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John Bolton: la sorpresiva caída del viejo halcón

El tercer secretario de Seguridad Nacional de Donald Trump fue despedido en la víspera del 18 aniversario del ataque a las Torres Gemelas
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11 de septiembre de 2019 a las 05:04

No comprendía los cambios del mundo, analiza el Clarín de Buenos Aires. Atendía sus propias prioridades, consigna El País de Madrid. Logró algo insólito: desesperar a Trump, apunta EFE desde Washington. Lo lamentan en Florida los republicanos empecinados en sacar a Nicolás Maduro del poder, como recoge el Miami Herald.

Fue, en cualquier caso, una noticia sorpresa, que en estos tiempos se sabe por tuit y se replica por la misma vía. “Anoche (el lunes) informé a John Bolton que sus servicios ya no son necesarios en la Casa Blanca”, escribió el presidente. “Ofrecí mi renuncia y el presidente dijo ‘lo hablamos mañana’”, tecleó el halcón herido.

El mandatario estadounidense dejó claro que mantenía su propia guerra interna con su consejero de seguridad. "Estaba fuertemente en desacuerdo con muchas de sus sugerencias, al igual que otros en el gobierno, y por lo tanto le pedí a John su renuncia, que me fue dada esta mañana", abunda el tuit presidencial. 

Los tuits presidenciales sobre el despido  se conocieron menos de dos horas antes de una conferencia de prensa anunciada por la Casa Blanca y en la que tenía que participar Bolton junto a los secretarios de Estado, Mike Pompeo, y del Tesoro, Steven Mnuchin.

Entre esos otros en desacuerdo, que deslizó Trump, se ubicó muy rápido el secretario de Estado Mike Pompeo: "Muchas veces él y yo no estábamos de acuerdo, eso es seguro", dijo  durante la conferencia de prensa en la Casa Blanca, según apunta un despacho de la agencia AFP. "Trabajamos muy de cerca con el presidente", agregó, para subrayar un contraste con las formas de Bolton.

El País de Madrid, en una nota de su corresponsal Yolanda Monge en Washington, refiere que "diferentes fuentes" señalaron a medios de comunicación que bajo el mandato de Bolton, desde abril de 2018 hasta este 10 de setiembre, el Consejo de Seguridad Nacional "se había convertido en una entidad separada dentro de la Casa Blanca". Bolton dejaba de acudir a las reuniones y promovía sus propias iniciativas. Un halcón suelto, con las alas desplegadas.

La salida de Bolton ocurre luego de que el fin de semana Trump cancelara una reunión secreta programada en Camp David con los talibanes, con quienes Washington negoció durante varios meses un acuerdo de paz para Afganistán. 

Bolton, exembajador de Estados Unidos en las Naciones Unidas, fue notoriamente hostil a la mano extendida de Trump al líder norcoreano Kim Jong Un. Y poco antes de su llegada a la Casa Blanca, estimó que era "perfectamente legítimo" que Estados Unidos respondiera a la amenaza planteada por una Corea del Norte nuclear, "atacando primero".

Próximo a cumplir 71 años en noviembre próximo, hijo de un ama de casa, Virginia Clara Godfrey, y del bombero Edward Jackson Bolton, John Bolton se crió  en un barrio de trabajadores en Baltimore, Maryland. Ganó una beca para la Escuela McDonogh donde se graduó en 1966 y luego estudió derecho en la Universidad de Yale. Se licenció con la distinción summa cum laude en 1970. 

Y muy pronto comenzó su tránsito por las instituciones gubernamentales: pasante de verano del vicepresidente Spiro Agnew y después funcionario de las administraciones de Ronald Reagan y George W Busch, sin desatender por períodos su trabajo como abogado. Hizo migas con el senador conservador por Carolina del Norte Jesse Helms y fue construyendo su reputación de hombre duro y nacionalista, mientras la Guerra Fría daba paso a las guerras calientes de fin del siglo pasado y principios del XXI.

Su salida, escribe Marcelo Cantelmi, en el Clarín, "puede constituir mucho más que el resultado de los desencuentros que el hasta hoy asesor de Seguridad Nacional sostenía con el presidente Donald Trump". Las tensiones entre estos dos hombres, prosigue el analista, no suponen necesariamente miradas diferentes sobre cómo actuar en el mundo pero si "los separaba la oportunidad y la metodología"

Mientras en Florida esperan que la Casa Blanca continúe comprometiéndose "a hacer todo lo posible para deshacerse de (Nicolás) Maduro" como declaró el senador Rick Scott al Miami Herald, hay quienes aplauden el despido del viejo halcón.

El líder de la oposición demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo que la decisión de Trump de echar a Bolton "es solo el último ejemplo de su enfoque de gobierno por el caos".

El senador republicano Rand Paul saludó a viva voz la noticia. "El presidente tiene excelentes conocimientos sobre política exterior y la necesidad de poner fin a nuestras guerras interminables", tuiteó. "Debería ser aconsejado por quienes comparten su visión". 

Robert Malley, presidente de la organización International Crisis Group, recordó que desde la llegada de Trump a la Casa Blanca en 2017 dos voces le susurraban al oído: una que le recomendaba diplomacia y no quería conflictos y otra que presionaba por la beligerancia y advertía sobre el riesgo de parecer débil.  

"Con la partida de Bolton, la segunda voz sin duda perdió a su principal defensor. Esto podría crear nuevas oportunidades diplomáticas en Irán, Afganistán, Corea del Norte y Venezuela. Espero que el presidente las aproveche", destacó. 

 

 

 

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