“¡Gracias a cada uno de los que nos ayudaron a rescatar el patriotismo, que rezaron, rezaron, salieron a las calles, dieron su sudor por el país que va bien y le dieron a Bolsonaro la mayor votación de su vida! ¡Levantemos la cabeza y no renunciemos a nuestro Brasil! ¡Dios al mando!”, con este tuit, Flavio Bolsonaro, hijo del presidente brasileño, fue el primer miembro de la familia en hacer una declaración después de la derrota en las elecciones de este domingo.
Desde la confirmación por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de que Lula volverá a gobernar el país a partir de enero, Jair Bolsonaro ha permanecido en silencio.
El presidente se refugió primero en el Palacio da Alvorada, la residencia oficial, y luego se dirigió en un convoy hacia el Palacio do Planalto, sede del Ejecutivo.
Allí se reunió con el líder del gobierno en la Cámara de Diputados, Ricardo Barros, que tampoco habló con la prensa.
Bolsonaro todavía no se ha comunicado con Lula para reconocer el resultado electoral, como es tradición. Su silencio resulta aún más significativo porque durante toda la campaña previa a las elecciones nunca dijo si aceptaría el resultado en caso de una derrota en las elecciones, sino que solo reconocería unos comicios que considerara “limpios”, tras hacer acusaciones sin pruebas y ya refutadas sobre la seguridad de las urnas electrónicas.
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