El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pisó a fondo su acelerador el martes al anunciar la suspensión temporal del financiamiento de su país a la Organización Mundial de la Salud, el órgano que debe liderar los esfuerzos mundiales contra la pandemia que azota a más de 190 naciones.
El mandatario, que ya había esbozado algunos cuestionamientos previos a la OMS, acusó al organismo de "no obtener, examinar y compartir información de manera oportuna y transparente", lo que era su "deber básico" y por lo cual tendría que "rendir cuentas".
El brote, dijo, podría haberse contenido "con muy pocas muertes" si la OMS hubiera evaluado objetivamente la situación en China, un país que según el mandatario estadounidense tiene demasiada influencia en este organismo de las Naciones Unidas.
Más allá de si lo avala toda la razón o una parte de ella, el presidente Trump produjo un abrumador consenso en su contra en la comunidad mundial, que advierte lo inoportuno de su decisión de detener los fondos, estimados en US$ 400 millones anuales, a la OMS, sobre un presupuesto bianual de US$ 6.000 millones.
Además de abrumador, el consenso es extraordinario, porque reúne a Rusia, China e Irán con Alemania, Francia y Reino Unido, también a la Unión Africana con la Unión Europea, además, claro está, del jefe de la ONU, Antonio Guterres, y del director de la atacada OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesu.
Hasta Bill Gates, uno de los principales patrocinadores privados de la OMS, quien comentó que al anunció de Trump es tan "peligroso como suena". Y añadió en un tuit que "si el trabajo (de la OMS) es detenido, no puede reemplazarla ninguna otra organización. El mundo necesita a la OMS".
El diario The Guardian excarba este miércoles en la crítica principal del mandatario en el sentido de que la OMS fracasó en investigar informes creíbles de fuentes de Wuhan sobre el brote del virus y su transmisión persona a persona lo que ya se sabría a mediados de enero.
El diario londinense apunta que desde el 10 de enero en notas de orientación técnica habría advertido a Estados Unidos y a otros países sobre el riesgo de transmisión entre humanos. El 22 de enero, de acuerdo al balance presentado por la OMS en su sitio web, se advierte, sin embargo, que "son necesarias otras investigaciones para comprender el mecanismo pleno de esta transmisión".
La declaración del coronavirus como "una emergencia de salud pública de alcance internacional" ocurrió el 30 de enero. Trump el 10 de febrero, tras alabar el trabajo realizado por las autoridades chinas en el combate a la epidemia, comentó que el calor mataría el virus. "Como ya dije, reitera, para abril o durante el mes de abril, el calor habitualmente mata a este tipo de virus".
Un comentario que en esa oportunidad corrigió con sutileza el director del Instituto de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos, Anthony Fauci. "Cualquier tipo de predicción sería inoportuna porque quedan muchas incógnitas", dijo el experto.
The Guardian recuerda que el 27 febrero, casi un mes después de la emergencia declarada por la OMS, y a pesar de las múltiples advertencias de las agencias de inteligencia y de sus propios asesores, Trump insistió. "Va a desaparecer. Un día, es como un milagro, desaparecerá".
En la misma fecha, el presidente aseguró que su país estaba preparado para "cualquier circunstancia" y que "no había que hacer nada que invite al pánico".
Lo primero no resultó tan cierto, como ha mostrado el acelerado desarrollo de la pandemia en los Estados Unidos, y lo segundo, evitar el pánico, se ha convertido en una dolorosa certeza en ciudades como Nueva York, que es el epicentro del virus en el país.
Una nota publicada en El Observador el pasado 20 de marzo comparaba los casos de Corea del Sur y Estados Unidos, que identificaron los primeros casos del virus en fechas similares de finales de enero. Y ponía el énfasis en la capacidad desarrollada por el país asiático por hacer pruebas de diagnóstico de la presencia del virus.
Para finales de febrero, Corea del Sur había realizado cerca de 300 mil test, lo que le permitió identificar los contagios, aislarlos y frenar la propagación, para constituirse en una de las experiencias más exitosas en contra de la pandemia. En cambio, en Estados Unidos, para la misma fecha, solo había practicado 60 mil pruebas, entre una población casi siete veces mayor.
The Guardian cita a la experta Leslie Dach, quien se desempeñó como coordinadora global del virus del Ébola, y advierte que la decisión de Trump sobre los desembolsos a la OMS es un intento de distracción de la gravedad de la crisis del coronavirus y del fracaso "de su administración para preparar a nuestra nación".
El New York Times, en su versión en español, extiende su mirada más allá de este delicado episodio con la OMS y destaca como frente a un desafío global por la pandemia, prevalece en el liderazgo mundial una tendencia nacionalista que "socava los esfuerzos colectivos para controlar el nuevo coronavirus".
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