Aunque casi desaparecidas en Francia desde la década de 1950 e inofensivas desde el punto de vista epidemiológico, las Cimex lectularius, popularmente conocidas como chinches o chinches de las camas, invadieron en las últimas semanas el transporte público, cines y hospitales de París, aumentando el malhumor social en la capital del país.
La plaga, que ha resurgido en las últimas tres décadas debido a la alta densidad de población y al incremento de la frecuencia del transporte público, derivó en que viajeros asqueados subieran a las redes sociales videos de los pequeños insectos chupasangre, imágenes que rápidamente se viralizaron y obligaron a las autoridades a encarar el asunto.
Los videos de la chinches en los trenes de alta velocidad, en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle y otras estaciones emblemáticas de la “Ciudad Luz” hizo que la alcaldesa de la capital francesa, Ana María Hidalgo Aleu, pidiera ayuda al Gobierno nacional para lanzar una “contraofensiva” mediante la creación de una “fuerza especial”.
El tema, que rápidamente ocupó espacio en los principales medios locales y nacionales, derivó en que el ministro de Transportes, Clément Beaune, prometiera en la red social X, antes conocida como Twitter, que reunirá a los operadores del transporte público la próxima semana "para informarles sobre las medidas adoptadas” con la finalidad de llevar “tranquilidad y proteger a la población”.
Las chinches, normalmente activas después de la puesta de sol, con un pico de alimentación antes del amanecer, pero que pueden intentar alimentarse a cualquier hora si se les da la oportunidad, son un tema recurrente en los últimos años en Francia. Las autoridades sanitarias estiman que uno de cada diez hogares ha tenido problemas con ellas.
Los sanitaristas señalan que la eliminación o control de las odiosas y molestas Cimex lectularius cuesta varios cientos de euros a los hogares parisinos, una operación que a menudo debe repetirse. El tema escaló al punto que la presidenta del grupo parlamentario del partido Francia Insumisa, la izquierda radical, reclamara “un plan de urgencia” y reconocer a las chinches “como un problema de salud pública".
Mientras se espera que la próxima semana comience la anunciada contraofensiva mediante la prometida fuerza especial, la Agencia Nacional de Salud Pública de Francia en coordinación con sus pares regionales recomendó a la gente que compruebe sus camas de hotel cuando viaja y que sea precavida a la hora de meter en su casa muebles de segunda mano o colchones usados.
Según la agencia, la aparición de los pequeños artrópodos, que pueden llegar a medir unos siete milímetros, no tiene relación con los hábitos de higiene. “Todos podemos vernos afectados”, advirtió el Gobierno nacional en una página web dedicada al problema, donde proporciona consejos a los ciudadanos para combatir a la plaga, que rápidamente se extiende en París.
Aunque no constituyen un vector de transmisión de agentes infecciosos, sus picaduras suman un factor más de irritación al ya encendido malhumor social que se registra en París, una ciudad en la que, al igual que en el resto de Francia, un amplio sector de la población dice sufrir angustia psicológica, ansiedad y depresión por la situación económica, a lo que ahora suman el riesgo de no poder conciliar el sueño por culpa del diminuto insecto.
(Con información de AFP)
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