La informalidad se compone de núcleos duros, como la construcción y el trabajo doméstico o de jubilados que se encuentran en actividad.

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La informalidad bajó en 2022, pero no deja de ser “un drama” que Uruguay debe enfrentar

El ministro Mieres reconoció que se debe seguir “estudiando” el fenómeno, mientras que expertos muestran escepticismo sobre la tendencia a la baja de la informalidad de cara a los próximos años
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06 de febrero de 2023 a las 05:04

Los últimos años le permitieron dar buenas noticias sobre el empleo al gobierno de Luis Lacalle Pou. Después del freno que provocó la pandemia por covid-19 en la economía, el 2021 cerró con la creación de 59 mil puestos de trabajo y el 2022, con 32 mil.

El mercado de trabajo se mostró recesivo durante la primera parte de 2021, pero, al finalizar, la generación de empleo se mantuvo por encima de su promedio. Por el contrario, el empleo en 2022 logró estabilizarse, y, si bien se logró sostener, se crearon prácticamente la mitad de empleos que el año anterior.

De todos modos, “el empleo se ubica en niveles superiores a la prepandemia e incluso se han recuperado aproximadamente la mitad de puestos de trabajo que se perdieron entre 2015 y 2019”, aclaró el último boletín sobre macroeconomía que elaboró el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED).

Los datos sobre la informalidad laboral de 2022 también se celebraron en la actual administración. Esta tasa se ubicó en 20,9% a año cerrado, por lo que se ratificó la baja que venía registrando en las últimas estimaciones.

La informalidad no había podido romper su piso del 25%, marca que conoció en 2014 luego de una sostenida baja desde el 2006, durante el primer período de gobierno de Tabaré Vázquez y el de José Mujica.

"En los últimos 15 años hubo un avance muy importante en este sentido: mientras la informalidad en el 2006 era cercana al 35%, descendió duro hasta el 2014 a raíz de la bonanza económica que vivió el país en ese entonces", explicó el economista y director ejecutivo del CED, Agustín Iturralde, en diálogo con El Observador.

Según la perspectiva del economista, hay dos aspectos en los que se debe ahondar para comprender mejor este fenómeno. El primero es "conocer cuáles son los lugares de informalidad que aún permanecen en Uruguay" y el segundo es "conocer lo que pasó para que la informalidad haya bajado cuatro puntos durante y luego de la pandemia".

"No he visto buenas explicaciones al respecto que justifique esta baja en la informalidad; no parece que haya pasado algo tan excepcionalmente bueno que explique" este fenómeno, acotó el experto.

La informalidad se compone de núcleos duros, como la construcción y el trabajo doméstico o de jubilados que se encuentran en actividad.

El experto explicó que se ha avanzado en romper con la informalidad en los últimos tiempos y que la reforma jubilatoria que presentó el actual gobierno podrá ayudar a escarificar la composición de la población que se encuentra en esta situación.

El economista se mostró sorprendido con la baja en la informalidad "en este contexto".

Un problema estructural

La pandemia “aceleró la transformación de los tipos de trabajos calificados, en detrimento de los empleos de menor calificación. Los de mayar calificación tienden a ser más formales”, desarrolló el experto.

Sobre las proyecciones para este año, Iturralde explicó: "Cuando baja la informalidad, más difícil es seguirla bajando porque quedan núcleos resistentes" y es probablemente que esto implique políticas transversales, porque alrededor de esta población giran diversas problemáticas en torno al empleo de baja calificación.

Este asunto en particular configura "uno de los desafíos más grandes que va enfrentar Uruguay en el mediano y largo plazo", que implica, además de la informalidad en sí misma, a los trabajadores formales que están en la frontera y son propensos a caer en la informalidad y a la población que no tiene trabajo y necesitan conseguirlo. 

"Los tipos de trabajo no son para los trabajadores de baja calificación y, a su vez, los que se están destruyendo son los de ellos; esto es un drama para un país en el que el 60% de sus jóvenes no termina el secundario".

Incluir a los trabajadores de baja calificación implica una discusión seria para los próximos años que implican varias dimensiones: la laboral, la tributaria, de protección social, de costos laborales, concluyó el economista. 

Falta de políticas

La disminución de la informalidad "es un dato positivo, porque este es uno de los problemas estructurales más importantes que presenta el mercado laboral uruguayo", expresó, en tanto, el economista Hugo Bai, del instituto de investigación y formación Cuesta Duarte del PIT-CNT.

"Cuando arrancó la pandemia era esperable este comportamiento, debido a que la mayor parte de puestos de trabajo que se perdieron eran informales; se dio una suba de la formalidad en toda Latinoamérica durante la pandemia porque los trabajadores formales pudieron acudir a la red de protección social", agregó el experto.

Bai expresó que desde el instituto trabajaron para explicar a qué se debe esta baja de la informalidad en un contexto de recuperación de empleo, aunque aún no cuentan con una respuesta "contundente" al respecto.

"Este es un fenómeno multicausal", aseveró Bai, y agregó que parte de esos factores que identificaron fueron "el rol que jugó la protección social en la pandemia, una recomposición del empleo, y la valorización de la formalidad".

Iniciativas como los jornales solidarios y el plan ABC, por ejemplo, "son programas que contribuyeron a la generación de alrededor de 20 mil empleos formales, pese a su bajo salario y carga horaria", acotó Bai.

La baja de la informalidad entre 2005 y 2014 tuvieron que ver con "políticas públicas claras que se desplegaron durante ese período, como la negociación colectiva y la reforma de la salud", reflexionó el economista.

Sin embargo, actualmente "no se notó un despliegue de cambios estructurales" que contribuyan a acompañar la disminución de la informalidad en el futuro, acotó sobre lo que se deba esperar de cara a este año.

"En general se ha estancado el empleo, después de un desempeño muy bueno que se registró durante el segundo semestre de 2021 y, en cierta forma, el indicador de la informalidad tendió a estabilizarse, pese a su pequeña mejoría", concluyó Bai.

Un fenómeno que “hay que estudiar”

Para el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, es necesario señalar que la baja de la informalidad se dio en un contexto en que los puestos de trabajo crecieron. "Durante la pandemia bajaron los puestos de trabajo y, obviamente, la informalidad también bajó con la actividad general: las ferias francas se prohibieron, por ejemplo, y los vendedores ambulantes que aprovechaban los espectáculos culturales o deportivos no pudieron desarrollar su actividad durante ese tiempo".

"Ahora se trata de un fenómeno totalmente genuino porque la cantidad de ocupados es la más alta, por lo menos, desde el quinquenio anterior incluido, y, a su vez, la cantidad de cotizantes que figuran en el Banco de Previsión Social (BPS) está en su nivel más alto", aseveró Mieres.

El ministro explicó que la reducción de la informalidad se debe a que, en parte, a "una valorización del trabajo formal, que resultó de la crisis del empleo durante la emergencia sanitaria cuando los empleados formales recibieron el sostén que no tenían los informales"

Mieres espera que esta tendencia continúe a la baja para 2023 y que habla de "una reestructuración del empleo que es positiva porque hay más personas trabajando y la informalidad se redujo cuatro puntos".

El ministerio no sabe a ciencia cierta cuál es el perfil de los trabajadores que dejaron de ser informales, pero explicó que es un tema "a seguir investigando". Por otra parte, Mieres aseveró que ha aumentado el número de empresas unipersonales y que es probable que ese fenómeno sea otra de las razones.

A su vez, Mieres también explicó que esta realidad varía en función del departamento y que las tasas de informalidad de los departamentos limítrofes son superiores, por lo que "hay que focalizar políticas en la frontera".

Consultado sobre si se impulsará algún tipo de política en particular para disminuir la informalidad, Mieres expresó: "Hay que seguir trabajando, aunque Uruguay sea, por lejos, el país de América Latina con la tasa de informalidad más baja, estamos lejos de las de Europa".

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