Economía y Empresas > SALIDA DE LA CRISIS

Inversionistas extranjeros y el turismo impulsan un resurgimiento griego

Atenas es testigo de un auge inversionista, con la construcción de hoteles y otras edificaciones con vistas a la Acrópolis
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27 de marzo de 2019 a las 05:04

Menos de un año después de que Grecia saliera de un rescate internacional que costó miles de millones de euros, Atenas es testigo de un auge inversor. Hoteles nuevos y a la moda con vistas a la Acrópolis están poblando el horizonte. Los trabajadores de la construcción están despedazando viviendas porque sus dueños griegos necesitan dinero en efectivo, y las están convirtiendo rápidamente en propiedades en renta a corto plazo, casas nuevas y lujosas para extranjeros o inmuebles de Airbnb.

Miles de personas en busca de visa, una parte significativa de ellas inversionistas chinos que buscan bienes raíces en oferta, están llegando a esta capital, así como a las islas de Santorini y Corfú en busca de casas que les sirvan de base europea.

Tras la presión que ejerció la prolongada crisis financiera en Grecia, los propietarios locales están intentando sacar ventaja de la bonanza de inversiones, vendiendo apartamentos o rentando sus casas a turistas en un frenesí que está cambiando con rapidez el mercado de las viviendas.

Los recién llegados están persiguiendo las llamadas “visas doradas” de Grecia, las que han usado durante años otros países azotados por la crisis, como Portugal y España, para atraer inversionistas: una estrategia que busca avivar una recuperación económica. Gastar un mínimo de US$ 250.000 en una casa en Grecia garantiza una visa por cinco años que se puede renovar.

Grecia llegó tarde a la tendencia de compras mundiales —en parte porque su crisis de deuda fue muy funesta en 2011—, pero se ha convertido en un destino de moda para aquellos con suficiente dinero. En 2013, el gobierno comenzó a ofrecer visas doradas, las cuales también atrajeron a inversionistas de Rusia, Turquía y el Medio Oriente.

No obstante, el cambio radical llegó con un costo. Aunque elevar los precios de las propiedades beneficia a los dueños de las viviendas, los precios están desalojando a los arrendatarios. Las familias que aún tienen problemas para recuperarse de la crisis están saliendo de vecindarios de clase trabajadora a medida que llegan las empresas de demolición.

“Es como lo que pasó en Barcelona, donde todos se vieron obligados a salir del centro”, comentó María Dolores, una joven artista que vivió en esa ciudad antes de mudarse a Atenas hace cuatro años. En noviembre, Dolores y tres compañeros de apartamento fueron desalojados de un espacio en Atenas donde pagaban una renta de US$ 400 al mes, mientras el propietario sopesaba entre convertirlo en un Airbnb o venderlo a un extranjero.

Inversores chinos buscan bienes raíces en oferta en Atenas y las islas

Carrie Law, directora ejecutiva de Juwai.com, un grupo inversionista en bienes raíces con sede en Hong Kong, señaló que el país, que alguna vez fue un basurero económico, se ha convertido en uno de los principales destinos para la clase media china debido al programa de la visa dorada. Los chinos se sienten cómodos al ir a Grecia porque ya han invertido ahí algunas de las grandes empresas que posee el Estado chino, entre ellas Cosco, firma que es dueña de la mayoría del puerto de El Pireo en Grecia, comentó Law.

En Grecia, los precios de las propiedades se están recuperando de una caída del 40% que comenzó en 2010. Casi sale de la eurozona en 2015, pero la estabilidad ha regresado con lentitud, y ha resucitado la confianza y el turismo, el cual tuvo un auge el año pasado con una cifra récord de 33 millones de visitantes.

Los grandes inversionistas, entre ellos Thomas Cook y Wyndham Hotels, están derramando miles de millones de dólares en el sector turístico, y decenas de proyectos de hoteles y complejos turísticos están abriendo o están en marcha, de acuerdo con Enterprise Greece, la agencia gubernamental que está promoviendo la inversión y el comercio. “Estamos viendo que los inversionistas tienen una confianza renovada en Grecia”, comentó Grigoris Stergioulis, el director de la agencia.

Los inversores han intentado generar dinero en parte convirtiendo propiedades en inmuebles lucrativos de renta a corto plazo para turistas, los cuales se han cuadruplicado en cinco años, una situación que ha reducido el suministro de viviendas con rentas accesibles para el griego promedio. En Airbnb, cada vez se anuncian más propiedades en renta para turistas, y esto ha dado pie a que el gobierno considere posibles restricciones.

Argiro Fouraci, de 29 años, hace poco comenzó a rentar cinco apartamentos que habían sido de su familia durante años. Como una maestra que perdió su empleo durante la crisis, Fouraci tuvo problemas para arreglárselas hasta que empezó a ofrecer los apartamentos como inmuebles de Airbnb, en el popular vecindario de Koukaki, cerca de la Acrópolis. Fouraci mencionó que ahora gana unos US$ 400 al mes de cada apartamento, después de impuestos y cuotas de administración.

Los ingresos le sirven para cuidar a sus padres, quienes tienen 60 años cumplidos y cuyas pensiones fueron reducidas de manera drástica. Ellos, a su vez, apoyan al hermano de Fouraci, quien abrió una tienda de vaporizadores. “La mayoría de mis amigos siguen desempleados”, comentó Fouraci. “Ahora puedo ganarme la vida y ayudar a mi familia”.

La clase media china va a Grecia para hacer turismo

Ese mismo negocio ha mejorado la suerte de Stavros Siempos, de 53 años, el dueño de Pantopolion, una tienda en Koukaki que vende queso feta, aceitunas y otros productos tradicionales de Grecia. Muchos griegos se han ido del vecindario por el aumento de los inmuebles de Airbnb, reconoció Siempos. “Ya no tenemos vecinos griegos; tenemos vecinos de Airbnb”, admitió. Sin embargo, eso es bueno para el negocio, agregó. “Estamos mejor ahora, porque los turistas tienen dinero”.

A medida que Airbnb avanza en el sector inmobiliario del país, el programa de la visa dorada de Grecia ha abierto su mercado de viviendas y ha dado una nueva forma a su estructura de precios. Tras una revisión de los anuncios de propiedades, se puede ver que muchos de los apartamentos de tamaño mediano en Atenas, Thessaloniki y las islas griegas tienen el precio exacto de US$ 250.000, el mínimo necesario para que los compradores califiquen al programa de visado.

El programa ha atraído a unos 10.000 inversionistas de China, Rusia y otros países que no pertenecen a la Unión Europea, los cuales han producido alrededor de US$ 1.500 millones para el sector inmobiliario de Grecia en los últimos cinco años, de acuerdo con Enterprise Greece. Los inversionistas chinos representan más del 40% de los compradores de visas.
Los activistas han advertido que, cuando se combina con la proliferación de inmuebles de Airbnb, una crisis de viviendas amenaza a comunidades enteras.

Dolores, la artista que debe encontrar una nueva casa, dijo que un inversionista extranjero también había comprado un edificio donde vivía su empleadora, una organización no gubernamental. La agrupación, AMOQA, realiza investigación y promoción de arte y estudios sobre sexualidad y género. “Ahora, la empresa inversionista convertirá el edificio en apartamentos”, comentó Dolores. “Además de la gente y las familias, también están desplazando y desapareciendo del mapa los espacios colectivos y las redes de vecindarios”. “Es como un efecto dominó”, opinó. “Y los más vulnerables salen perdiendo”.

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