El alto representante de la Unión Europea (UE) para Política Exterior, Josep Borrell, aseguró en Ramala que la guerra en Gaza “es el resultado de un fracaso colectivo político y moral de la comunidad internacional”.
Borrell llegó de visita a la capital de Cisjordania y brindó una conferencia de prensa en la capital junto al primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mohamed Shtaye. Alli dijo que las potencias llevan “demasiado tiempo” defendiendo verbalmente la solución de dos Estados “sin hacer lo necesario para aplicarla en la práctica” y “desatendiendo” un conflicto por el que israelíes y palestinos “están pagando un precio muy alto”.
Ahora, de acuerdo al político español, hay que transformar la “tragedia” –como definió el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre y lo que sucedió desde entonces tanto en Gaza como en Cisjordania– en un “impulso para lograr la paz”.
“Al menos sacó el asunto palestino del limbo y nos enseñó que no se puede dejar sin resolver. Nadie se estaba tomando en serio el problema y ahora no hay más solución que tomar cartas en el asunto. Al menos, hoy está en las portadas de los periódicos de todo el mundo”, dijo Borrell en Ramala, capital de la Cisjordania ocupada.
“La conciencia del mundo tiene que movilizarse para evitar un desastre mayor. Porque si no hay paz en Oriente Medio, tampoco estaremos seguros en casa”, afirmó Borrell, el primer representante de la UE en visitar la ciudad cisjordana desde el 7 de octubre, donde se reunió también con el presidente, Mahmud Abbas, y su ministro de Exteriores, Riad Al Malki, en el marco de la gira regional que comenzó el jueves en Israel.
Borrell insiste en que no cambia de discurso con los interlocutores, sino que “está diciendo lo mismo” en Israel y en Palestina.
Aprovechó su estadía en Ramala, la capital administrativa de Cisjordania y símbolo de la ANP, para explicitar su propuesta de que sea justamente la ANP la que retome el gobierno de Gaza, una vez consumado el derrocamiento político y militar de Hamás que Israel se marcó como objetivo.
“Quizás necesiten apoyo de la comunidad internacional, pero la ANP tiene que volver a Gaza”, señaló. “Digo la Autoridad Palestina, ustedes. Ya están allí, nunca abandonaron Gaza, ofrecieron servicios a la población y tienen la capacidad para seguir haciendo esta tarea”, dijo Borrell.
Se trata de una propuesta que parte de la base de una derrota de Hamás, cosa que no se sabe cuánto tiempo llevará, en caso de concretarse, ni cuántas víctimas puede agregar.
Según Borrell, la UE seguirá siendo su “principal contribuyente económico” y un “socio creíble y predecible”. Shtaye recogió el guante. “No somos ajenos a Gaza, es nuestro pueblo”, dijo tras subrayar que la ANP “dio agua y electricidad, construyó hospitales y pavimentó las calles” de la Franja.
Efectivamente, la ANP gobernó Gaza desde los Acuerdos de Oslo de 1993 hasta que Hamás tomó el poder de la Franja en 2007, con lo cual los palestinos tienen dos gobiernos paralelos en dos territorios distintos. Ambos se reclaman legítimos: el de Hamás en Gaza, por haber ganado las elecciones un año antes, y el de Cisjordania, por su reconocimiento internacional.
En el caso de que Israel triunfara sobre Hamás, según Shtaye, “el día después no debe haber una geografía separada en cuanto a autoridad”. Y reclamó un “programa con un marco temporal para acabar con la ocupación” militar israelí.
“El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas puede ser el foro, con un papel central de la UE”, añadió. También Estados Unidos defiende el regreso de la ANP al poder en Gaza.
No es el caso de Israel, cuyo primer ministro, Benjamín Netanyahu, subrayó la pasada semana que, pese a las presiones internacionales, debe haber “algo distinto” en la Franja en el eventual día después. Netanyahu dijo que el ejército israelí mantendrá el control de la seguridad, efectuando redadas cuando quiera.
“No habrá Hamás. Tampoco una autoridad civil que eduque a sus hijos en el odio a Israel, en matar a israelíes, en eliminar al Estado de Israel. No puede haber una autoridad que pague a las familias de los asesinos en función de la cifra de asesinatos que hayan cometido. No puede haber una autoridad cuyo líder aún no condenó la terrible masacre del 7 de octubre. No puede ser”, dijo Netanyahu.
Borrell también se reunió con el ministro de Exteriores de la ANP, que le pidió que presione a Israel para que declarara un alto el fuego y permitiera la entrada urgente de ayuda humanitaria, según un comunicado del ministerio.
El viernes, por primera vez, se supo que Israel permitirá la entrada de dos camiones de combustible. La idea generó revuelo en los sectores más derechistas del gobierno de Netanyahu.
El asesor de seguridad nacional de Netanyahu, Tsaji Hanegbi, aclaró que la medida busca evitar el desarrollo de una pandemia que obligaría “a detener la guerra”, que responde a una “petición especial” de Estados Unidos y que no supone más del 4% del combustible que entraba a la Franja de Gaza antes del cerco completo declarado por Israel a raíz del ataque de Hamás.
(Con información de agencias)