Tensiones entre EEUU y Rusia en Siria

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Incidentes con drones en Siria avivan las tensiones entre Rusia y Estados Unidos

En la última semana, aviones de combate rusos dañaron dos drones norteamericanos, sumándose a otros hechos similares en julio que ponen en peligro los acuerdos de distensión establecidos desde 2015 para evitar los conflictos
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31 de julio de 2023 a las 05:03

Las crecientes tensiones entre Estados Unidos y Rusia aumentaron a lo largo de la semana transcurrida cuando en dos incidentes distintos dos aviones no tripulados (UAV) MQ-9 Reaper norteamericanos que volaban sobre Siria resultaron dañados por bengalas lanzadas por aviones de combate rusos.

En un incidente, la acción del avión ruso dañó la hélice del dron, pero no hizo que se estrellara, en una reedición de un episodio similar sobre el Mar Negro en marzo cuando el dron se estrelló después de una colisión con un avión ruso.

En un segundo incidente, en el noroeste del país, aviones rusos dañaron una de las alas del UAV norteamericano y en esta ocasión también el dron no se estrelló y pudo regresar a su base.

Esto hace un total de seis incidentes en julio que involucran aviones rusos y estadounidenses. Los enfrentamientos son un recordatorio de los peligros potenciales de las fuerzas que operan muy cerca unas de otras en Siria, y plantean la pregunta de por qué Estados Unidos sigue operando en un país sobre el que no tiene un mandato legal establecido, según afirma el historiador por la Universidad de Chicago Daniel Larson, columnista habitual de Responsible Statecraft y editor de Antiwar.  

Las fuerzas rusas y estadounidenses han estado operando en el territorio y en el espacio aéreo sirio al mismo tiempo desde la intervención rusa de 2015 del lado del gobierno sirio, y durante la mayor parte de ese tiempo se han adherido a las reglas de distensión diseñadas para evitar accidentes entre ellas.

Los últimos episodios, junto con otros incidentes a principios de año, sugieren que estas reglas están comenzando a resquebrajarse a medida que la guerra en Ucrania daña las relaciones entre Estados Unidos y Rusia en el resto del mundo.

Moscú también alega que los aviones estadounidenses han estado violando repetidamente las reglas de distensión y los culpa por los incidentes. Es posible que estos incidentes sigan siendo relativamente aislados o que sean el preludio de una creciente hostilidad e incluso de un conflicto directo.

El enfoque de la cobertura mediática de estos incidentes ha sido cómo podría responder Washington, pero esto pasa por alto la pregunta más importante de por qué todavía hay aviones militares de Estados Unidos sobrevolando Siria años después de la derrota del Estado Islámico (ISIS).

La justificación oficial es que Estados Unidos está ayudando a atacar los restos de ISIS. Sin embargo, el objetivo de buscar la “derrota duradera” del grupo ha encerrado a los militares en una misión abierta que tiene poco o nada que ver con la seguridad nacional propia.

Perseguir esa misión también ha significado que las fuerzas estadounidenses sean atacadas en tierra por milicias vinculadas a Irán o se vean envueltas en situaciones cercanas en el aire con aviones rusos. Estados Unidos puede ganar muy poco con sus operaciones militares en Siria, y los riesgos de una escalada tanto con Rusia como con Irán son una preocupación seria.

Según Larson, todo indica que sería más prudente salir de Siria ahora antes de que haya un incidente que se cobre vidas, porque en ese caso aumentará el peligro de escalada y será mucho más difícil salir si eso sucede. Afortunadamente, ha habido relativamente pocos miembros del personal estadounidense heridos o muertos como resultado de enfrentamientos anteriores, pero no hay razón para seguir tentando a la suerte. No se debe esperar que nadie arriesgue su vida por una misión confusa y no autorizada en un lugar donde Estados Unidos tiene muy poco en juego.

En Washington prevalece la idea de que no deben retirarse las tropas de otro país incluso cuando su presencia continua ya no sirve a los intereses de Estados Unidos por miedo a crear un “vacío” que supuestamente sería “llenado” por los adversarios.

Quienes formulan las políticas adhieren a esa idea y evitan así que Estados Unidos proceda a reducir los despliegues innecesarios de equipos y personal que por otra parte pueden ser necesarios en otros lugares.

Como ha explicado Ben Friedman, de Defense Priorities, el miedo a dejar atrás un “vacío” está fuera de lugar: “Hoy en día, los lugares a los que se envían las tropas estadounidenses para estabilizar tienden a ser estratégicamente poco importantes o irrelevantes, es decir, no son territorios valiosos para que los adversarios puedan explorarlos. Por lo tanto, los esfuerzos extranjeros para explotar cualquier posible vacío creado por una salida de Estados Unidos no dañarán la seguridad del país”.

No era importante para la seguridad estadounidense que gobernó el este de Siria hace quince años, y no es importante ahora. Estados Unidos puede darse el lujo de irse de Siria fácilmente, y los costos de quedarse superan cualquier beneficio perceptible. Si los costos ahora van a incluir enfrentamientos de rutina con las fuerzas respaldadas por Rusia e Irán, son incluso más altos que antes.

El profesor Larson afirma que, dado el intenso ambiente antirruso en Washington, los incidentes con drones probablemente harán que la administración se vuelva a comprometer con la misión en Siria y posiblemente incluso envíe refuerzos adicionales. Tal como están las cosas, Washington ya está expandiendo su presencia en el Medio Oriente con más tropas y aviones que se dirigen al Golfo Pérsico.

Mientras tanto, los ejércitos de Estados Undios y Rusia deben trabajar juntos para restaurar las reglas de eliminación de conflictos que habían funcionado bien en los últimos años. Si bien habrá una tentación de tomar medidas punitivas contra Rusia, esto debería resistirse en aras de la desescalada. Si hay partidarios de la línea dura del lado ruso que esperan atraer a Estados Unidos para que reaccione de forma exagerada, sería una tontería darles justamente lo que ellos quieren.

Demócratas y republicanos comparten la culpa de la presencia militar ilegal en Siria. Los presidentes de ambos partidos la han continuado y los miembros del Congreso de ambos lados han permitido que el ejecutivo libre allí una guerra no declarada e ilegal. Los intentos de algunos legisladores para exigir la retirada de las fuerzas estadounidenses en Siria no han tenido éxito.

El representante demócrata por Nueva York Jamaal Bowman ha presentado una nueva enmienda a la ley de Autorización de la Defensa Nacional (NDAA) que prohibiría la financiación de la presencia militar estadounidense en Siria después de un año en ausencia de autorización del Congreso.

Larson remarca que la presencia militar norteamericana en Siria es uno de los escenarios restantes de la “guerra contra el terror” que no ha terminado. Las fuerzas estadounidenses aún participan en hostilidades y están expuestas al riesgo de ataques a pesar de la falta de una autorización del Congreso adecuada o un mandato internacional para su misión. Tanto por motivos legales como políticos, esta política debería desecharse debido a la inutilidad de su presencia y fundamentalmente por la posibilidad de una escalada con las fuerzas rusas en un marco global signado por la guerra en Ucrania.

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