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Finanzas personales: el mayor riesgo al que nos enfrentamos

Los cuatro principios para mejorar el bienestar financiero de las personas
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03 de octubre de 2019 a las 14:13

Tenemos tantas necesidades, desafíos y deseos. Con frecuencia únicos y diferentes como lo somos las personas. Pero hay ciertos principios que, salvo que se encuentre en el 0,5% de la población que tiene su situación financiera totalmente resuelta, si se siguen, mejoran nuestro bienestar financiero.

Las acciones se pueden resumir en los cuatro principios que se detallan a continuación, cada uno acompañado de tres acciones concretas.

Vive con menos

Está relacionado con la forma en la que gastamos el dinero. Con tomar decisiones de gasto inteligentes, meditadas, planificadas.

Uno no es consciente de la cantidad de decisiones que se toman todos los días. Por ejemplo: ¿por las mañanas me hago un café en casa o lo tomo en un bar? ¿Me compro un auto que vale 10 o uno de 25? ¿Ahorro o juego a la lotería? ¿Quién no tiene un par más de zapatos del que precisa? Son decisiones individuales que se van sumando a lo largo del tiempo y que, acumulativamente, hacen una gran diferencia.

El primer paso es armar un presupuesto. Es decir, hacer un plan. Y seguirlo. Estudios muestran que si se hace un plan y se pone por escrito, las posibilidades de lograrlo son 70% superiores.

La idea básica de un presupuesto es organizarme y manejarme con lo que gano.

Estimar bien un presupuesto requiere tiempo, práctica y varias iteraciones. Se comienza por cuantificar los egresos y luego asignarlos a los siguientes rubros:

  • ahorro
  • gasto en necesidades (como alquiler, alimentación y vestimenta)
  • gasto en deseos (salir a comer, ir al cine, viajar o comprarme un nuevo par de zapatos).

Los gastos –que es lo que en el corto plazo está más bajo mi control– es conveniente, también, priorizarlos.

Van a haber desvíos. Si hay gastos inesperados, lo ideal es ese mes gastar menos en deseos y no reducir el ahorro.

Revisa tus gastos contra tu presupuesto. Si tus egresos sobrepasan tus ingresos hay que tomar medidas. La realidad es más fuerte que la voluntad. Es matemática: si las cuentas no cierran tengo que hacer una juste.

Y también revisa el presupuesto, porque las necesidades van cambiando

¿Cuanto gastar en cada uno? Va a depender de muchas cosas. Una regla de oro que los Norteamericanos usan como referencia es 20% ahorro, 50% necesidades y 30% deseos.

Maneja los riesgos

No tenemos planeado chocar pero aún así contratamos un seguro para accidentes. Es con la misma lógica que debemos proteger nuestras finanzas personales.

Lo primero es tener un fondo de emergencia. Un fondo para cuando pasa algo inesperado: una enfermedad, pérdida de empleo o para arreglar el techo de la casa, si se rompe. Es algo que nos puede pasar en cualquier momento y a cualquier edad. En Estados Unidos –donde hay estadísticas para todo– hallaron que la principal causa de bancarrota familiar es porque el jefe de familia se enfermó y no tienen una reserva para mantenerse durante ese tiempo.

¿Cuánto apartar? Depende. Se mide en cantidad de meses. Si la familia tiene un solo sostén del hogar es necesario tener apartado ahorros por el equivalente de, al menos, 4 a 6 meses de vida.

Es una suma considerable, por ello hay que empezar cuanto antes. El ahorro regular ayudará a alcanzar el objetivo. Hay que pensarlo como el pago de la cuenta de la luz (se paga siempre porque sino la cortan). Y si se percibe un ingreso suplementario o inesperado, automáticamente se aparta una parte.

Tener un fondo de emergencia no solo es una manera de manejar el riesgo. Es una forma de crear tranquilidad – para ti y tu familia- y de sobrellevar mucho mejor eventos inesperados.

El segundo componente de manejar los riesgos es cómo y cuando endeudarse. El manejo prudente de la deuda y del crédito.

Es natural endeudarse para compras como la casa habitación, pero no es aconsejable hacerlo para comprar cosas que no se precisan – sobre todo si son compras impulsivas y onerosas.

De haber diferentes opciones de tomar crédito, concentrar el mismo en aquél con menor tasa y mejores condiciones. Pagar deudas a tiempo, no llegar al límite de crédito ni cuotas mayores a las que razonablemente se pueden pagar. Endeudarse en la moneda en la que están los ingresos. 

Y, el tercero, evitar fraudes. Cuidando la información personal para que no se hagan gastos con nuestra tarjeta de crédito o transferencias desde nuestras cuentas bancarias, y revisando regularmente el resumen de cuenta.

Si recibes un mail de alguien desconocido que te ofrece regalarte algo a cambio de dar tu información personal– no lo hagas. Si parece muy bueno para ser cierto, probablemente no sea cierto.

Invierte en ti

Algo tan intuitivo pero que olvidamos tan fácilmente: uno es su principal activo. Hay que cultivarlo y cuidarlo. Si se hace, redundará en mayor bienestar – no solo financiero.

Las acciones de este principio son invertir en educación, para poder tener un buen trabajo y bien remunerado. La evidencia es contundente: aquellos mejor preparados y que realizan educación continua no sólo tienen mejores trabajos sino que tienen mayor probabilidad de estar empleados y mantenerse empleados.

Refiere a invertir en salud, para estar sano, poder trabajar y generar ingresos. Y esto implica lo que todos sabemos pero no siempre hacemos: realizar ejercicio, tener una alimentación saludable y hacerse regularmente chequeos médicos.

Y tener la mentalidad adecuada (bienestar emocional). Es más fácil alcanzar los objetivos si se tiene la mentalidad apropiada.

Investigaciones mostraron que el dinero solo explica pequeñas variaciones en felicidad. Estudios hechos a personas exitosas económicamente y aquellos que viven en condiciones precarias muestran que la perspectiva como uno ve las cosas y las relaciones que se cultivan tienen más que ver con la felicidad que el dinero.

Y que una vez que uno supera el mínimo que se precisa para sobrevivir y tener cierto nivel de confort, gastos incrementales no agregan satisfacción y bienestar. De hecho, personas que no están conformes gastan de más para buscar satisfacción.

Invierte para ti

Es invertir los ahorros para lograr los objetivos financieros planteados. Refiere a identificar los activos en los que financieros invertir. Y comenzar a hacerlo temprano, para poder aprovechar el poder del interés compuesto. Tópicos que nos van a ocupar extensamente en futuras columnas.

Cuando me dirijo de un lugar a otro me apoyo en un mapa; con mucha más razón debo definir el destino y trazar una hoja de ruta para mis objetivos más importantes. De ello se trata bienestar financiero: tener objetivos financieros y un plan para cumplirlos. Para lograr una vida financiera saludable.

Requiere práctica, planificación y disciplina. Al principio lleva tiempo pero luego se convierte en un hábito. Práctica hace la perfección.

Y vale la pena. El tener el control de mi vida financiera es muy empoderante, ayuda a vivir mejor y a dormir más tranquilo.

 

Nota: Los principios y sus acciones concretas son tomados de investigaciones de la Fundación ASFIP (Atlanta Society of Finance and Investment Professionals)

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