Fundador de Whatsapp: "Vendí la privacidad de mis usuarios"

Acton habló sobre las idas y vueltas que experimentó en la transición de convertir su empresa, hasta ese momento independiente, en propiedad de Facebook. Puso de manifiesto que fue al pérdida de independencia lo que motivó su salida y la de los fundadores de Instagram. 

El problema era que ni él ni su socio, Jan Koum, veían con buenos ojos las intenciones de Facebook de monetizar Whatsapp mediante técnicas que rompiesen la estabilidad del producto. Sugerencias como un pago único tras un período de prueba gratuito tampoco contentaban a la empresa de Zuckerberg por su poca estabilidad con el paso del tiempo. Una monetización mesurada y consecuencia con el usuario no era suficiente para Facebook, que buscaba más, aseguró Acton a Forbes. 

Cuando Facebook compró Whatsapp, sus intenciones eran las de poder convertirlo en un negocio rentable. La base de usuarios la tenían, pero requerían sacarle beneficio. Eso pasaba, en definitiva, por flexibilizar la política de anuncios en WhatsApp, algo en lo que los cofundadores no estaban dispuestos a ceder.

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Por ahora, la aplicación había servido a Mark Zuckerberg para ganar una base de 1.500 millones de usuarios, que exponencia los datos almacenados por la compañía, cruzándolos con los perfiles de Facebook e Instagram. Sin embargo, la monetización había sido dejada parcialmente de lado.

"Al fin y al cabo, había vendido mi compañía. Vendí la privacidad de mis usuarios por un beneficio mayor. Hice una elección y un compromiso. Y vivo con eso todos los días", expresó Acton. Y es que una vez que Facebook pasó a ser "madre" de Whatsapp, lo que Acton y Koum querían para su "bebé" poco importaba a los empresarios.

"Son empresarios, son buenos empresarios. Simplemente representan un conjunto de prácticas comerciales, principios y ética, y políticas con las que no necesariamente estoy de acuerdo", aseguró. 

Acton contó que cuando ellos dos proponían ideas para ganar dinero, los dirigentes de Facebook las descartaban por poco agresivas, escalables y, por tanto, por ofrecer menos promesas de beneficios.

Vidas separadas

Acton y Koum llevan ahora dos vidas separadas, tras una relación empresarial que los mantuvo unidos casi diez años. El primero se enfocó en Signal Foundation, el resultado de lo que antes era la aplicación de mensajería centrada en la privacidad gracias a su donación particular de US$ 50 millones. 

Además de esto, Acton también está involucrado en diversos proyectos sociales. Por su parte, Koum está viviendo de las rentas que supone haber constituido una de las plataformas más relevantes de los últimos años de manera diametralmente opuesta a su antiguo compañero. En la actualidad se dedica a coleccionar distintos modelos de Porsche y a vivir una suerte de retiro alejado de los focos mediáticos y la industria tecnológica.