"Asalta el banco y comparte con el cantegril", dice la canción de Daniel Viglietti en referencia a Nelson "Chueco" Maciel. Delincuente de alta talla, héroe entre los pobres y víctima de la represión por parte del Estado: a Maciel lo vistieron de distintos personajes. Para Rodolfo Ponce de León, exfuncionario judicial, la faceta de luchador social y combatiente político del Chueco "es todo mentira".
Nelson Maciel nació en Tacuarembó y a temprana edad se trasladó con su familia a Montevideo en busca de una vida mejor. Se instaló en un cantegril ubicado en la actual zona del barrio Marconi y desde entonces se ha convertido en una leyenda vinculada con el delito. Mientras algunos lo tildaron de peligroso, otras voces --como la de Viglietti- se alzaron a favor de quien parecía robar en beneficio de dar de comer a sus vecinos.
Ponce de León, invitado al programa Off The Record de NSTV, estuvo a cargo de tomar testimonio a Maciel en reiteradas detenciones a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970. El exfuncionario, que publicó en el semanario Marcha una carta para advertir sobre el riesgo de convertir a un delincuente común en un héroe, sostuvo que la canción de Viglietti no es reflejo de la realidad.
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Entre otras cosas, es esa versión de compañerismo con los vecinos del cantegril, retratada en la canción del músico que acaba de morir, la desmentida por Ponce de León. Entre las pruebas, se encuentran dos ataques de bala al Chueco por parte de otros delincuentes en abril de 1968 y en febrero de 1969.
En la misma línea del testimonio de Ponce de León, tampoco los diarios de la época dan fe de esa presunta heroicidad en torno a Maciel. El Popular, correspondiente al Partido Comunista, lo presenta como un delincuente común y como "un infanto juvenil". Otro diario de la época lo reconoce también como un "peligroso delincuente".
Viglietti, en tanto, no solo le dedicó una canción, sino que también relató de voz propia en más de una entrevista que Maciel había sido ejecutado en una camioneta por la Policía.
Según El Popular, el último día de Maciel comenzó con el asalto -acompañado por otros dos delincuentes- a un guarda de ómnibus en la calle, a quien obligaron a ir hasta su casa en busca de más dinero. Al llegar, obligaron a la mujer del guarda a abrir la puerta, robaron más dinero y una batidora. Antes de irse, hirieron al funcionario de la vieja empresa de transportes Amdet (Administración Municipal de Transportes Colectivos de Montevideo).
Poco después fueron detenidos por una patrulla policial y a Maciel lo mataron efectivos policiales como respuesta a sus actos anteriores. En el mismo relato, el diario comunista asegura que Maciel robaba a gente de su barrio.
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