nueva Delhi, India; o bien si Xi acepta la invitación para participar en el Foro de Cooperación Económica Pacífico-Asia, que organiza Estados Unidos y que se realizará en noviembre en San Francisco.
Aunque los comunicados emitidos por ambas cancillerías no detallaron los temas tratados durante la reunión, fuentes diplomáticas consignaron que una de las cuestiones centrales abordadas por Blinken y Qin fue la extensa lista de restricciones impuestas por la Casa Blanca a la exportación de semiconductores de alta gama, que Estados Unidos justifica argumentando sus posibles usos militares.
Según un asesor del jefe de la diplomacia estadounidense, Blinken presionó para que Beijing frene los envíos a América Latina de los precursores químicos que luego sirven para producir fentanilo, el poderoso analgésico que está provocando una pandemia que mata a decenas de miles de estadounidenses cada año.
Durante su visita a China, Blinken habló por teléfono con sus homólogos de Japón y Corea del Sur y, antes de partir, se reunió en Washington con el ministro de Exteriores de Singapur. Por su parte, el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, viajó a Tokio para reuniones separadas a tres bandas en las que participaron Japón, Corea del Sur y Filipinas.
Blinken es el primer diplomático estadounidense de alto rango que visita Beijing desde una parada en 2018 de su predecesor, Mike Pompeo, quien luego fue el artífice de una confrontación con China en los últimos años de la presidencia del republicano Donald Trump, confrontación que siguió escalando desde que asumió Biden.
Sin embargo, a pesar de la presencia de Blinken en la capital china y la evaluación relativamente optimista de la reunión, los analistas coinciden en que las perspectivas de cualquier avance significativo en los temas más complejos que enfrentan las dos economías más grandes del planeta siguen siendo escasas en el corto plazo.
Las conversaciones iniciadas, no obstante, podrían allanar el camino para la reunión entre Biden y Xi con el objetivo de limar diferencias en la larga lista de desacuerdos, que van desde el comercio con Taiwán, las condiciones de los derechos humanos en China y Hong Kong, la presencia de China en América Latina y la guerra entre Rusia y Ucrania, entre otros.
Poco antes de partir, Blinken enfatizó la importancia de que Washington y Beijing establezcan y mantengan mejores líneas de comunicación para “asegurar que la competencia no se convierta en un conflicto por malentendidos”. Xi, por su parte, ofreció un indicio de una posible voluntad de reducir las tensiones durante la reunión con el cofundador de Microsoft, Bill Gates, ocasión en la que manifestó “que Estados Unidos y China pueden cooperar para beneficio de los dos países”.
“Creo que la base de las relaciones chino-estadounidenses radica en la gente”, dijo Xi a Gates. “Bajo la situación mundial actual, podemos llevar a cabo diversas actividades que beneficien a nuestros dos países, a la gente de nuestros países y a toda la raza humana”, agregó.
Desde la cancelación del viaje de Blinken en febrero, ha habido algunos pocos compromisos de alto nivel. El jefe de la CIA, William Burns, viajó a China en mayo, mientras que el ministro de Comercio de China viajó a Estados Unidos. Encuentros, sin embargo, marcados por una dura retórica y la permanente denuncia estadounidenses de que Beijing está tratando de impulsar su capacidades de vigilancia en todo el mundo.
“Vinimos a Beijing con un enfoque realista y confiado, y un deseo sincero de manejar nuestra competencia de la manera más responsable posible”, dijo Daniel Kritenbrink, el principal diplomático estadounidense para Asia Oriental y el Pacífico. Por su parte, Kurt Campbell, principal experto en Asia del Consejo de Seguridad Nacional, dijo que “la competencia intensa requiere una diplomacia intensa si vamos a manejar las tensiones. Esa es la única forma de aclarar las percepciones erróneas, señalar, comunicar y trabajar juntos donde y cuando nuestros intereses se alineen”.
(Con información de AFP)